
Después de 17 años, CADE Ejecutivos volvió a Lima con un tono distinto: menos celebración y más urgencia. La inauguración de la 63ª edición del foro empresarial más influyente del país dejó un mensaje claro: el Perú ya no necesita más diagnósticos, necesita decisiones.
María Isabel León, presidenta de CADE 2025, fue la primera en tomar la palabra ante ministros, embajadores, líderes empresariales y jóvenes conectados desde todo el país.
“No estamos aquí para sumar más cifras ni quejas”, advirtió.
Bajo el lema “Firmes en la acción por la patria”, planteó que esta edición debe marcar un punto de quiebre: “Estamos sobrediagnosticados. Lo que necesitamos ahora son acciones que reconstruyan confianza”.
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Un país que exige liderazgo
León presentó cinco urgencias que, dijo, resumen las prioridades de la ciudadanía: libertad y democracia, institucionalidad sólida, crecimiento inclusivo, justicia efectiva, y una transformación real en salud y educación, junto con seguridad para todos.
“Hoy más que nunca, nuestro país exige liderazgo con autoridad, visión y decisiones que transformen”, afirmó.
A la par, recordó que el empresariado no es un actor ajeno al país ni debe ser visto como enemigo.
“Los empresarios no somos extraterrestres; somos peruanos que arriesgamos y generamos valor”, respondió ante quienes estigmatizan la actividad empresarial. Pero también reconoció que no todo el sector ha estado a la altura y que el silencio o la neutralidad cómoda no pueden ser la respuesta en momentos críticos.

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Confianza erosionada y urgencias económicas
Minutos después, Gonzalo Galdos, presidente de IPAE Acción Empresarial, retomó esa línea con un diagnóstico directo. Para él, detrás de la informalidad que alcanza al 70% de la población, de la caída de la inversión privada de 7.1% en 2023 y de un PBI que crece apenas 2.6%, hay un mal más profundo: la pérdida de confianza.
Recordó que tres de cada cuatro peruanos no creen en las promesas de los gobiernos y que la estabilidad macroeconómica -uno de los mayores activos del país- no puede seguir expuesta “a la ruleta de la incertidumbre”. Subrayó que proteger la responsabilidad fiscal y la predictibilidad económica es tan urgente como defender a las empresas de “leyes irresponsables y populistas”.
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Política y empresa: entrar a la cancha
Ambos exponentes coincidieron en que el sector privado no puede mantenerse al margen de la discusión pública. No para reemplazar a los políticos, pero sí para impulsar la reconstrucción institucional y defender la democracia.
“El silencio también es una forma de renuncia”, advirtió León. Galdos, por su parte, señaló que el liderazgo empresarial debe sostener no solo la economía, sino también “la ética, la sensibilidad y el sentido común”.
Pidieron, además, mirar hacia adentro y recordar que hacer empresa en el Perú implica compromiso con el desarrollo, los ciudadanos y el país, incluso cuando el entorno es adverso.

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Gobierno de transición
En uno de los pasajes más comentados, Galdos envió un mensaje al Ejecutivo: Cumplir con el calendario electoral sin ambigüedades, enfrentar la inseguridad con unidad y destrabar inversiones y proyectos que devuelvan dinamismo a la economía.
“El Perú no tiene tiempo que perder”, señaló.
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La política también estará en agenda
León anunció que en los próximos días participarán tres aspirantes presidenciales, seleccionados según encuestas, además de 38 expositores y 18 productores de sesión. El foro, dijo, no busca protagonismos ni confrontación: “CADE no es un ring ni una plataforma de marketing político. Es una escuela de responsabilidad”.
También respondió a quienes intentan politizar o deslegitimar el espacio año tras año: “No se construye destruyendo ni se gana legitimidad insultando. Aquí se piensa el país con libertad y sin guiones”.

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Un cierre con resiliencia empresarial
Antes de dar por inaugurada la edición 2025, León apeló a un rasgo que considera decisivo en el empresariado peruano: la capacidad de resistir.
“Si el PBI dependiera de la resiliencia de los empresarios, ya seríamos una potencia mundial”, dijo.
El mensaje final de ambos líderes coincidió: el Perú no cambiará con discursos, sino con ejemplos y decisiones.









