Tradicionalmente, se considera que una economía ha entrado en recesión cuando encadena dos trimestres seguidos de caída del PBI. (Foto: Samuel Corum | Bloomberg)
Tradicionalmente, se considera que una economía ha entrado en recesión cuando encadena dos trimestres seguidos de caída del PBI. (Foto: Samuel Corum | Bloomberg)

La de volvió a subir este miércoles en 0.75 puntos el tipo de interés oficial por segundo mes consecutivo, y no descarta otro aumento “inusualmente alto” en setiembre si la inflación continúa subiendo.

“Durante los próximos meses, buscaremos pruebas evidentes de que la inflación se está reduciendo de forma que vuelva a un 2%”, explicó el presidente de la Fed, Jerome Powell, durante su rueda de prensa para explicar la subida de tipos.

Powell llegó incluso a sugerir que a la Fed no le temblaría el pulso a la hora de decretar un aumento todavía mayor de los tipos que el anunciado este miércoles si el aumento de los precios de consumo no afloja.

De esta forma, el jefe del banco central estadounidense no descartó que la Junta de Gobernadores decida un nuevo aumento de 0.75 puntos en setiembre, aunque dejó claro que esta decisión dependerá de los datos económicos que reciban hasta entonces.

Con el incremento de este miércoles, el cuarto desde que la Fed empezó a subir los tipos en marzo, la tasa de interés oficial de la mayor economía del mundo pasa a situarse en una horquilla de entre 2.25% y 2.5%.

Hasta el de junio pasado, la Fed no había subido el tipo de interés oficial en 0.75 puntos desde 1994, cuando, bajo la dirección del histórico Alan Greenspan, el banco central estadounidense llevó a cabo una serie de subidas de los tipos para tratar de evitar un aumento desbocado de la inflación.

Entonces, la tasa de aumento anual de los precios de consumo era de 2.7%, mientras que el pasado junio se situaba en 9.1%, algo no visto en 40 años.

“El comité está fuertemente comprometido con el objetivo de devolver la inflación a 2%”, indicó el banco central estadounidense, siempre manteniendo “niveles de empleo máximos”.

En este sentido, la oficina destacó que, si bien es cierto que algunos indicadores recientes de gasto y producción se han suavizado, la creación de empleo continúa siendo robusta.

Por otro lado, la Fed insistió en que seguirá reduciendo su cartera de deuda pública del Gobierno de Estados Unidos, compuesta fundamentalmente de letras del Tesoro y de valores respaldados por préstamos hipotecarios.

En la actualidad, el banco central acumula casi US$ 9 billones en deuda estadounidense.

Powell reiteró la intención de la Fed de lograr que la inflación subyacente -el aumento de precios de consumo sin incluir la energía y los alimentos, que suelen ser los valores más volátiles, y que en junio se encontraba en 5.9%- baje hasta 2%, y reconoció la posibilidad de que este proceso lleve a un período de crecimiento económico “por debajo de la tendencia”.

Aun así, quitó hierro al creciente temor de que la vuelta de la Fed a una política fiscal más agresiva, tras su relajación para estimular el crecimiento económico por la pandemia, acabe generando una recesión en la mayor economía del mundo.

“No creo que sea probable que la economía estadounidense esté en recesión ahora mismo”, dijo Powell en su rueda de prensa, aclarando que todavía no ha visto las cifras del Producto Bruto Interno (PBI) que se publicarán mañana (jueves).

En este sentido, el jefe de la Fed consideró que la gran robustez del mercado laboral estadounidense, que lleva cuatro meses con una tasa de desempleo de 3.6% -una situación prácticamente de pleno empleo- será suficiente para convencer al público de que el país no está en recesión.

Además, matizó que no piensa que el PBI pueda considerarse un indicador muy fiable para dictaminar si el país se encuentra en recesión, si bien aclaró que no corresponde a la Fed determinar si este es el caso.

Su postura refleja bien la posición de la Administración del presidente estadounidense, Joe Biden, para quien los buenos datos del empleo son indicador suficiente de que la economía estadounidense crece de manera robusta, más allá de los datos del PBI.

“Las familias no comen PBI” declaró Jared Bernstein, uno de los asesores económicos del presidente.

Las declaraciones de ambos se producen un día antes de que se conozca la cifra del PBI estadounidense para el segundo trimestre del 2022, después de que registrase una caída de 0.4% en el primero.

Tradicionalmente, se considera que una economía ha entrado en recesión cuando encadena dos trimestres seguidos de caída del PBI.

Pero tanto si los datos de mañana muestran que Estados Unidos ha entrado en una recesión técnica como si no, los reguladores de la Fed se fijarán principalmente en los datos de la inflación, cuyo aumento desbocado de los últimos meses ha supuesto “una enorme carga” para los hogares más vulnerables, según Powell.