Los inversionistas deben aprender a dejar de preocuparse y empezar a amar el giro restrictivo del Banco Central Europeo, según estrategas de Goldman Sachs Group Inc.
“El cambio dramático en las tasas, especialmente en Europa, es una señal de que los problemas que plagaron a Europa en el último ciclo (bajo crecimiento del PIB nominal, desinflación, falta de ganancias) finalmente están disminuyendo”, escribieron el martes en una nota los estrategas, entre los que se incluye a Sharon Bell y Peter Oppenheimer.
En lo que respecta a los mercados bursátiles, “algunas de las principales razones del bajo rendimiento a largo plazo de Europa han comenzado a cambiar”, dijeron.
El abrupto cambio de tono de la semana pasada por parte de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, sorprendió a los inversionistas con la guardia baja, lo que provocó una venta masiva de bonos europeos y exacerbó las caídas de las acciones provocadas por los temores de que la Reserva Federal endurecerá su política monetaria. Gestores y estrategas de fondos están divididos sobre si el repunte que catapultó a las acciones a récords sucesivos puede continuar mientras los principales bancos centrales reducen la liquidez.
El equipo de Goldman es optimista sobre el impacto de los rendimientos crecientes sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas en países altamente endeudados, como Italia, diciendo que los mayores costos de endeudamiento serán compensados por una economía en expansión.
“Seguimos esperando un fuerte crecimiento en Europa, incluso en Italia y España, que creemos que en última instancia contendrá los diferenciales cerca de los niveles actuales a medida que nos acercamos al aumento de las tasas”, escribieron los estrategas, y agregaron que las acciones italianas ya cotizan con descuento y no tendrán un rendimiento inferior como resultado de la tendencia restrictiva del BCE.
Para el equipo de Goldman, las tasas más altas también significan que los inversionistas deben mantenerse sobreponderados en acciones con valores atractivos, como los bancos europeos. Si bien un menor estímulo podría ralentizar el crecimiento y perjudicar a los prestamistas, ese riesgo no es inminente, escribieron los estrategas.