La adaptabilidad es la calificación clave del futuro, según señala Carl Naughton en su nuevo libro. El autor asegura que existen formas de entrenar esta capacidad a diario.
Los cambios suelen ser difíciles de asimilar. También, y especialmente, en el trabajo, la gente suele aferrarse a las rutinas más apreciadas y desear que todo siga como hasta ahora. Sin embargo, en la era del Nuevo Trabajo, esto se ha convertido casi en una ilusión.
Sobre todo durante la pandemia de coronavirus, los trabajadores se dieron cuenta de que las condiciones de trabajo pueden cambiar rápidamente.
Por eso, en su libro, el psicólogo empresarial y autor Carl Naughton considera a la adaptabilidad como “la competencia más importante del futuro”.
Naughton explica en una entrevista con dpa por qué esta habilidad es tan crucial y cómo cada uno puede ayudar a su propia adaptabilidad.
dpa: ¿Qué significa la adaptabilidad en concreto?
Carl Naughton: Puedo ilustrarlo con un ejemplo. Las empresas se enfrentan ahora al desafío de hacer volver a la oficina a los empleados que trabajaron principalmente desde sus hogares durante la pandemia. Pero muchos no quieren hacerlo.
Se trata de dos retos diferentes. Primero, capacitar a los empleados para que desarrollen de forma activa sus propios procesos de trabajo. Y segundo, dotar a los directivos de la competencia necesaria para dirigir equipos de forma virtual o híbrida.
Y la habilidad que se esconde detrás de ambos es la adaptabilidad, es decir, la capacidad de ajustar el propio comportamiento a las situaciones cambiantes, de avanzar de forma proactiva hacia los cambios que se avecinan.
dpa: De forma análoga con el coeficiente de inteligencia (IQ), usted habla en su libro sobre el coeficiente de adaptación (AQ). ¿Qué caracteriza exactamente a un AQ alto?
Naughton: Ser capaz de adaptarse con flexibilidad a situaciones que cambian rápidamente será cada vez más crucial a partir de ahora. Para estos cambios, a menudo radicales, imprevisibles y complejos, se necesitan sobre todo competencias personales, sociales y metodológicas.
Nuestra investigación demuestra que el AQ tiene tres clústers, pensar, sentir y actuar. En cada una de esas dimensiones existen diferentes características fuertes en cada persona. De hecho, hay personas que tienen fortalezas en las tres dimensiones.
La faceta cognitiva se trata de los pensamientos y de hacerse sensible a un cambio que se perfila. La segunda es la faceta emocional. Aquí hay que preguntarse: ¿Puedo hacer esto? ¿Soy lo suficientemente bueno para esto?
Y la tercera faceta se refiere al comportamiento. Se trata de preguntarse: ¿Con qué rapidez puedo adaptar mi comportamiento? ¿Cómo puedo diseñar mi entorno de tal manera que pueda trabajar y vivir en él de manera óptima?
dpa: La pandemia ha demostrado a muchos que es importante poder acostumbrarse a nuevas circunstancias. ¿Muchas personas siguen teniendo dificultades para adaptarse?
Naughton: Según mi opinión, durante la pandemia se demostró cuán necesaria es la capacidad de adaptación. Las personas que están más abiertas a los cambios tuvieron menos problemas para adaptarse rápidamente al teletrabajo. Están acostumbradas a afrontar diversos retos.
Pero las personas que no tienen este rasgo de personalidad experimentaron todo esto como un gran desafío. Les pilló desprevenidos justo donde tenían pocos recursos mentales.
Les faltaban la estructura de la jornada laboral en la oficina, la oficina como centro logístico, el comedor como estructurador de alimentos, incluso el principio y el final de la jornada laboral. Así que en muchos casos solo quedó claro el amplio grado de adaptabilidad que aún resta por entrenar.
dpa: ¿Y cómo se logra eso?
Naughton: Cada uno puede emprender el entrenamiento de su propia adaptabilidad. Hay varias técnicas de la psicología de la personalidad que pueden ayudar a conseguirlo.
Una técnica es, por ejemplo, la distancia psicológica, una idea que existe desde hace ya algunos años. En esencia, se trata de dos cosas, nosotros como persona y nuestro entorno.
La distancia psicológica influye en la forma en que nos representamos las cosas mentalmente. Las cosas lejanas se representan de forma relativamente abstracta, mientras que las cosas psicológicamente cercanas aparecen más concretas.
Un ejemplo. Imagine que está mirando la Tierra desde la luna. El objetivo es tener esa sensación de distanciamiento, de estar lejos.
Esa distancia psicológica bastante grande de su casa, de su lugar de teletrabajo, de su empresa, pone en un estado mental abstracto o psicológicamente distante que tiene todo tipo de efectos en su percepción del mundo. Afecta a su valoración de lo difícil que son las cosas, o incluso a cómo se ve a sí mismo.
dpa: Como profesional, ¿cómo puedo comunicar que la adaptabilidad es una de mis principales competencias?
Naughton: La comunicación proactiva no suele ser necesaria. El comportamiento adaptativo es una característica permanente. El director también lo nota. Pero lo que se puede hacer como individuo es promover la habilidad. Por ejemplo, ir a proponer: “Me gustaría convertirme en un embajador de la adaptabilidad en nuestro equipo”.
dpa: ¿La adaptabilidad no tiene límites? En otras palabras, ¿tengo que aceptar todos los cambios?
Naughton: Entiendo la pregunta, pero no se aplica realmente a la adaptabilidad. Es similar a la inteligencia, que tampoco tiene límite en el sentido de decir “ahora dejaré de pensar”.
Por supuesto, no se trata de decir “sí, estoy de acuerdo” cada vez que hay un cambio o una nueva situación. Pero alguien que tiene un muy bajo coeficiente de adaptación siempre dice que no.
Sin embargo, la mayoría de la gente tiende a situarse en algún punto intermedio de la escala. La posición ideal sería un poco a la derecha del centro, para que en situaciones difíciles se pueda iniciar un bucle de reflexión y se pueda extraer lo mejor de la situación para cada uno.