En el portafolio de proyectos mineros nuevos que se pueden desarrollar en el Perú, hay más de US$ 50,000 millones, en donde básicamente el 70% son de cobre. Perú está trabajando debajo de su potencial y evita un impacto positivo importante en la economía, señaló Víctor Gobitz, expresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP).
Cabe resaltar que el Banco Central de Reserva (BCR), en su último Reporte de Inflación, señaló que la inversión minera se contraería 0.8% en el 2022 y en 15% en el 2023. Esto por la falta de proyectos y fin del proyecto Quellaveco.
Gobitz destacó que son muchos los proyectos que no se están llevando a cabo, y una de las principales razones, además de los problemas políticos del actual gobierno, son los conflictos sociales que no están siendo bien gestionados desde hace mucho.
“Está el efecto de Tía María, el efecto de Conga o Río Blanco que están en el orden (de inversión) de US$ 10,000 millones. Hay una historia donde las administraciones no han sabido sustentar la importancia de la inversión minera para el desarrollo del país. Se ha dejado expandir una falsa dicotomía entre minería y agua. Tenemos al día de hoy un portafolio de nuevos proyectos, todos en cartera, con pocas probabilidades de que se lleven a cabo”, indicó.
Destacó que Perú no es la única jurisdicción minera, por lo que, si no se hace “atractiva” la inversión en este segmento, los capitales optarían por otras sedes, lo que repercute en menos empleo, recaudación y menos oportunidades de desarrollo.
“Hemos tratado de cuantificar el impacto en caso estos proyectos se lleven a cabo, y es de US$ 150,000 millones. Tomamos en cuenta la construcción de los proyectos, su aporte en empleo, su aporte en tributos a nivel nacional y regional, entre otros aspectos. Los niveles de pobreza (monetaria) podrían pasar de 8% o 9%, cuando al día de hoy, a consecuencia de la pandemia, está en niveles muy elevados. Se pueden manejar los proyectos con altos estándares sin tener un impacto ambiental”, afirmó.
Agregó que, debido a la dimensión operativa ya alcanzada, en donde Perú es el segundo máximo productor de cobre y un escenario de precios altos, va a haber inversión para sostener la vida de las operaciones y el nivel de producción actuales, e incrementos marginales en la producción de las minas. No obstante, no se espera grandes movimientos, bajo las condiciones políticas actuales, en inversión para nuevos proyectos.
Gonzalo Delgado, director del Centro de Estudios sobre Minería y Sostenibilidad (CEMS) de la Universidad del Pacífico, mencionó que Perú no está creciendo según su potencial en minería. Destacó que, para el caso específico del 2022, se debería crecer, pero que la voluntad política no está alineada con la promoción del sector.
“El BCR, antes del último reporte, proyectaba un crecimiento, aunque poco, de la inversión minera para el 2022 (de 3.4% en el reporte de diciembre del 2021). Claramente la continuidad de los enfrentamientos políticos y nuevos conflictos sociales disipó ese estimado”, lamentó.
Además, dijo que Perú tiene un problema estructural que está relacionado a la sostenibilidad social. Los inversionistas mineros ahora no solo observan el marco legal o potencial geológico, sino también la capacidad como país para gestionar la gobernanza social y ambiental, lo que podría hacer que se aproveche el potencial.
En el mismo sentido, Miguel Leiva, vicepresidente de Equity Research de Credicorp Capital, señaló que para lograr un mayor crecimiento de la inversión sería necesario garantizar una estabilidad en el marco tributario y normativo, así como dar una solución integral y sostenible a los conflictos sociales en el sector.
“En la medida que esos aspectos sean gestionados adecuadamente por el gobierno, se podría observar un incremento significativo en la inversión minera, considerando la expectativa favorable para los metales en los siguientes años, los altos recursos disponibles y buena competitividad del sector en el país”, afirmó.