El precio del petróleo ha reaccionado a las perspectivas sobre la actividad económica mundial, pero aún no se puede hablar de una tendencia bajista. De romper el piso técnico de US$ 100, es posible ver un retorno al rango meta de inflación más rápido, señaló Mario Guerrero, subgerente de Economía del Departamento de Estudios Económicos de Scotiabank.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) a nivel nacional correspondiente a los últimos doce meses, según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), muestra una variación de 8.78% (8.09% para el de Lima Metropolitana) al mes de mayo. Este nivel, según el Banco Central de Reserva (BCR), retornaría al rango meta (entre 1% y 3%) en el tercer trimestre del año siguiente.
En relación a ello, el petróleo, uno de los componentes clave que explica el aumento de los resultados de inflación para Perú, ha estado corrigiendo a la baja en los últimos días desde niveles de US$ 120 a US$ 109 el West Texas Intermediate (WTI), con entrega en julio, según Economática, por la expectativa de una posible recesión en Estados Unidos. Analistas señalan que el precio del commodity estaría en niveles aún elevados, pero posiblemente entre el rango de US$ 90 y US$ 100 por barril, de continuar los temores alrededor de la actividad económica.
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Guerrero señaló que, por ahora se espera que la inflación retorne al rango meta a inicios del 2024 (4% de inflación sería el nivel de cierre del 2023), lo cual va en línea con una inflación de 6.4% en el 2022, y un precio del cobre que no tome valores por debajo de US$ 100 el barril en lo que resta del año, y más bien, esté en el rango de US$ 100 y US$ 110 (como referencia se toma el WTI a un mes).
“Las correcciones del precio del petróleo son saludables para el país, pero todavía no es un cambio de tendencia, que haría que las presiones inflacionarias se vayan mitigando. El cambio de tendencia implicaría pasar la barrera de US$ 100, aún no hay señales de que esto ocurra, pero sí es probable. De ser el caso, con un barril entre US$ 90 y US$ 100 en lo que resta del año, se podría esperar un descenso más rápido a la meta, y sobre todo una mejor formación de las expectativas inflacionarias que han estado sufriendo los últimos meses”, indicó.
Perú es un país importador neto de petróleo, por lo que cualquier bajada en sus precios le favorece, señaló Juan Carlos Odar, economista y director de Phase Consultores.
Mencionó que si el petróleo se estabiliza en niveles de alrededor de US$ 90 desde los US$ 110, solo por este efecto adicional, la inflación desde ahora a doce meses podría ceder uno o dos puntos porcentuales.
“Si se espera una inflación en niveles de 6% de aquí a doce meses, el petróleo (reducción en su precio) podría bajarla a 5%. El peso que tienen los combustibles para el hogar y transporte representan un poco más del 10% de la canasta de consumo, que se utiliza para medir la inflación. Entonces, por cada 10% de caída del precio de los combustibles, habría un punto porcentual menos de inflación. También hay amplios efectos indirectos en los precios, aunque más difíciles de cuantificar”, subrayó.
Agregó que, bajo el anterior escenario, si las expectativas de inflación corrigen rápidamente (expectativas de inflación a doce meses aumentaron a 4.89%), el Banco Central de Reserva (BCR) tendría una postura más moderada con respecto al aumento en su tasa de referencia. “Va a depender de qué tan optimista esté el mercado”, agregó.
Una inflación menor tan rápido no sería buena
Odar mencionó que es bastante improbable que la inflación esté por debajo de 6% (la proyección del BCR es de 6.4%) al cierre del 2022. No obstante, indicó que, de ubicarse en niveles menores, sería “preocupante”, porque podría indicar que la demanda está con una dinámica bajista.
“En la situación actual, tampoco es tan deseable que la inflación baje tan rápido. Uno de los factores que puede ayudar a que la inflación baje es una caída de la actividad económica, pues con una menor demanda habría una caída de precios. Esta situación no es buena, pues traería efectos negativos a través de un menor empleo, consumo e inversión, y todo ello de nuevo impactaría en la actividad económica”, anotó.