El “boom” que tuvo Perú con la producción y exportación de espárragos frescos, allá en el 2007, podría volver a repetirse en el mediano plazo. Y es que Estados Unidos, el principal destino de la hortaliza, está próximo a cambiar las condiciones de ingreso para el producto peruano a su mercado.
Así, para enero del 2023 se proyecta que el mercado estadounidense finalmente elimine una condición impuesta desde hace 20 años al espárrago peruano: la fumigación con bromuro de metilo que se aplica a la llegada de la hortaliza a su territorio.
De acuerdo a Josué Carrasco, director General de Sanidad Vegetal del Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa), las gestiones ante el Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal de los Estados Unidos (APHIS) lleva años y finalmente está en evaluación una alternativa que reemplace el proceso de fumigación, cuyo costo ascendía a más de US$ 100 millones para el agroexportador peruano.
Para la aprobación de esta nueva alternativa, que incluye un sistema que cautela y controla los riesgos asociados a plagas, el APHIS ha publicado el documento “Análisis de Riesgo de Plagas (ARP) para la importación de espárragos de Perú” el cual está en fase de consulta hasta el 8 de agosto próximo.
“A partir de esa fecha (8 de agosto), el espárrago peruano estará habilitado para ser enviado sin el tratamiento de fumigación. Considerando el inicio de la campaña de la hortaliza, esperamos que en enero del 2023 tengamos finalmente la norma publicada y aprobada que permita la exportación al mercado estadounidense sin el tratamiento con bromuro”, anotó Carrasco.
De esta forma, subrayó que se emparejan las condiciones de ingreso con la producción de México, hoy primer exportador de la hortaliza a Estados Unidos, y país al que no se le exige el tratamiento con bromuro.
El bromuro no solo es un procedimiento caro para el exportador peruano, también reduce la calidad del espárrago y se ha demostrado que afecta al ambiente. Además, reduce el período de vida útil del espárrago entre un 20% y 30%.
“Al no ser fumigado se alarga su vida útil en anaquel. Esto quiere decir, también, que desde el 2023 los productores ya no tendrán que invertir miles de dólares por el procedimiento pues se tendrá una alternativa sustituta”, dijo a Gestión.pe.
Los beneficiarios directos serán los 4,000 pequeños productores de espárragos frescos que hay en Perú -entre las regiones de Lambayeque, Ancash, La Libertad, Lima, Ica y Arequipa-, así como las más de 20 empresas asociadas al Instituto Peruano del Espárrago y Hortalizas (IPEH), quienes han contribuido con la investigación.
Para Carrasco, el efecto una vez que se publique la norma, es que se comiencen a cultivar nuevas áreas y la producción podría crecer al mismo ritmo que el arándano o la palta Hass: entre un 20% y 30% al año. “Definitivamente se mejoran las condiciones de acceso y se crea una ventaja que nos permite crecer en volumen y envíos”.
Cabe indicar que cifras de este año revelan que la producción de espárrago continúa reduciéndose en el país. Entre enero y mayo del 2022, el volumen cosechado descendió 13.66% respecto al mismo período del 2021, según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Una tendencia que comenzó en el 2014. Pasando de los US$ 540 millones en el 2017 a US$ 422 millones para el 2021.
Ica, una de las principales regiones productoras en Perú, ha redirigido un porcentaje importante de sus terrenos de espárrago a arándanos e incluso paltas, informó el Comité de Agua y Agro de la Cámara de Comercio de Ica. En La Libertad, el volumen cosechado también se redujo 20.5% solo en mayo de este año. No obstante, Áncash y Lima mostraron crecimientos de 3.72% y 23.06%, respectivamente.
La alternativa planteada
¿Qué incluye la alternativa planteada por el Senasa y el IPEH? Carrasco explica que se está considerando una vigilancia a toda la cadena de producción, desde la certificación de los campos que cumplan con las condiciones de manejo fitosanitario, hasta la planta empacadora.
“Las medidas se denominan enfoque de sistemas, cada una aplicada a una etapa de la cadena agroexportadora del espárrago. Estamos capacitando a los productores para que puedan identificar cuáles son las plagas de interés que deben controlarse. Luego, medidas de resguardo para que la hortaliza viaje en las condiciones adecuadas, con malla, por ejemplo, desde el campo hasta la planta empacadora. Además, un lavado especial para remover posibles formas vivas de plagas que están reguladas por Estados Unidos”, detalló.
Una vez que el productor y exportador cumplan este proceso, el Senasa se encargará de emitir un certificado fitosanitario que garantice que el envío ha cumplido con todas las medidas.