
La inteligencia artificial (IA) viene transformado el panorama digital, siendo una alternativa para la automatización de procesos y disminución de costos. Sin embargo, la forma en que las organizaciones adoptan esta tecnología marca una diferencia significativa en su éxito.
Un reciente estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) resalta que el 95% de los proyectos de IA fracasan cuando se trata de retornar la inversión, es decir, solo un 5% generan un beneficio económico.
Alfredo Deak, Chief Solutions Officer de Xertica.ai, explicó a Gestión que esto se debe a que muchas veces las compañías intentan adoptar la IA de manera institucional sin establecer una política de uso.
Ante esto, a menudo a la IA se le da un uso personal, donde los empleados la utilizan para resolver sus propios desafíos en lugar de las necesidades específicas de la empresa.
En Perú, indicó, se observa una brecha en la madurez de la adopción de la IA entre los sectores público y privado.
“El tema más importante es cómo voy a adoptar (la IA) y para eso no veo mucha madurez de las organizaciones privadas, pienso que las organizaciones públicas ya tienen más claro cómo van a adoptarla”, comentó a Gestión.
La verdadera madurez en la adopción de la IA, sostuvo, no se trata simplemente de cómo utilizarla, sino de la estrategia detrás de su implementación.

En el caso de las empresas, se observa que intentan crear su propia IA desde cero, lo que implica un esfuerzo para recopilar el conocimiento necesario para entrenar modelos generativos, una capacidad que solo poseen las grandes tecnológicas como Google.
Esto puede tomar de dos a tres años para implementar un proyecto de IA generativa.
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¿Cómo vienen avanzando en el sector público?
Deak resaltó que en países como Perú, el Poder Judicial ha implementado proyectos exitosos que utilizan IA para analizar precedentes judiciales y jurisprudencia, logrando resultados en tan solo tres meses.
Esto es posible porque, a diferencia del sector privado, los procesos gubernamentales suelen ser menos organizados, lo que hace que la IA generativa existente sea de gran ayuda para la interpretación de textos y documentos.
En lugar de invertir en la creación de una IA propia desde cero, que consume tiempo y recursos, las organizaciones públicas aprovechan el poder de modelos de IA pública como Google Gemini, combinándolos con sus propios datos.
Este enfoque no solo elimina el riesgo de errores de la IA al generar información no basada en la realidad, sino que también minimiza el riesgo de que la información sensible caiga en manos de terceros.
“Ahí está la diferencia entre los casos de éxito y los que no lo son. Los proyectos que logran adoptar todo el conocimiento universal de plataformas como Google Gemini para luego combinarlo con datos propios tienen más probabilidad de tener éxito”, sostuvo.
Actualmente, añadió, la IA se viene aplicando con éxito en la justicia para la transcripción de audiencias, analizando el contexto y el comportamiento de las personas, la generación de documentos legales basados en decisiones pasadas, y el análisis profundo de jurisprudencia.
Otro avance clave es la “atención humanizada”, que busca transformar el lenguaje técnico en términos sencillos, permitiendo a personas vulnerables interactuar directamente con la IA para expresar sus necesidades, sin tener que escribir o contratar a alguien