
Perú tiene la gran bendición de tener uno de los mares más “ricos” del planeta. En el Ministerio de la Producción (Produce) lo tienen claro, pero saben que esa ventaja significa nada si no se toman medidas para sacarle provecho. Por eso han aprobado una Política Nacional de Pesca al 2040, la primera de su tipo para este rubro.
Con la implementación de esta guía, el sector pesquero busca pasar de representar 0.75% en el PBI Nacional a 1.29%. Así también generaría más de 440 mil empleos directos e indirectos. Pero lo más ambicioso está en el espacio por explorar en las exportaciones pesqueras.
La política plantea que la pesca aporte US$ 467 millones adicionales por año al Perú. ¿Dónde está clave para lograrlo? Según Jesús Barrientos, viceministro de Pesca y Acuicultura, en lo que queda por explorar dentro de nuestra biodiversidad y que interesa al mundo.
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Un mar del que queda mucho por explorar
El viceministro fue claro en recalcar que el mar peruano posee una de las variedades más grandes de especies, también llamados recursos hidrobiológicos, del planeta. Esta riqueza lo hace altamente productivo, pero a su vez implica un gran reto de cara a las exportaciones.
“Tenemos más de 3,500 especies. De ese grupo, hay 300 que son consideradas de valor y 150 que tienen una mayor frecuencia comercial. Hay mucho trabajo por hacer para encontrar espacios para consumo interno, pero también para darles valor agregado y exportar”, dimensionó.
A lo que refiere Barrientos es que ya es ampliamente conocido el peso que tienen la anchoveta y la pota en nuestra producción pesquera y, lógicamente, nuestras exportaciones.
Pero hay mucho más por navegar entre esas 150 especies, aunque, por paradójico que suene, siguen estando vinculadas a los productos “estrella” ya mencionados.

“Está la centolla, por ejemplo, que es como un cangrejo gigante. Tiene un mercado bastante gourmet. Hay iniciativas privadas y universidades que buscan explorar la especie. Crece en las profundidades y tiene una reproducción baja”, refirió el viceministro.
Otros dos recursos que habitan en nuestro mar, mencionados por Barrientos, son la vinciguerria (un pescado pequeño) y la munida (una langosta). De esta última come la pota y fue clave para que haya gran oferta de este animal en el mar peruano este 2025.
“Esas y otras más siguen en evaluación, pero hay que proceder con mucho cuidado. Al servir de alimento de especies más grandes, podrían exportarse por sí solos, pero con márgenes en base a estudios suficientes”, precisó el viceministro.
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Tareas pendientes
De cara a los mercados internacionales, no solo está pendiente expandir la oferta exportable del Perú. Otra tarea en la lista es seguir reforzando la capacidad de almacenamiento y conservación de lo que se extrae, ya que esto es clave para la competitividad del país.
Aparte de ello, Barrientos considera que no se ha explorado lo suficiente el consumo interno de anchoveta. Un punto más en la lista son las mermas, que son pérdidas tangibles que, de reducirse, generarían un impacto positivo inmediato en el aporte del sector al PBI nacional.
“Hay mucha merma. Debemos tener claro que si revertimos esa cantidad de recursos que se van, tendremos rápidamente un mejor margen de ganancia y utilidad. Eso implica que las embarcaciones preserven mejor, con habilitaciones sanitarias y hagan desembarques óptimos”, señaló.
Solo de resolver todo lo anterior, el viceministro consideró que podrán explorarse los otros espacios para exportar más al mundo. “Tenemos que mejorar nuestros desembarcaderos también para que estén las condiciones sanitarias que nos piden los mercados más exigentes”, agregó.
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¿Acuicultura levantaría cabeza este 2025?
En el sector acuícola también hay espacio por explorar. A diferencia de la pesca, este rubro ya tiene una política nacional vigente desde 2023, aunque su proyección es hacia el 2030. Sobre esta última, adelantó que está pendiente una actualización, con el objetivo de equiparar ambas hacia el mismo año, es decir, 2040.
Como contó Gestión, la cosecha acuícola nacional no la pasa bien en el último tiempo. En 2023 cayó 32.8%, su peor registro en los últimos seis años y en 2024 solo avanzó 0.8%. Para este año, Barrientos planteó que la senda es de recuperación, pero es muy pronto para pronosticar que el 2025 cerrará en azul.
“Dependerá de muchos factores, pero al menos no irá en una línea decreciente de contracción. Hay algunos productos que se han recuperado”, sostuvo.
En el año a los recursos que mejor les está yendo, en comparación al 2024, son conchas de abanico y langostino, pero en el lado contrario están la tilapia y la trucha, que “compensan” en la balanza total de cómo avanza la acuicultura en 2025, detalló el viceministro.

El funcionario indicó también que el reto en este sector es mayor al de la pesca, más que nada por el funcionamiento de su mercado, pero también por la alta competencia. Ecuador, por citar un ejemplo, es el líder en langostinos. Este año habría “copado” la oferta de este recurso, según Barrientos.
Entre todas las variables que hay que tomar en cuenta está, aparte de la inversión directa, la seguridad de la cosecha, que implica estar protegido de enfermedades y también el balance exacto para el alimento que exigen los países compradores.
“Necesitas espacios controlados no solo en alimentos, horarios y residuos también. Implica bastante trabajo. Es rentable, pero requiere de bastante cuidado”, apuntó.

Periodista económico con más de 5 años de experiencia en el rubro. Licenciado en Comunicaciones por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Antes fui parte del equipo fundador del medio digital Sudaca. Cubro temas vinculados a proyectos de inversión público y privada en más de una modalidad y hago seguimiento a diversos sectores económicos.