César Antúnez de Mayolo
Profesor de Pacífico Business School
Uno de sus reportes directos aspiraba a poder ascender, pero no fue tomado en cuenta y recientemente se promovió a otro colaborador. Otro miembro de su equipo hizo su mejor esfuerzo en mejorar sus indicadores, pero no consiguió los resultados esperados y, por ende, no se hizo acreedor al bono anual.
Usted percibe altos niveles de frustración en estos dos integrantes de su equipo, quienes se sienten “heridos” y se encuentran en un círculo vicioso, creyendo que todo en el futuro les seguirá saliendo mal, lo que impacta negativamente en el clima laboral y la eficacia.
¿Por qué nos dejamos atrapar demasiado por nuestro pasado y preferimos mirar hacia atrás? ¿Qué tan presente está la frustración en nuestros equipos y cómo podemos atenuarla? ¿Cómo podríamos percatarnos si tenemos colaboradores frustrados y de ser el caso, cómo deberíamos de exigirles?
Objetivos que se alejan
En base a experiencias pasadas y nuestras necesidades, vamos definiendo nuestros objetivos personales, que pueden implicar objetos físicos o simbólicos, así como aspiraciones sociales como estatus o reconocimiento.
La frustración se suele definir como una interferencia para el logro de esos objetivos, que puede darse por fuerzas internas -como es el caso de conflictos motivacionales e inhibidores- o fuerzas externas -que incluyen acciones o advertencias de otras personas, así como las reglas mismas de la sociedad-. Como nos solemos comparar con otros, si percibimos que otros logran objetivos que a nosotros nos son esquivos, seguramente nuestra frustración aumentará.
Efectos laborales
La frustración en la organización afecta el desempeño, haciendo que un colaborador difiera la ejecución de tareas o baje su ritmo de trabajo, pudiendo generar más rotación laboral y en casos extremos de gente muy resentida, agresiones interpersonales contra terceros y hasta sabotajes hacia la empresa.
El rol del jefe
Como líderes, cuando un miembro de nuestro equipo se sienta frustrado, tratemos de fortalecerlo haciéndole las preguntas correctas para ayudarlo a identificar las causas de su fracaso y para que se imagine cómo se sentiría en un futuro si nada cambiase. Una fuente de insatisfacción puede motivar a una persona a tener mayores niveles de determinación y trabajar duramente, canalizando adecuadamente su energía hacia sus próximas acciones. Epicteto fue un filósofo griego quien tras pasar muchos años como esclavo en Roma sostuvo que lo que más importa en la vida no es lo que nos pasa, sino cómo es que reaccionamos. Luego, apenas identifiquemos a un colaborador frustrado, será nuestro deber hacerle saber que como jefes, tenemos un genuino interés en que mejoren.
EL DATO
- Causas. Al experimentar frustración sentimos que nos hemos esforzado inútilmente y puede darse por habernos planteado expectativas irreales, por no contar con recursos suficientes, tener una mala comunicación, entre otros.