Cómo dirigir un equipo de trabajo a distancia . (Foto: Shutterstock)
Cómo dirigir un equipo de trabajo a distancia . (Foto: Shutterstock)

Se cancelan viajes, reuniones, entrevistas, congresos. El coronavirus ha reventado la vida cotidiana y nadie sabe a ciencia cierta cuándo se recuperará la normalidad, mientras en los países occidentales el número de infectados y muertos sigue subiendo y en China parece que empieza a contenerse la pandemia.

Una de las cosas que están cambiando es la manera de trabajar: “teletrabajo” es la segunda palabra en boca de todo el mundo. Las preguntas son pertinentes: ¿están preparadas todas las empresas para que la mayor parte de la plantilla trabaje a distancia? ¿Puede un ejecutivo dirigir la compañía sin su presencia física?

"El virus está siendo una especie de gran prueba de fuego para el teletrabajo como nueva forma generalizada de relaciones laborales", indica Guido Stein, profesor de Dirección de Personas en las Organizaciones del IESE, escuela de negocios que ya ha comenzado sus clases vía online (y que ayer registró su primer caso de coronavirus entre el alumnado).

“En algún tipo de actividad profesional, como por ejemplo la docencia, el teletrabajo es un sustituto provisional. Es un modelo imperfecto y mejorable, pero desde luego es mejor que paralizar las clases y no hacer nada”, asegura.

¿Y qué hay de la empresa tradicional, la que cuenta con un líder claramente identificado y una estructura piramidal?

Stein aprovecha para hacer un paralelismo con la gestión de la crisis por parte de las administraciones públicas: “En esta época, tanto con el tema del coronavirus como en cualquier otro asunto delicado e inesperado, la misión del líder es transmitir tranquilidad. Pero no la tranquilidad del ingenuo que dice aquí no pasa nada, sino la del que recopila toda la información posible pero sabe bien a quién comunicársela y cómo hacerlo. No todo el mundo tiene por qué saber todos los datos”.

Aspecto emocional

El psicólogo Rafael Rodríguez es presidente del American Firewalk Institute en España, organización dedicada a la formación de equipos profesionales mediante técnicas tan variopintas como caminar encima de brasas ardientes y trozos de cristal.

Rodríguez hace un gran hincapié en la importancia del aspecto emocional a la hora de coordinar un proyecto: “El buen directivo es aquel que puede permitirse estar físicamente ausente, ya que eso significa que ha logrado formar equipos autónomos con criterio y capacidad para tomar decisiones por sí mismos”.

Rodríguez dice que al fin y al cabo la dinámica de una empresa sana y eficaz es la de una familia funcional: “Esto es como la paternidad; unos buenos padres han cumplido con su misión cuando han formado a hijos maduros y autónomos. Eso no significa que los hijos dejen de necesitar a sus padres en determinados momentos, sobre todo en los de dudas e incertidumbres, y efectivamente unos padres responsables siempre van a estar ahí, pero no es imprescindible su presencia física. Más que el contacto físico en sí mismo, lo que desean los profesionales es no sentirse olvidados.”.

Stein recuerda que también hay que apreciar las ventajas de compartir un espacio físico: “Es cierto que en la oficina se dan enormes pérdidas de tiempo, especialmente en países como España, y que desde casa se puede ganar mucho en eficiencia. Pero también es muy importante el contacto humano: debatir con los compañeros, contar chistes, compartir anécdotas... Eso fomenta la creatividad y refuerza el sentido de comunidad, de proyecto”.

Tomado de Expansión

Red Iberoamericana de Prensa Económica


TAGS RELACIONADOS