Huawei
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A primera vista, la imagen de personal de Huawei colaborando con militares chinos no es buena.

Empleados de la compañía se asociaron con varios órganos del Ejército Popular de Liberación en al menos 10 iniciativas de investigación en la última década relacionados con inteligencia artificial y comunicaciones radiales, informó el jueves Bloomberg News, que citó documentos puestos a disposición del público general.

Entre los proyectos conjuntos: extraer y clasificar emociones en comentarios de videos en línea y una iniciativa con la Universidad Nacional de Tecnología de Defensa orientada a la recolección y análisis de imágenes satelitales y coordenadas geográficas. Justo el tipo de investigación que inquieta a Occidente. Estas ni siquiera son áreas esenciales del negocio de telecomunicaciones de Huawei, lo que hace que surjan más interrogantes sobre el alcance de su relación con Pekín.

La colaboración corporativa-militar en materia investigativa no es una novedad. Ocurre en casi todos los países. El problema es que la empresa con sede en Shenzhen ha gastado bastante tiempo y energía intentando debilitar cualquier percepción sobre sus vínculos con el gobierno chino.

"No tenemos cooperación con los militares en materia de investigación", comentó a los medios en enero el fundador, Rei Zhengfei, según una transcripción que Huawei envió a Bloomberg News. "Quizás les vendemos una pequeña cantidad de equipamiento civil. ¿Cuánto? No lo sé con certeza porque no los consideramos un cliente principal".

Hace tiempo que Estados Unidos sospecha de las conexiones del fabricante de equipos de telecomunicaciones con el gobierno chino y ha tomado medidas para cercar el alcance de su tecnología 5G, argumentando razones de seguridad nacional.

En los últimos meses, el gobierno de Donald Trump ha presionado a sus aliados para que bloqueen a Huawei y prohibió a los fabricantes estadounidenses vender equipamiento a esta y otras empresas chinas.

Ofrecer conectividad súper veloz más allá del mercado local de Huawei ha sido lucrativo. Si bien aún hay mucho negocio - incluso aliados de EE.UU. como Reino Unido y Alemania no han excluido completamente a Huawei - cualquier reducción de esas ambiciones es una amenaza para este ímpetu de crecimiento.

Es por eso que, si los vínculos con el ejército chino no son nefastos, sería muy bienvenido que hubiera mayor transparencia. AT&T, por ejemplo, mantiene contratos bien divulgados con el Ejército estadounidense. Google tuvo un contrato con el Pentágono antes de decidir no renovarlo por críticas de sus empleados.

Ahora Huawei tiene tres opciones: negar sus vínculos con los militares chinos, restarles importancia o afirmar ignorancia. A juzgar por su respuesta inicial al reporte de Bloomberg News, parece haber optado por la tercera alternativa. De pasar a la negación, la credibilidad de Huawei en todo el mundo se derrumbaría.

Eso deja "restar importancia" como estrategia más probable, incluida la vieja táctica de redirigir preguntas o cambiar el foco a ejemplos estadounidenses.

Quizás la colaboración de empleados de Huawei en materia investigativa solo es de interés civil. Sin embargo, ahora que la atención mundial esta puesta en ella, no es momento para evasivas.

Por Tim Culpan

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.

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