El panorama de las empresas turísticas en el Cusco, el principal centro turístico del país, es desolador. Infraestructura hotelera desocupada, más de 1,000 vehículos turísticos parados, y muchos de ellos aún no han sido pagados, cuenta Carlos Milla, presidente de la Cámara de Turismo del Cusco.
“Creo que este periodo lo están usando muchos para tratar de reinventarse y buscar alternativas”, señala a Gestión.pe.
Muchas empresas cusqueñas del sector turismo se encuentran a la espera del crédito Reactiva Perú. “Sin embargo, esto está caminando bien lento. Es un problema inmediato que se debe resolver. La situación definitivamente es grave”, considera el presidente del gremio turístico cusqueño.
A pesar del estado crítico de la situación, Carlos Milla también pone su mirada en el largo plazo y propone empezar a trabajar en lo que denomina el “Turismo Post COVID-19”, una etapa en la que las reglas de juego van a cambiar.
Para Milla, la crisis generada por la pandemia implicará que los 5,000 visitantes diarios que recibía Machu Picchu no vuelvan a aparecer en tal magnitud por lo menos hasta en tres o cinco años.
“Eso dependerá de muchas cosas: de la recuperación de las aerolíneas y de la infraestructura. Es posible que en algún momento empecemos a ver algunos turistas pero dependerá de la promoción y también de los miedos. El turista del futuro va a tener que vencer sus miedos antes de subirse a un avión”, señala el representante del gremio cusqueño.
Sin embargo, en medio de ese nuevo escenario, Milla señala que “la marca y el atractivo de Machu Picchu continúa incólume, pues sigue siendo interesante para los visitantes”.
Por ello, pensando en el Turismo Post COVID-19, Milla propone empezar a trabajar en darle mayor sostenibilidad a Machu Pichu a través de un Plan de Manejo Territorial Integral. Según explica, nuestro principal atractivo turístico padece de un envejecimiento prematuro debido a la mala gestión del territorio.
“La operación de Machu Picchu no es sostenible en el esquema que tenemos ahora. Se han dado días en los que hay visitas de hasta 5,600 personas, que es el tope y eso es un punto crítico.Habrá un momento en que Machu Picchu tendrá que decidir ya no recibir más gente porque no hay condiciones. Las cifras que hemos manejado históricamente nos han causado un envejecimiento prematuro del destino. Es un estado critico porque había un mal manejo, no porque había mucha gente. El objetivo debe ser mejorar la calidad del destino”, señala Milla
La oportunidad de un plan integral para Machu Picchu
Un plan integral de manejo territorial, dice Milla, debe contener distintos puntos, entre ellos la creación de un segundo ingreso a Machu Picchu por el lado amazónico. Durante el 2019, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, por encargo de la Unidad de Gestión de Machu Picchu, realizó una consultoría para evaluar la posibilidad de construir un segundo acceso por el lado amazónico. Se trata de una alternativa que busca descongestionar el tránsito que en la actualidad existe por el único acceso al Monumento Histórico, y así evitar su deterioro por la gran afluencia de personas y vehículos.
Sin embargo, un plan integral de manejo territorial no solo debe contener ello.
“También se debe ampliar el espacio de visita, se deben incorporar nuevos accesos, tanto de caminos incas, como la entrada amazónica por la carretera de Santa Teresa. De igual manera debe construirse un centro de visitantes, que realmente es la gran herramienta para regular los flujos y cambiar la experiencia de visita; se debe incluir tecnología de punta para un monitoreo permanente. Por ello es realmente un plan integral para la conservación y mantenimiento a largo plazo, no son parches”, indicó Milla.
Por ello, prepararse para el turismo post-pandemia no es solo pensar en la recuperación, sino también que esta recuperación sea sostenible en el tiempo. Ello también implicará nuevos protocolos de bioseguridad para garantizar un turismo seguro, señala Milla.
“Por ejemplo, creo que estamos ante una oportunidad única de que el nuevo aeropuerto se haga con los parámetros de bioseguridad, de tal manera que nos lancemos al mundo como un destino bioseguro. Así podríamos tener una ventaja que va a cambiar la forma de operación", indica.
¿De quien depende la ejecución de este plan? De la Unidad de Gestión de Machu Picchu, un organismo integrado por el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), Ministerio del Ambiente (Minam), Ministerio de Cultura, Municipalidad de Machu Picchu y el Gobierno Regional del Cusco.
“Quien debe ejecutar esto es el Ministerio de Cultura. Ellos tienen incluso presupuesto para empezar a ejecutar las cosas. Es simplemente decisión política. Sin embargo, también hay un problema social por la férrea oposición del alcalde de Machu Picchu, los transportistas y algunos empresarios. Creo que es el momento de convencerlos porque tienen que pensar en el futuro”, manifiesta el presidente de la Cámara de Turismo de Cusco.