
Este año la economía peruana se encuentra en una fase de maduración tras la recesión del 2023. Si bien hay una serie de riesgos para la producción nacional, las elecciones presidenciales del próximo año no necesariamente implicarían un impacto negativo, indicó el Área de Estudios Económicos del BCP.
Pese a que existe una percepción generalizada de que este período podría generar un deterioro de las expectativas, afectando la inversión y el consumo, Carlos Prieto, gerente del Área de Estudios Económicos del BCP, precisó que la data histórica ofrece una perspectiva diferente.
“No se puede concluir categóricamente que va a haber un severo impacto del periodo preelectoral. No es novedad para nadie que vienen unas elecciones inciertas, ese impacto se está internalizado, por lo cual no sobrepenalizaría el impacto negativo”, afirmó.
La experiencia de años anteriores revela que el comportamiento económico es diferente en cada elección. Por ejemplo, en el año preelectoral 2015 -previo a 2016-, se observó estabilidad e incluso una ligera mejora en las expectativas, mientras que el deterioro para 2011 se concentró alrededor de los meses de las elecciones.
De hecho, solo en 2005 -antes de las elecciones del 2006- se notó un deterioro significativo de las expectativas económicas hacia la última parte del año preelectoral.
“No estoy diciendo que no va a haber impacto. La evidencia nos dice que probablemente el impacto está más concentrado alrededor de los meses propios de la elección, dependiendo obviamente de las encuestas y de quienes pasen a la segunda vuelta”, explicó.
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Esta dinámica implica que no necesariamente se vería un “frenazo” económico en la segunda mitad del año preelectoral.
Un factor crucial que modera las preocupaciones es la inercia del ciclo económico actual. La economía peruana está en una fase intermedia de consolidación, un proceso que se espera continúe madurando y arrastrando a sectores que aún permanecen rezagados.
Por el momento, añadió, el BCP mantiene su proyección de crecimiento del PBI en 3.2%, mientras que las expectativas de crecimiento demanda interna suben a 4.3%.
De hecho, la demanda interna crecerá a su mayor ritmo en 12 años -excluyendo el rebote post pandemia- ante un mejor un desempeño mejor de lo esperado en el primer trimestre de este año, a lo que se suma un contexto de términos de intercambio en niveles históricamente altos.
“La economía está ganando tracción, hay buenas ventas de autos, de inmuebles, importaciones de bienes de capital, y buenos niveles de ventas en máximos de seis de 6 años, de acuerdo con la encuesta del Banco Central y otros indicadores, incluyendo el mercado laboral. Esta inercia debiese continuar madurando y arrastrando algunos sectores que todavía estado en rezagados”, sostuvo.
En medio de este año preelectoral, el economista del BCP advirtió que sí se observa un desafío en la gestión de la política fiscal.
“Lamentablemente si bien se mantiene el compromiso de tener una inflación baja, no se está dando la misma importancia de mantener la responsabilidad fiscal, las cuentas fiscales ordenadas y con un bajo nivel de déficit (...) Hay que internalizar la importancia de un manejo fiscal responsable, lo cual va a ser todo un reto en este año preelectoral”, añadió.
Asimismo, recordó que existe un riesgo latente de que medidas populistas, tanto del Ejecutivo como del Congreso, puedan afectar la solidez fiscal del país.
Riesgos internacionales
Si bien la proyección del PBI para el 2025 se mantiene, esto podría variar no solo por factores internos sino también por los riesgos externos.
Uno de los principales riesgos proviene de la desaceleración económica y las tensiones comerciales. Por ejemplo, la situación económica en Estados Unidos, que antes era un “faro de predictibilidad”, ahora es fuente de incertidumbre.
En tanto, otro factor de preocupación es el conflicto en el Medio Oriente, que está teniendo un impacto directo sobre la cotización del petróleo. Hasta hace unas semanas el crudo se cotizaba entre US$ 60 y US$ 65, pero ha escalado por encima de los US$ 80.
“Queda por ver si este evento tendrá una duración temporal, de algunas semanas, o se convierte en un evento que nos lleve a un nivel de precio del petróleo más elevado”, señaló.
Pese a que el conflicto en el Medio Oriente genera estos riesgos, al mismo tiempo genera un contexto favorable para el oro, uno de los principales commodities que exporta el Perú. En lo que va del año, el oro ha subido un 20%, alcanzando máximos históricos cerca de los US$ 2,450 dólares por onza en medio de las tensiones.