El mercado de fusiones y adquisiciones pierde el ritmo. Durante el primer trimestre del 2023, solo se completaron 24 transacciones, un caída en 38% respecto al 2022 (39 operaciones) y en 2021 se realizaron 33, según datos de Transactional Track Record (TTR) citados por Deloitte.
En este sentido, no sólo disminuyó el número de transacciones, sino que también cayó de manera significativa el volumen transado.
“Los motivos de esta reducción están relacionados, en primer lugar, la merma de la rentabilidad de las compañías como consecuencia del incremento de los costos ocasionados por la inflación, tanto en Perú (menos capacidad de compra de los consumidores) como en el extranjero (incremento de los costos). Esto generó el deterioro de las valoraciones de las compañías y un descenso de su atractivo para la inversión”, asegura José María Savirón, socio de Asesoría Financiera de Deloitte.
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En segundo lugar -menciona- se destaca el incremento del costo del financiamiento que conlleva a un retorno menor para los inversionistas, al aumentar el valor de la deuda y una menor oportunidad para hacer compras de compañías de manera apalancada.
Asimismo, la desconfianza del mercado inversor extranjero, como resultado de la creciente inestabilidad política general de la región. Todos estos factores explicarían, entre otros, la falta de atractivo en el mercado peruano de fusiones y adquisiciones, tanto por parte del comprador como del vendedor.
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¿Hay enfoque positivo?
Respecto al lado optimista de esta situación, los dos primeros factores están afectando principalmente a Europa y a Estados Unidos, lo que ha resultado en el replanteamiento de la estrategia corporativa de varios grupos europeos y norteamericanos.
Es el caso de dos transacciones y anuncios importantes, como la salida de Enel en sus negocios de generación y distribución, o la de Ameco, adquirida por la peruana Stracon.
Adicional a esto, la reconsideración estratégica impacta a las escisiones de líneas de negocio para centrarse en las reestructuraciones operativas y financieras, así como los joint ventures o compras de minorías (como la reciente venta del 50 % de Tramarsa) que permite la optimización de recursos de las compañías.
“Otro punto a favor es la acumulación de caja en grandes grupos corporativos y en fondos de capital privado que no tuvieron tiempo de hacer toda la inversión de los recursos levantados, ya que pueden encontrar excelentes oportunidades de inversión de buenas compañías a precios razonables”, agrega Savirón.
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Igualmente, los grandes grupos corporativos están en búsqueda de una mayor diversificación de sus negocios y muchas compañías están poniendo más énfasis en su eventual expansión hacia mercados más maduros (lo que reduce su exposición a América Latina), con el fin de lograr una mayor estabilidad en el largo plazo.
A su vez, existen otros factores, principalmente económico-financieros que hacen que Perú siga siendo un buen destino para atraer inversionistas extranjeros. La relativa estabilidad económica obtenida por el acierto de las políticas aplicadas por el Banco Central de la Reserva, a diferencia de otros países de la región, contrarrestan la delicada situación política.
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