Tres de cada cuatro jóvenes en Perú tienen la intención de migrar al extranjero en busca de mejores oportunidades económicas (Ipsos, agosto 2024). Lo anterior no es de sorprender si revisamos algunas de las estadísticas del mercado laboral juvenil en el país, concretamente personas entre 18 y 25 años. Según la Encuesta Permanente de Empleo Nacional (EPEN) 2023 del INEI, los jóvenes enfrentan tasas de desempleo por encima del promedio general (11% versus 4.72%), altos niveles de informalidad (80% versus 74%) y salarios bajos (S/ 1,270 versus S/ 1,674).
A estas limitaciones se suman las crisis política y social, y la creciente inseguridad. Todos estos factores abonan al deseo de emigrar y, por ende, comprometen la productividad futura del país.
Por todo lo anterior, hace tres meses Videnza encargó a Ipsos realizar una encuesta en seis ciudades clave por su importancia económica, demográfica y social: Arequipa, Cajamarca, Cusco, Juliaca, Piura y Trujillo.
El objetivo era profundizar en las principales preocupaciones de la población en general y de los jóvenes en particular, así como en sus deseos de cambio. Esta información es clave para formular políticas que aborden estos desafíos más urgentes.
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Principales problemas del país
En todas las ciudades analizadas salvo Cajamarca, los jóvenes identifican a la corrupción y la delincuencia como los principales problemas del país, en línea con la percepción de la población en general. En el caso de Cajamarca, si bien la corrupción es para los jóvenes el principal problema nacional, la pobreza —y no la inseguridad— ocupa el segundo lugar. No es de sorprender si recordamos que Cajamarca posee las tasas de pobreza y pobreza extremas más alta del país: 44.5% y 18.1%, respectivamente.
Si bien en muchos casos la visión de los jóvenes coincide con la de la población en general, destacan algunas diferencias.
Por ejemplo, en Cusco la corrupción es el principal problema para las personas mayores de 25 años (50%), mientras que para los jóvenes lo es la delincuencia (53%). En Arequipa, los jóvenes priorizan la educación inadecuada como el tercer principal problema, mientras que para los mayores de 25 no figura en su top 5.
Otro aspecto importante es la preocupación que dan los jóvenes a la violencia de género (Piura 25%, Cajamarca 23% y Juliaca 19%), tema no identificado por las personas de 43 años a más.
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Principales problemas según ciudad
En cuatro de las seis ciudades, más de la mitad de la población joven considera que la delincuencia es el principal problema local: Arequipa 56%, Juliaca 58%, Piura 59% y Trujillo 64%. La corrupción y la falta de agua potable y alcantarillado son los siguientes principales problemas. Adicionalmente, la salud pública preocupa a una parte significativa de los jóvenes en ciudades como Arequipa (26%), Cusco (33%) y Piura (23%).
Al comparar distintos grupos etarios se advierte que, aunque coinciden en sus principales preocupaciones, el orden de importancia varía según la edad.
Por ejemplo, en Arequipa los jóvenes le dan más importancia a la falta de orden en el transporte y la salud pública; mientras que en Cusco consideran más relevantes el costo de vida y la falta de agua, a diferencia de los mayores de 26 años que en ambas ciudades priorizan a la corrupción por sobre dichos problemas.
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Problemas que afectan la vida diaria
En el plano más cotidiano, luego de la inseguridad (59%) ganan relevancia los problemas en el transporte interurbano: el tráfico (38%) y el desorden, costo y peligro del transporte público (37%). En Piura, el 34% de los jóvenes señala como un problema al transporte público y un 29% al tráfico, mientras que entre la población mayor a 26 años este porcentaje se reduce a 19% para el transporte público y un 17% para el tráfico.
Los resultados anteriores revelan que no necesariamente los grandes problemas nacionales, como la corrupción, son los que más preocupan a los jóvenes en su vida diaria, sino desafíos más cotidianos como el tráfico y la inseguridad pueden llevarlos a buscar mejores condiciones de vida en otro país.
Más aún si se considera que, según estudios de la Fundación Transitemos, los limeños pierden hasta 20 días al año atrapados en el tráfico. Un problema que en los últimos años se ha generalizado además en ciudades como Arequipa, Trujillo, Cusco, entre otras.
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Cambios que demandan los jóvenes
Entre los jóvenes que piden cambios en la Constitución se observa un consenso claro en torno a aplicar medidas más estrictas para castigar a delincuentes y corruptos, e incorporar derechos sociales fundamentales como el acceso garantizado a la salud y la educación —esto a pesar de que la Constitución actual ya lo establece—.
Abogan por la ampliación de derechos y beneficios en el ámbito laboral. En ciudades como Arequipa, Cusco, Juliaca y Trujillo, un porcentaje significativo (entre el 19% y el 30%) resalta la importancia de proteger las tierras indígenas y campesinas.
Con relación a los cambios que los jóvenes desean que implemente el próximo Gobierno, existe un consenso en las seis ciudades sobre tres áreas clave: mejoras en la salud (49%) y educación pública (49%), lucha contra la delincuencia ciudadana (39%) y combate a la corrupción (29%).
Las estadísticas analizadas muestran que, si bien en general las preocupaciones y problemas de los jóvenes coinciden con los de la población en general, existen particularidades que los diferencian. Por eso, bien harían las autoridades, a todo nivel, en prestar atención y escuchar las demandas de este importante grupo poblacional y actuar para implementar las políticas que tanto necesitan.
La juventud es una etapa crucial para la adquisición del capital humano y social que todo país requiere para avanzar en su desarrollo integral. Sin embargo, la institucionalidad pública enfocada en ella enfrenta grandes desafíos, como la falta de coordinación intergubernamental y el limitado acceso a servicios. Esto impide que los jóvenes, que representan una parte significativa del electorado, se integren de manera efectiva en la vida social, política y cultural.
Superar estos desafíos pasa por reconocer que la participación de los jóvenes en la toma de decisiones no solo es una cuestión económica, sino también es clave para inyectar la flexibilidad y adaptabilidad que las instituciones necesitan ante los cambios sociales.
Con miras a las nuevas elecciones generales, es urgente promover políticas públicas que respondan a las necesidades inmediatas de los jóvenes, y faciliten su participación en la construcción de una sociedad más inclusiva, resiliente y abierta al cambio.
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