¿Cuándo un jefe tiene el síndrome de Procusto y por qué la empresa debe erradicarlo?

Así, podría desarrollar el síndrome de Procusto, ¿de qué trata? “Es una condición psicológica que posee una persona cuando sufre miedo de ser superado. En el mercado laboral, el superior hará todo lo posible para que un subordinado no pueda progresar”, señala al respecto Lucía Pérez, Directora del Global Máster en Recursos Humanos de EAE Business School.

El origen del término se remonta al mito griego de Procusto: un hombre amable y afectuoso que ofrecía refugio a solitarios viajeros en su humilde posada. Cuando estos descansaban plácidamente, este hombre aprovechaba para reducirlos de tamaño violentamente a tal punto de que los cuerpos de sus huéspedes se ajustaran exactamente a la magnitud de las pequeñas camas.

“Se da el síndrome de Procusto en una persona insegura, con problemas de autoestima, y por eso rechazará y le hará la vida imposible a los trabajadores que sobresalen”, refirió por su parte Manuel Cubas, President en Cornerstone.

¿Qué síntomas o conductas pueden asociarse al síndrome de Procusto? “Desvalorizan, gritan, aíslan, manipulan, estigmatizan, menosprecian, discriminan, acosan, ignoran, a veces, hasta difunden rumores, desvirtúan sus ideas o se las apropian. Son personas muy tóxicas que generan una gran desmotivación. No soportan que nadie más destaque”, enfatizó Pérez.

Otras conductas a tener en cuenta:

· Retiene o no revela la información necesaria para el equipo.

· Entorpece el desarrollo/crecimiento de la otra persona.

· Oculta y niega las habilidades/capacidades de algún integrante.

· Evita que su equipo tenga conversaciones relevantes con jefes/compañeros.

· Bloquea la asistencia de alguien del equipo a reuniones importantes.

· No permite que se aporten nuevas ideas.

· Dificulta el contacto con otros empleado/as para que no sobresalga.

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Lucía Pérez dimensiona las consecuencias negativas que trae tener en el equipo de trabajo una persona que sufre de esta condición:

a) Afecta la eficacia: porque afectar el clima laboral, reduce la consecución de los objetivos y por tanto los resultados económicos.

b) Fuga de talentos: el grado de satisfacción que experimentan los colaboradores y el nivel de desarrollo se irá esfumando y buscarán nuevos horizontes para poder brillar.

c) Disolución: rompe el nivel de confianza e identificación de los colaboradores con la organización, lo que origina en muchos casos, renuncias inesperadas.

Es por ello que el síndrome de Procusto se debe erradicar, subrayan los especialistas. “Al no permitir que los profesionales talentosos puedan seguir creciendo y ascender, estas personas hacen daño a la organización, por lo que hay que identificarlos”, refiere Cubas.

Para detectarlos, además de las señales mencionadas, Cubas refiere que toda organización debe hacer cada seis meses una evaluación de 360 grados, donde se pregunte a subalternos, pares y superiores del trabajador sobre las cosas que hace bien y cuáles debe dejar de hacer.

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Una vez identificado el integrante de la organización que puede tener el síndrome de Procusto, quedan algunos caminos por recorrer.

Lucía Pérez, de EAE Business School, refiere que el departamento de RRHH puede gestionar una cita con un especialista en terapia psicológica.

Otra alternativa sería encargarle proyectos donde trabaje solo o con el menor equipo posible, refiere Manuel Cubas. “Pero si no hay esta posibilidad o aún así no hay un cambio de actitud de la persona, se la debe desvincular, pues le está haciendo un daño a la organización”, remarca.

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