Se espera que la inversión privada en Perú caiga en 6.2% en el 2022 y que luego, en el 2023, recupere sus tasas de crecimiento. Sin embargo, este año tiene el potencial para que ocurra un rebote y el crecimiento sea incluso mayor a 20%, afirmó el ex ministro de Economía y Finanzas, Alfredo Thorne.
Son cuatro los factores que influirían en el desempeño de la inversión privada en el presente año en el Perú, subrayó. “Corrigiendo los factores que sí se pueden controlar el crecimiento sería de 20%. Incluso podría ser mayor si se agrega algún tipo de promoción a la inversión”, afirmó.
Mayores tasas y racionamiento de crédito
Los efectos a nivel mundial debido a la reducción de estímulo monetario por parte de la Reserva Federal (Fed) y la reacción de los bancos centrales, entre ellos el Banco Central de Reserva (BCR) del Perú, para el control de inflación, traerían un financiamiento empresarial más restrictivo, lo que finalmente impactaría en los niveles de inversión.
“Gran parte de las empresas financian sus inversiones con deuda. Por ello, con una Fed que va a empezar con el aumento de tasas y con el hecho de que el BCR ya ha subido las suyas de manera agresiva, se tendría un efecto en el nivel de financiamiento e inversión privada. Esto ya lo estamos viendo en los números del crédito, sobre todo a empresas, el cual se han empezado a desacelerar”, manifestó.
Asimismo, señaló que el sector bancario estaría internalizando el riesgo de dirigir recursos a través de financiamiento a empresas en medio de una economía que no crecería a un ritmo alto (proyección de 3.4% del BCR y de 3% para Thorne & Associates para este año) y un entorno político aún incierto. Esto traería racionamiento de crédito.
Ingreso esperado por parte de las empresas
Según Thorne, en el caso de las empresas que invierten para exportar, estas tendrán un entorno externo más normalizado pues ya no se observarán cifras extraordinarias de una economía en plena recuperación, como las del año pasado. Esto, en consecuencia, haría que la inversión se normalice también.
En cuanto a las empresas que invierten para producción local, indicó que en comparación al año pasado, esta inversión estuvo sostenida por lo que sucedió con la autoconstrucción (explica el 50% de la inversión total, según Thorne), dinámica que no se espera que continúe en el 2022.
“La economía peruana se va a desacelerar más de lo que se desaceleraría el entorno mundial, por lo que las empresas que exportan tendrían finalmente un entorno más favorable. Sin embargo, para suerte del indicador de inversión privada, lo que suceda con la inversión para fines internos es la parte más preponderante”, precisó.
Medidas laborales no idóneas
Lo que ocurra con las medidas en el ámbito laboral y su impacto en los costos operativos de las empresas tienen repercusión en los niveles de inversión. En específico, mencionó medidas como el aumento del salario mínimo, reducción de la jornada laboral o sindicalización de trabajadores, harían más rígido el proceso de contratación y más compleja la evaluación de inversiones.
“Las medidas laborales que plantean desde el gobierno solo benefician a un segmento pequeño de los trabajadores formales, no tienen ningún efecto sobre la informalidad y posiblemente reduzcan la masa salarial. Esto hace que las grandes empresas, contemplando una economía en desaceleración, contraten cada vez menos trabajadores, ocasionando destrucción de puestos laborales y se reduzcan proyectos”, explicó.
Agregó que no es viable aumentar el salario mínimo si se considera que, con ello, haya menos trabajadores que gocen de esta remuneración y más trabajadores expuestos a la informalidad, en donde no hay base salarial.
Expectativas negativas y falta de garantías
El también director de Thorne & Associates indicó que todo lo anterior se enmarca en la coyuntura política que no ofrece las garantías necesarias para producir. Señaló que las expectativas que los agentes económicos tienen sobre la economía tienen gran influencia en lo que pueda suceder con el indicador. En ese sentido, al mantenerse la mayoría en el tramo negativo, según las últimas cifras de expectativas empresariales del BCR, traería como consecuencia un bajo performance de la inversión privada.
“Al menos en el corto plazo se está por debajo de 50 (tramo negativo) y en el largo plazo la tendencia es que se ubiquen en un nivel neutral o cercano a 50, lo que es la justificación del BCR (en su estimado de crecimiento de 0% en el 2022)”, afirmó.