El 2024 se ha posicionado como un año exitoso en la historia de la relación económica que sostienen Perú y China. En detalle, las exportaciones nacionales hacia el gigante asiático alcanzaron los US$ 26,000 millones. Este monto récord representó un 35% de lo que el Perú exportó en total al mundo, recapituló Edgar Vásquez, director del Centro de Investigación de Economía y Negocios (CIEN) de Adex. En tanto, las importaciones acumularon US$ 16,000 millones.
La dinámica comercial, entonces, desencadenó grandes oportunidades de trabajo directo, indirecto e inducido. Aunque el número es considerable, podría ser mejor, según el especialista, quien compartió sus perspectivas durante el foro denominado “Relaciones comerciales China-Perú: prevención y resolución de disputas”, a cargo del Centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Lima (CCL).
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Empleo aún en crecimiento
El también exministro de Comercio Exterior y Turismo se concentró en la empleabilidad que el vínculo bilateral origina. “A través de la mayor exportación se generan más divisas y, por tanto, fuentes de trabajo para los peruanos”, estableció.
En esa línea, explicó brevemente cómo se dispara la posibilidad de un puesto laboral en el mercado: “El empleo directo está en la empresa que exporta y contrata, pero esta empresa, a su vez, trabaja con proveedores. Ahí hay un empleo indirecto. [...] El proveedor, finalmente, tiene un salario que utiliza para comprar alimentos o vestido, lo que genera un empleo inducido”, precisó.
Puntualizó que los puestos asociados a la exportación china en el 2024 bordearon los 700,000. En su conteo también incluyó a Estados Unidos —1.3 millones— y estableció una comparación: “A EE. UU. exportamos el 50% de lo que le exportamos a China, que son US$ 26,000 millones. A EE. UU. un poco menos de US$ 14,000 millones. [...] Es decir, a pesar de que exportamos menos en valor, exportamos más en calidad (a EE. UU.), y, por ende, el efecto en el empleo mayor. Ahí hay un reto”, analizó.
Al respecto, señaló que el país debe reforzar la competitividad y la productividad. Estos dos factores, en armonía con una mejor infraestructura, permitirían un registro laboral más alto.
“Podemos tener el mejor producto del mundo, pero si lo ponemos en una góndola en China a precios más caros de los que están ahí —por falta de competitividad y productividad— será imposible competir. Vamos a salir del mercado”, resumió.
Una de las aristas que Vásquez consideró pertinente para paliar las necesidades es impulsar que el engranaje empresarial vea a Asia como un espacio de capacitación. Contó que la percepción general suele estar liderada por el miedo, ya sea al idioma, a la distancia, al costo o a la cultura. Incluso refirió que la mortandad empresarial exportadora vinculada con Asia es más alta que la mortandad empresarial relacionada con América Latina y Europa.
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Interés en las manufacturas: una aspiración
Posteriormente, identificó que el 94% de las exportaciones de Perú a China consiste en materias primas de minería, así como harina y aceite de pescado. “Solo el 6% restante corresponde a productos agrícolas y manufacturados, lo que representa tanto un desafío como una oportunidad para aumentar las exportaciones no tradicionales al gigante asiático”, sostuvo.
Por ello, consideró como una tarea lograr un comercio más balanceado. “El reto a mediano y largo plazo es hacer que todos los esfuerzos —a través de la Cancillería, del Ministerio de Comercio y de Promperú— estén desplegados en abrir más oportunidades en los segmentos de valor agregado. No es sencillo, por supuesto”.
Recordó que gran parte de la inversión se ha enfocado en materia prima y generación eléctrica; el desafío para el 2025, entonces, está en incentivar el interés en las manufacturas de alto nivel.
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El papel del arbitraje
Vásquez abordó la importancia de mecanismos que vigilen la optimización en el proceso comercial. “Que cuiden las reglas del juego”, destacó. Por ello, aplaudió la firma del convenio de cooperación institucional del Centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) y la Cámara de Comercio Peruano China (Capechi).
Esta cooperación interinstitucional tiene la finalidad de robustecer los lazos y promover un marco jurídico confiable para la resolución de controversias en el comercio entre Perú y China.
Coincidió, así, con las palabras precedentes de Marianella Ventura, secretaria general del Centro de Arbitraje de la CCL. “Este panorama exige, más que nunca, la implementación de herramientas que fortalezcan la confianza mutua y la seguridad jurídica en nuestras relaciones. [...] El arbitraje se posiciona como un instrumento clave, ofreciendo soluciones equitativas, rápidas y especializadas para los desafíos que puedan surgir”, formuló la vocera.
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