El Perú es un país pirotécnico. Cada día del año se lanza un fuego artidicial en el país relacionado con alguna festividad religiosa, evento deportivo, aniversarios de ciudades, incluso en cumpleaños llamativos.
Para poder operar en el mercado peruano, los productos pirotécnicos pasan a través de los controles de la Superintendencia Nacional de Control de Servicios de Seguridad, Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil (Sucamec), una dependencia del Ministerio del Interior.
Los importadores peruanos acuden a las fábricas en China, eligen los productos, que luego se etiquetan para traerlos al Perú. Una vez realizada esa etapa, los pirotécnicos llegan a los almacenes autorizados para abastecer a las ferias pirotécnicas, lugares especializados para distribuir estos productos a fin de evitar el comercio ilegal.
El presidente del Sector de Importadores y Comerciantes de Productos Pirotécnicos de Uso Recreativo del Gremio de Servicios de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), Juan Ricardo Piiroja, comenta a Gestión.pe, el panorama actual del mercado de pirotécnicos en el país, el cual todavía sigue afectado no solo por la crisis económica y sanitaria del COVID-19, también porque aún las ferias pirotécnicas no cuentan con autorización para poder operar.
“En el año 2018, la Sucamec aprobó 39 autorizaciones para ferias a nivel nacional. En el 2019 aumentó a 41. Estas son importantes para erradicar el mercado ambulatorio. Son catorce años en los que venimos trabajando sin incidentes, con controles y protocolos estrictos, porque la Ley 30299 lo exige. La pirotecnia en el Perú no está prohibida, sino autorizada con un reglamento”, comenta el líder del gremio.
Precisa que han realizado diversas coordinaciones solicitando la aprobación de once ferias (tres en Lima y ocho en provincias) para este 2020, es decir menos de la mitad de los dos últimos años. En la capital, solo Comas, Los Olivos y el Rímac tendrían feria de productos pirotécnicos.
“Queremos transmitir al Gobierno que no den paso a la informalidad. Autorizar las ferias es importante así sean once. “Estamos a tres días de Navidad, la campaña más importante del sector. Para qué nos autorizan a traer materiales en diez mil cajones y da poco tiempo para vender”, señala.
Piiroja afirma que las ventas de pirotécnica en el Perú durante la Navidad mueve la misma cantidad de dinero que la de regalos en la misma temporada, pero en condiciones normales. Sin embargo, en el actual contexto no será así.
“Por lo general, un solo importador trae 40 contenedores de 40 pies de pirotécnicos importados, lo cual demuestra la existencia de una inmensa demanda en el Perú. No obstante, es el único producto autorizado para la venta, pero tiene una fuerte contra campaña”, explica.
Si la venta masiva de pirotécnicos se ve afectada por la venta informal y ausencia de ferias, la venta a sectores de espectáculos es nula debido al confinamiento por la pandemia. Uno de los espectáculos más importantes del 2020 se produjo en el Aniversario de Lima. Sin embargo, después se expandió el coronavirus y limitó la expansión del sector.
Alternativas
Gran parte de la contracampaña que tienen los comerciantes de pirotécnicos proviene de la capital, principalmente de personas con mascotas o familiares con trastornos del espectro autista (TEA). Ante ello, existe una diversidad de alternativas en cuanto a pirotécnicos, hay sin ruido, siendo los más avanzados, en el cual el foco de la atención se centra en la luz y el color.
Incluso, los hay musicales y con efectos más avanzados, principalmente en Asia y Europa, donde también se han desarrollado con materiales biodegradables. “En Lima se necesita desarrollar un efecto de luces, sin ruido, para el efecto de ciudad. Porque hay mucha gente que no le gusta la pirotecnia, pero sí ver el espectáculo”, indica.
Cada vez más productos de este tipo vienen cogiendo preferencia en la capital, pero todavía no supera el nivel de venta de los ruidosos. Es una tendencia que viene creciendo en los últimos años.
La situación es diferente en provincias, en donde la preferencia es más hacia el ruido de los cohetes tradicionales, o festivales de fuegos artificiales en fiestas patronales que duran varios días.
Por último, Piiroja estima una caída del 80% en ventas si es que se abren las once ferias pirotécnicas. “En condiciones normales tendríamos esa caída, pero sin las ferias será peor”, concluye.