Pedro Francke, el ministro de Economía y Finanzas del Perú, tuvo dificultades para lograr que los inversores se centraran en el dinero cuando se reunió con ellos esta semana.
No es que no les importen los detalles concretos de sus planes para mantener bajo control el déficit presupuestario y la inflación y acelerar el crecimiento económico.
Es solo que, como ministro que se desempeña en el gabinete de Pedro Castillo, un exmaestro poco conocido con estrechos vínculos con la extrema izquierda del Perú, lo que los inversionistas querían escuchar más era la opinión de Francke sobre qué camino político tomará su jefe y cómo lidiará con un Congreso dominado por la oposición que ha demostrado ser rápido en vacar a los presidentes a lo largo de los años.
“Decían: ‘Hemos revisado los números y se ven bien, ahora hablemos de política’”, dijo Francke en una entrevista después de cuatro días de reuniones en Washington y Nueva York.
“Entiendo”, prosiguió. “Intento y espero dar una buena explicación de la situación política en Perú y cómo en realidad no veo ningún problema importante de estabilidad”.
Es comprensible que los inversores extranjeros estén confundidos acerca de la situación política en Perú. Después de que Castillo emergiera de la relativa oscuridad a principios de este año para ganar la presidencia con la candidatura de un partido marxista, la estabilidad macroeconómica y la previsibilidad de larga data del Perú parecieron de repente en peligro.
Francke, un execonomista del Banco Mundial que comenzó a trabajar con Castillo durante la campaña, insiste en que el país está manteniendo su camino de gasto responsable mientras busca aumentar el bienestar social en un país que ha registrado la tasa de mortalidad más alta del mundo durante la pandemia.
Desde que asumió el cargo, Castillo nombró a funcionarios de extrema izquierda para varios puestos clave, incluido el de primer ministro, en una muestra de influencia de su padrino político, Vladimir Cerrón, quien dirige el partido Perú Libre. El fragmentado Congreso unicameral, que ejerce un gran poder en Perú, decidió aprobar el gabinete a pesar de las objeciones a muchos de los nombres, ya que negar el voto de confianza podría resultar a favor de Castillo en el futuro.
Los inversores han respondido deshaciéndose de los activos peruanos. El sol es una de las divisas con peor desempeño en los mercados emergentes, habiendo perdido un 12% este año. Y los bonos en dólares del gobierno han perdido un 5.2%, en comparación con una ganancia media del 0.3% para toda la deuda de las naciones en desarrollo.
Pedro Francke restó importancia a la posibilidad de que esta caída se convierta en un desplome total. El apetito por la deuda, dijo, sigue siendo alto, tanto para los valores denominados en dólares como en soles. E incluso después de la venta generalizada, el bono de referencia de Perú con vencimiento en el 2031 rinde solo un 2.6%, lo que subraya cómo los inversores siguen siendo optimistas sobre las perspectivas financieras del país.
El partido Perú Libre ya está recolectando firmas para impulsar una reforma de la constitución, una medida que Francke insiste, es independiente del plan de acción del Gobierno.
Cuando Francke regrese a Lima, centrará su atención en impulsar una reforma fiscal que busca extraer más de las actividades mineras y también apuntará a un impuesto a los servicios de streaming. La reforma tributaria junto con una ofensiva contra la evasión permitirá al Gobierno aumentar los ingresos entre un 1.5% y 2% del PBI, dijo el ministro.
En diez días, el Gobierno solicitará al Congreso facultades legislativos para realizar cambios a las normas tributarias con planes de tenerla lista para su implementación a finales de año.
Al final, los inversores deben escuchar directamente al presidente, incluido su discurso en la ONU esta semana, donde dejó en claro que planea trabajar con el sector privado, dijo Francke.
“El mensaje ha sido muy claro y creo que ha disipado las dudas que podrían haber persistido”, dijo.