El 2023 será recordado como el año en el que el crecimiento económico peruano no solo se estancó, sino que cayó en recesión. En este sombrío panorama, el Gobierno enfrenta el gran reto de generar incentivos que sirvan para recuperar el grado de inversión empresarial.
Por ahora las expectativas empresariales no auguran un cambio importante en ese sentido. El 65% de los gerentes consultados en el Barómetro de CEO, estudio que Gestión publica mensualmente junto a Ipsos, no creen que el Estado peruano está dando “señales claras” para que el sector privado confíe en invertir más.
La desazón empresarial en el Barómetro salpica también al Plan Unidos, la última estrategia de recuperación económica que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) impulsa para salir del escollo. El informe también identifica cuáles son los grandes peligros que el empresariado enfrentará en 2024.
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Poca fe
Para Juan Carlos Odar, director de Phase Consultores, el mensaje detrás del dato de que los gerentes no ven a un Gobierno comprometido con la inversión privada responde al efecto de sus medidas adoptadas en el año.
“Hay una crisis de credibilidad en el Gobierno. Desde mediados de año se advertía que la economía se enfriaba, pero demoraron en reconocerlo. Se apostó por la inversión pública, pasaron los meses y tampoco está creciendo en lo esperado si comparas los altos niveles del 2022″, refiere a Gestión.
La poca confianza hoy no se puede entender sin el poco éxito percibido de varias decisiones adoptadas, según comenta a este diario Luis Miguel Castilla, director de Videnza Instituto.
“La credibilidad se pierde por falta de resultados y un exceso de anuncios sin concretar cambios reales. Se han tomado muchas medidas en el año para destrabar proyectos, se dieron facultades legislativas que derivaron en leyes para destrabar inversiones, pero no se ha traducido en un incremento de las mismas”, asegura el también exministro de Economía y Finanzas.
Este poco respaldo repercute al Plan Unidos. El 56% de los gerentes consultados en el Barómetro creen que sus 25 apuestas tendrán un impacto “acotado” en la economía; y 35% considera que no habrá efecto alguno.
Sobre ello, Odar cree que el problema está en que el Gobierno se ha quedado en el discurso. “Decir que ProInversión está a niveles récord de adjudicaciones es una buena noticia, pero es un anuncio que no se concreta rápidamente. No es un gran proyecto destrabado que sí podría alentar inversiones”, explica.
Castilla cree que el reto va más allá de concretar adjudicaciones. “Salvo proyectos como líneas de transmisión, los más complejos suelen tardar más de lo previsto inicialmente. Hay mucho retraso entre la adjudicación, inicio de construcción y culminación. Un ejemplo es la Línea 2 del Metro”, sostiene.
En ese contexto, resulta esperable que el 77% de CEO encuestados en el Barómetro indique que mantendrán o reducirán su nivel de inversiones en 2024.
Para Castilla el dato es un reflejo de la incertidumbre que aún se mantiene en el empresariado. “Se nutre una expectativa de cautela: optimizar y reducir costos, antes que ampliar la capacidad operativa con inversiones. Vivimos un marco de degradación institucional con poderes estatales enfrentados”, reflexiona.
De acuerdo con Odar, en 2024 las inversiones dependerán del crecimiento total de la economía. “Las expectativas están ‘flojas’, no solo a 3, también a 12 meses, según los datos del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). Así seguirán mientras no haya un claro dinamismo a la vista como mejorar el capital humano y la institucionalidad”, afirma el director de Phase Consultores.
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Riesgos e impacto
En la más reciente edición del Barómetro también se consultó a los gerentes generales cuáles perciben que son los principales riesgos para la economía el próximo año.
Los resultados indican que, además de El Niño, hay cuatro amenazas importantes (que superan el 50% de respuestas): la desaceleración económica, un incremento de las tensiones políticas e inestabilidad de la democracia, que siga creciendo la delincuencia y el crimen organizado; y la latente corrupción en el Estado.
Para Odar, en 2024 habrá un “rebote” en la economía, ya que condiciones vividas en 2023, como el ciclón Yaku, no deberían repetirse. “Eso significa que el Gobierno podría aprovechar ese rebote y convertirlo en una recuperación sostenida. Concretar un proyecto grande sería clave, pero mejorar la eficiencia del gasto público también”, considera.
Desde Videnza ven que los mayores riesgos para la economía son de tipo institucional. “En 2024 nos recuperaremos, pero ese tipo de amenazas son el mayor cuello de botella para crecer más. Si El Niño es mal encarado por el Estado o el Gobierno sigue débil para frenar iniciativas populistas del Congreso creceremos 2%, una tasa que acrecienta el riesgo de estancamiento económico porque no cierra brechas”, analiza Castilla.
“En enero ya se verán tasas positivas. El Gobierno dirá que la reactivación está en marcha, pero será por un rebote luego de un 2023 donde tuvimos caídas fuertes varios meses. No habrá un crecimiento orgánico aún”, agrega Odar.
A pesar de ello, las perspectivas de crecimiento empresarial para el 2024 se mantienen bastante altas. Los CEO encuestados en el Barómetro manejan un promedio general de 6.9%.
El director de Phase Consultores cree que el mayor optimismo está en sectores como construcción o manufactura, que cerrarán un 2023 con desempeño negativo. “En pesca, si bien El Niño afectará, sus efectos llegarían hasta otoño y no serían tan severos. Eso puede alentar sus expectativas en el segundo semestre”, indica Odar.
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Licenciado en Periodismo por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Parte del equipo fundador del medio digital Sudaca. Experiencia en cobertura política, social y económica peruana.