
La imposición unilateral de aranceles de EE.UU. desde el 10% a casi todas las economías del mundo desencadenó pérdidas históricas en los mercados de valores y un enfrentamiento arancelario con China. A pesar de que se anunció una reducción de los aranceles a las economías, con excepción de China, la incertidumbre generada por los constantes cambios en las políticas comerciales continuará afectando a la economía global.
El anuncio de nuevos aranceles generó caídas importantes en los mercados bursátiles. El índice VIX, que refleja la volatilidad esperada en la bolsa estadounidense, llegó el 8 de abril a su punto más alto en cinco años.

Con ello, el incremento de aranceles se consolidó como el tercer episodio de mayor inestabilidad financiera en este país durante el siglo XXI, por detrás de la pandemia del Covid-19 y la crisis financiera de 2008.
LEA TAMABIÉN: EE.UU. alerta que “nadie se libra” de sus aranceles, pero los mercados muestran euforia
De igual manera, los principales índices bursátiles (China, EE.UU. y Eurozona) tuvieron un ajuste ante los anuncios y, pese a que se recuperaron gradualmente, aún se sitúan por debajo de su resultado al cierre del 2024, lo que reflejaría una afectación de las expectativas en el corto plazo.
La mayor incertidumbre en los mercados corresponde a la expectativa de un menor crecimiento global. En este sentido, tras el anuncio de aranceles y las primeras represalias de China, JP Morgan elevó su probabilidad de una recesión global de 40% a 60%, cifra que no ha revisado luego de posteriores anuncios.

De manera similar, Goldman Sachs mantiene las probabilidades de recesión en EE.UU. en 45%, tres veces más que lo calculado en diciembre de 2024.
El choque adverso al crecimiento de las principales economías no responde solo a los efectos directos de la imposición de barreras al comercio internacional, sino también a la mayor incertidumbre.
La falta de claridad respecto de las políticas comerciales futuras de EE.UU. y el resto del mundo frena a la inversión privada e impide el adecuado funcionamiento de las cadenas de suministro, lo que repercutirá sobre el crecimiento de los próximos años.
Así, JP Morgan estimó el 7 de abril que EE.UU. podría perder hasta 1 punto porcentual (pp.) de crecimiento en 2026, atribuyéndole la mitad de impacto a la mayor incertidumbre.
Para el resto de las economías del mundo, la incertidumbre pesaría aún más: de la pérdida promedio de 0.5 pp. en el crecimiento, el 80% se debería a la mayor incertidumbre, opacando el efecto directo de los aranceles.
En el caso de China, la pérdida de crecimiento podría ser mayor a los 0.5 pp. estimados ante la escalada de represalias. Esto golpearía al crecimiento del Perú, al ser nuestro mayor socio comercial: según el FMI, por cada 1 pp. que deja de crecer China, el crecimiento del Perú se reduce en 0.4 pp.
LEA TAMBIÉN: Aranceles de Trump: ¿Beneficios tributarios abren margen de maniobra al textil peruano?
Efectos sobre el Perú
Las políticas comerciales de EE.UU. ocasionaron caídas en el precio de los principales metales que exporta el Perú. Entre el 2 y el 9 de abril, cayeron las cotizaciones de cobre (-11.5%), zinc (-8.7%) y plata (-8.3%). A pesar de rebotar luego de la reducción de aranceles, estos metales perdieron la mayor parte de los avances logrados en el transcurso del año.

De mantenerse, estos menores precios tendrían una repercusión sobre los ingresos fiscales del país, dado que el sector minero representa, en promedio, el 10% de los ingresos tributarios. Asimismo, en los cinco días posteriores a los anuncios, se registró una depreciación de 1.4% en el tipo de cambio.
Por su parte, el anuncio marcó un incremento del riesgo país, medido a través del índice EMBIG. Si bien Perú se ubica casi tres veces por debajo del promedio de los países de Latinoamérica, a partir de estos anuncios, el índice EMBIG registró un alza de 15% para Perú respecto de su nivel de inicio de año, y por encima del incremento en la región (9%).

Este incremento se debería al menor apetito de inversionistas por activos de países emergentes, que suelen ser más riesgosos. En ese sentido, futuras modificaciones en los anuncios desde el Gobierno de EE.UU. acelerarían el alza del riesgo soberano en los países emergentes, lo que derivaría en una mayor dificultad para captar financiamiento y un encarecimiento del endeudamiento futuro del Estado y del sector privado.
LEA TAMBIÉN: Perú y sus planes ante los aranceles de Trump: menos “G2G”, más inteligencia comercial
Propuestas de política
Perú es una economía pequeña y abierta al mundo con un portafolio diversificado de acuerdos comerciales. Por ello, Jaime Dupuy, director ejecutivo de ComexPerú considera que la respuesta a la imposición de aranceles debe ser la promoción de más libre comercio y de la inversión privada.
Así, se necesitan políticas que impulsen la competitividad del país, a través de la mejora de la infraestructura y la desregulación de la economía. En ese sentido, destaca la relevancia de promover un shock de inversiones en materia de conectividad y logística que reduzca los costos de transporte de los productos.
El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) estimó en 2020 que los costos logísticos en el país representaban el 16.0% de las ventas de las empresas exportadoras, por encima del promedio de América Latina (14.7%).
A partir de ello, los anuncios del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) acerca de la adjudicación de 26 proyectos en transportes por US$ 8.8 mil millones entre 2025 y 2026 y algunas de las medidas del “shock desregulatorio” que apuntan a impulsar la competitividad – sin que ello signifique otorgar incentivos tributarios – representan un paso en la dirección correcta.
Sin embargo, su adecuada y oportuna implementación será esencial para materializar un clima favorable para las inversiones.
LEA TAMBIÉN: Latinoamérica está atrapada en medio de la guerra comercial entre Trump y China
Por otro lado, recientemente EE.UU. identificó una decena de barreras no arancelarias que considera que impactan negativamente en su comercio con nuestro país.
Algunas de estas, como la piratería y el contrabando, estarían pendientes desde la suscripción del TLC en 2009. Otras, como el combate contra la tala ilegal y la protección de datos personales, corresponden a objetivos de política pública legítimos.
Para Dupuy, implementar medidas que evidencien un compromiso con la reducción de estas barreras permitiría tener una mejor posición en futuras conversaciones con el Gobierno de EE.UU.
Los drásticos cambios en la política comercial de EE.UU. han aumentado la incertidumbre y recortado las expectativas sobre el crecimiento global. En este contexto, se deben dejar de lado las propuestas de nuevas exoneraciones tributarias, que benefician a sectores específicos y erosionan la base tributaria.
En cambio, se debe aprovechar la oportunidad de emprender reformas que aumenten la competitividad y permitan un crecimiento económico más sostenible en el tiempo.
LEA TAMBIÉN: Crédito a microempresas ahora se contrae por ola del crimen, ¿qué opciones tienen?
Necesidad de liderazgo político y diplomático
Alonso Macedo, Economista del IPE
La apertura al comercio internacional ha sido una política de Estado durante las últimas tres décadas y ha permitido lograr más de 20 acuerdos comerciales y el desarrollo de sectores generadores de empleo como el agroexportador. Por ende, la mejor respuesta a las políticas proteccionistas de EE. UU. es una mayor apertura al comercio internacional.
Para esto, se necesita de liderazgo político y diplomático para abrir nuevos mercados a los productos peruanos. Asimismo, el trabajo conjunto entre el sector privado y público permitirá concretar inversiones necesarias en infraestructura y avanzar con la agenda de simplificación regulatoria del MEF.