Cada 18 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Igualdad Salarial. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), lo que se busca en esta fecha es analizar los avances para conseguir la igualdad salarial. ¿Qué cifras grafican la situación del Perú?
En exclusiva para Gestión, el Instituto Peruano de Economía (IPE) estimó que la brecha salarial se ubica en un 26%, un nivel similar al del año pasado (25%). Esto quiere decir que por cada S/1 que gana un trabajador, en promedio, una trabajadora percibe solo S/0.74.
En detalle, el IPE también reportó que el ingreso laboral promedio de los hombres es de S/1,927, mientras que las mujeres asciende a apenas S/1,432, es decir, una diferencia de casi S/500. Con esta base, proyectaron que, al mismo ritmo de crecimiento que registraron los ingresos entre julio 2023 y junio 2024, la brecha salarial se cerraría recién en 50 años.
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Paola Herrera, analista senior del IPE, detalló que, si bien hay un avance respecto a hace una década, cuando la brecha era de 33%, aún quedan importantes retos por delante. Explicó que este ligero retroceso de la brecha salarial, en el último año, respondió a una recuperación del mercado laboral para las mujeres, pero con trabajos de bajos ingresos.
“En 50 años recién se cerrarían estas brechas. Hay un lento avance. La recuperación en el último año estuvo explicada en los rubros de comercios y servicios, altamente informales y con una fuerte inestabilidad”, comentó.
Carolina Trivelli, exministra de Desarrollo e Inclusión Social, alertó que la brecha salarial se estancó en el último año y observó que la lenta y frágil recuperación del mercado laboral tiene una mayor incidencia sobre los grupos más vulnerables, como las mujeres.
“Las mujeres se desempeñan, principalmente, en trabajos de menores ingresos y de mayor volatilidad, es decir, con bajas tasas de permanencia, menores remuneraciones, con peores condiciones laborales”, anotó Trivelli.
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Detrás de las cifras
Trivelli indicó que una de las principales razones que explica la brecha salarial es que las mujeres tienen que renunciar a su desarrollo profesional por cubrir los espacios vacíos producto de los desequilibrios en las tareas domésticas con los hombres. Herrera sumó que al ubicarse en empleos con horarios reducidos y tareas más flexibles, ante esta mayor carga doméstica, terminan percibiendo menores remuneraciones.
El IPE calculó que alrededor del 40% de la brecha salarial se debe a factores observables como el nivel educativo, el tipo de empleo (dependiente o independiente, formal o informal) y la cantidad de horas trabajadas a la semana.
“El resto del 60% de la explicación de esta brecha es por temas discriminatorias. Se sigue teniendo la percepción equívoca de que es más costoso contratar a mujeres, principalmente, en las empresas no grandes”, apuntó Herrera.
Solo al cierre del 2023, se registró que el 47% de trabajadoras tuvo jornadas laborales de menos de 40 horas a la semana, mientras que en hombres la cifra fue de 28%. Además se tuvo que la proporción de mujeres en trabajos no remunerados (13%) es el doble que en hombres (6%), y la proporción de mujeres trabajadoras del hogar (5%) es 20 veces mayor al de hombres (0.2%).
La radiografía a la brecha salarial también muestra que hay una “penalidad por maternidad”. A partir de una investigación en Reino Unido, se estima que el 40% de trabajadoras en el Perú deja de trabajar después de tener su primer hijo y no regresa a trabajar incluso hasta después de 10 años.
Para Cecilia Flores, presidente de Women CEO Perú, algo a destacar en los avances para el cierre de esta brecha es que, en el caso del ámbito formal, se viene definiendo el alcance de las políticas públicas en vigencia. Aquí está, por ejemplo, que no solo las empresas tienen que publicar sus políticas salariales, sino que tiene que acreditar que se hicieron los esfuerzos para hacerlo llegar dentro de su propio equipo, ya sea por capacitaciones, talleres u otros.
“Se está avanzando, pero aún nos falta. El año pasado, en Europa, se dispuso una política de transparencia salarial. Lo que se busca es que se eviten los criterios subjetivos. El principal mensaje es que no solo basta con el cumplimiento de la ley. Se tiene que acreditar su adecuada comunicación y ejecución”, comentó.
Sin embargo, Flores destacó que estas medidas, finalmente, terminan alcanzando al sector formal y, principalmente, a las grandes empresas. “El gran reto está en ese 94% que no es gran empresa, donde el Estado no mira y la fiscalización no llega”, anotó.
Trivelli también indicó que, con la crisis de la pandemia y la posterior en la economía, no se logró recuperar el mercado laboral formal y que hubo una importante salida hacia la informalidad.
En este sentido, la exministra de Desarrollo e Inclusión Social recordó que la tasa de participación femenina, pese a ser menor que al de los hombres (un 63% vs un 78%), es de las más altas de la región, por encima de México y Chile.
“Las mujeres en el Perú son ‘chamba’ y ocurre porque la pobreza impacta muy duro. Tienen que salir a trabajar, sea lo más conveniente o no. En esta salida forzosa, están más dispuestas a aceptar trabajos de jornada parcial y estar en la informalidad”, comentó.
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Ante esta brecha, Herrera indicó que una medida a aplicar podría ser el impulso de los servicios de cuidado, priorizando que puedan ser más asequibles y manteniendo su calidad de atención; además de impulsar políticas públicas para reducir los embarazos adolescentes.
La analista del IPE añadió que las brechas de género en el ámbito laboral se traducen en una mayor vulnerabilidad económica y social de las mujeres. Sostuvo que cerrar estas brechas permitirá que las mujeres se desarrollen profesionalmente y, así, ganen una mayor solvencia e independencia económica.
A su turno, Trivelli mencionó que deben inducirse cambios de comportamiento en la sociedad para una mejor distribución de las responsabilidades de cuidado del hogar. Señaló que, a partir de este escenario, por ejemplo, podría promoverse la ampliación de las licencias por paternidad, que actualmente son de 10 días.
También resaltó que el sector educativo tiene un rol clave. Mencionó que, como medida, podría impulsarse un sistema educativo enfocado en evitar que se perpetúen los estereotipos de género durante la formación de niños y niñas.
Bachiller en Comunicación y Periodismo en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), especializado en economía, negocios, mercado laboral, políticas públicas, tributario, procesos concursales.
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