
En los últimos años, el arándano y la palta se consolidaron como dos de los cinco principales productos de la agroexportación peruana. Ahora, un reporte del portal Fresh Fruit advierte que ambas estrellas de la exportación nacional atraviesan una fase de crecimiento acelerado en volumen, pero acompañada por una marcada contracción en precios.
Esta tendencia, indicó el portal, podría marcar el inicio de un ciclo más competitivo, en el que los márgenes se reduzcan y se imponga una lógica de eficiencia y diferenciación.
Para la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP), el arándano es uno de los mejores ejemplos de este cambio de ciclo. Al inicio de su boom exportador, el kilo podía venderse por alrededor de US$ 15 y hoy bordea los US$ 5, mientras que los costos internos y logísticos siguen al alza, lo que afecta también la estructura de costos de exportación.
Incluso, el propio Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) reconoció que estas frutas están cerca del estado de madurez. Esto implica que ya no ofrecen la rentabilidad de años anteriores.
“Las frutas ya están llegando a su punto de madurez para el Perú, de modo que, por ejemplo, cuando decimos que vamos a dejar en ejecución o contratos firmados un millón de nuevas hectáreas, ya no estamos pensando en frutas y hortalizas necesariamente, sino también en un gran cultivo industrial”, dijo recientemente Ángel Manero, titular del Midagri, a Gestión.
Pero, ¿esta situación significaría que los productores agrarios deberían dejar de poner el foco en frutos como el arándano y la palta? Los gremios exportadores explicaron a Gestión las posibilidades que tenemos.

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¿Debemos dejar de apostar por la exportación de estas frutas?
Pese a que la etapa de madurez productiva ha alcanzando a dos productos clave -generando márgenes de rentabilidad más ajustados- esto no significa un retroceso, afirman los gremios agroexportadores.
Elkin Vanegas, presidente del Comité de Frutas y Hortalizas de la Asociación de Exportadores (Adex), precisó que esta madurez es “temporal” y no significa el fin de la rentabilidad, ya que factores externos como aranceles impuestos a la competencia o desastres naturales en otros países pueden abrir nuevas oportunidades para Perú.
“Existe madurez productiva, pero se podría decir que de manera temporal porque puede ocurrir algo que afecte las producciones de un mercado competidor y podemos aprovecharlo. Siempre va a haber esa volatilidad por temporadas o por circunstancias”, comentó a Gestión.
Ante este escenario, la clave está en la diversificación. Para Vanegas, esto implica desarrollar líneas de valor agregado como jugos, mermeladas o pulpas de estos productos, cuyo volumen de producción sea muy alto, lo que complementaría la venta de la fruta fresca.
Un ejemplo de esta industrialización es la maracuyá, pues si bien el 60% de toda la fruta que se produce en el país se va a mercado fresco, actualmente, ya un 40% se va a la parte industrializada, resaltó Vanegas.
Gabriel Amaro, presidente de AGAP, coincidió en qué hay un amplio espacio para crecer en ese aspecto, pues el procesamiento de frutas en el Perú aún es marginal. Solo en 2024, en frutas y hortalizas frescas se exportaron US$ 6,800 millones, mientras que procesadas, conservas y congeladas apenas sumaron US$ 13 millones.
Para esta diversificación también precisó la necesidad de abrir nuevos mercados en Asia e impulsar nuevas variedades de cultivos. Aunque la tendencia preocupa, aseguró que todavía hay margen para crecer en frutas frescas como la cereza, siempre que se abran nuevos mercados y se acceda a mejor material genético.
Además de la cereza -para la cual se viene trabajando con el Servicio Nacional de Sanidad Agraria del Perú (Senasa)- otros cultivos con potencial son la pitahaya, la pecana, menestras, kaki y frambuesa.
“No es que no tengamos más opciones en frutas y hortalizas frescas, tenemos muchas más opciones, pero se requieren una serie de acciones del Estado en política pública. Tenemos mucho techo para otros productos, pero tenemos que trabajar en el desarrollo de esas posibilidades para traer variedades que se adapten a nuestro sector y probarlas, y, por otro lado, necesitamos acceso a mercados”, sostuvo.
Por ejemplo, señaló que para el arándano será clave la apertura del mercado de Indonesia, al mismo tiempo que se espera que Japón culmine pronto el proceso para abrir sus puertas a este fruto.
¿Hay viabilidad en cultivos industriales?
El Midagri plantea un enfoque a cultivos industriales, es decir, aquellos que no se destinan al consumo directo, sino que son transformados por la industria para obtener varios productos.
En este caso, el Midagri plantea impulsar la producción de caña de azúcar para la producción de etanol, pero no es el único con potencial.
Actualmente, el Perú ya viene destacando en algunos cultivos industriales como el cacao y el café, cuyas exportaciones han mostrado un notable crecimiento en valor y volumen en 2024.
Según AGAP, el año pasado, solo en café se exportó US$ 11 millones con un incremento de 33%, mientras que en cacao fueron US$ 1,281 millones con un alza de más de 198%.
Pero, ¿qué productos podrían impulsarse más? Amaro resaltó que otros cultivos que destacarían serían el kion (jengibre) y la cúrcuma, que vienen exportándose en diversas formas procesadas como harinas y pastas, lo que amplía considerablemente sus mercados.
Además, el presidente de AGAP consideró que se podría buscar la recuperación de la producción de algodón premium, para la cual Perú cuenta con el clima adecuado en el norte.
"El Perú perdió capacidades productivas de algodón, tenemos que recuperarlas. Tenemos el clima adecuado para hacer un algodón premium, antes teníamos el tanguis y hay nuevas variedades como el pyma y hay posibilidades de hacerlo en Piura“, señaló.
Sin embargo, los especialistas apuntan que cualquier apuesta de este tipo debe ir acompañada de mejoras en competitividad. Para ello, se requiere de seguridad jurídica, incentivos fiscales y reducción de costos logísticos internos.
Vanegas de Adex apunta que la nueva ley agraria, aprobada recientemente en el Congreso y aún pendiente de aprobación en el Poder Ejecutivo, es clave para generar mayores inversiones.
“No podemos lanzar productos agrícolas si vamos a tener costos altos de impuestos, aranceles o pagos internos y los costos que se han incrementado tanto en transporte y fletes dentro del país. Tenemos que mejorar nuestros costos para que la diversificación productiva que podamos tener sea sostenible”, afirmó.
Adicionalmente, Amaro añadió que se requiere impulsar una agenda de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) en el sector ante el rezago de Perú en este ámbito, sumado a la necesidad de educación técnica para asegurar la capacidad adecuada de la mano de obra.

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de San Martín de Porres con experiencia en radio, tv, redes sociales y medios impresos. Escribo y hablo sobre economía y finanzas desde el 2020.