La inversión pública, según la proyección del Banco Central de Reserva (BCR), crecería 4.5% en el 2022, luego de que habría aumentado alrededor de 22% en el 2021; sin embargo, aún se tiene incertidumbre de lo que pueda pasar con este indicador y, sobre todo, con respecto a su calidad en el presente año.
Carlos Casas, exviceministro de Economía, y Carlos Parodi, profesor de Economía de la Universidad del Pacífico (UP) comentaron a Gestion.pe sobre las perspectivas en cuanto a este tipo de inversión.
Según Casas, un crecimiento ideal para el 2022 de la inversión pública sería 10%, pues esto podría acelerar el cierre de brechas sociales, lo cual es el objetivo del uso de estos recursos. Sin embargo, este crecimiento de la inversión privada no determinaría el avance que se espera del Producto Bruto Interno (PBI), de alrededor de 3.4% como proyecta el BCR.
“Lo que suceda con el PBI va a estar más ligado al desempeño de la inversión privada y no a la pública, pues esta última es una pequeña parte del nivel de inversión privada”, indicó.
En cuanto a la proyección del BCR, mencionó que esta sí puede cumplirse, pues al ser el último año de los gobiernos regionales y locales, habría un gasto más acelerado por razones políticas. “Debido a las próximas elecciones, los alcaldes y gobernadores gastarán más rápido, pero esto da espacio a que la inversión no sea de calidad o que haya problemas de corrupción”, indicó.
Parodi, por su parte, señaló que más allá de un crecimiento más elevado de la inversión pública, se debe hablar de uno sostenido y permanente, el cual debería oscilar entre 3% y 4% anual y que esté enfocado en los sectores de salud, educación e infraestructura. Sin embargo, mencionó que para que ello suceda desde el presente año, se debe contar sobre todo con un apoyo cercano del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) a los gobiernos regionales.
“Para que se pueda cumplir la proyección del BCR los gobiernos regionales deben actuar rápido, pues ahí está el gasto estancado. Hay dinero para hacer proyectos y siguiendo la dinámica usual de las autoridades regionales, en donde se acelera el gasto de inversión”, indicó.
Mencionó que lo preocupante es que luego empieza a desacelerarse con la entrada de los nuevos gobiernos. Una estrategia para el sostenimiento podría ser, además del apoyo del MEF, una articulación entre universidades y gobiernos regionales, de forma técnica y también con el apoyo de los mismos estudiantes como parte de los equipos.
Por su parte, Casas indicó que los problemas en el presente año, en cuanto a nivel de inversión pública, estarán ligados sobre todo a la capacidad de las autoridades en cuanto a la gestión de los recursos y evitar la corrupción. En ese sentido, señaló que no habría gran avance en este aspecto por la falta de voluntad política del actual gobierno y el poco margen de acción debido al ruido o enfrentamiento político.
“Lo que debe pasar este año, y que debió darse en años previos, para que se empiece a cerrar brechas sociales, es que haya una mayor coordinación entre el gobierno nacional, regionales y locales, pero no se visualiza que la actual administración dirija esfuerzos en este objetivo, pues la situación política hace que sea difícil articular este tipo de decisiones”, manifestó.
Parodi señaló, por su parte, que lo que suceda con la situación política, está más ligado a la inversión privada y que, ante un bajo desempeño de esta, la inversión pública sería importante. “La inversión privada también observa el desempeño de la pública, pues genera empleo y desarrollo de las regiones”, precisó.
Añadió que el principal motor de la inversión pública serán los proyectos de infraestructura, los cuales, además, también tienen externalidades positivas en la reducción de la pobreza. “Terminar hospitales, escuelas y carreteras, las cuales están en muy mal estado. La inversión en infraestructura, en específico de carreteras, tienen un enorme impacto en la población y en la reducción de la pobreza de la sociedad”, dijo a Gestión.pe.
Desempeño en el 2021
Según el último Reporte de Inflación del BCR, los meses de octubre y noviembre del 2021 tuvieron una contracción respecto a sus pares en el 2020. En comparación al periodo prepandemia la variación ha sido de más de dos dígitos a lo largo del año, a excepción de los meses de abril, junio y octubre.