Viña Concha y Toro, el holding chileno de vinos con presencia en Perú, espera cerrar un 2023 con crecimiento a doble dígito en el país. De esa forma, buscan mantener el desempeño, aunque con altibajos, que han tenido desde el 2021.
“El 2021 veníamos con una tasa de crecimiento sobre el 30%, algo que logramos extender hacia inicios del 2022. Pero cuando comenzaron los problemas en Perú la venta se vino abajo. Fue un año muy dispar”, comenta José Manuel Infante, gerente de exportaciones para Latinoamérica y África de la bodega.
De acuerdo con el vocero de la marca, en los tres primeros meses de este año no han podido recuperarse, pero calcula que hacia la segunda mitad del año la demanda se regularizará.
“Nuestra proyección es retomar la senda y mantener la tasa de crecimiento de dos dígitos en valor. Se logrará apalancándonos en los vinos de gama media y gama alta con etiquetas que ya existen y sumando otras al portafolio”, dice Infante Echenique.
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En ese sentido, para el 2023 Concha y Toro traerá al mercado peruano nuevas variedades de Diablo, un lanzamiento que tuvieron hace unos meses dirigida al segmento de gama media. Este se unirá a marcas de vinos como Casillero del Diablo, Frontera, Trivento, entre otras. Asimismo, entre los vinos de gama alta llegará Heritage, que se sumará a Don Melchor.
“El portafolio de gama media representa el 50% de nuestra facturación, lo cual es un índice muy sano cuando lo comparamos con ventas que hacemos en el resto del mundo. Hay un potencial de desarrollar esta gama hacia arriba en el largo plazo”, indica el ejecutivo.
Por ello, Infante dice que el objetivo de Concha y Toro es lograr que el consumidor que hoy compra vino peruano, que representa alrededor del 80% de la demanda, se atreva a probar nuevas variedades de afuera. Y es que, de acuerdo con información de la bodega, en nuestro país el consumo per cápita ya se encuentra en los 2 litros, una cifra por encima del promedio de América Latina (1 litro). “Existe una cultura del vino más robusta ahora y está asociada a la cultura gastronómica”, precisa.
Competencia
En cuanto al 20% de la demanda que opta por productos importados, la competencia es intensa entre los vinos chilenos, argentinos y españoles, admite el directivo de Concha y Toro. “Es un mercado atractivo en términos de valor y que tiene tasas de crecimiento muy buenas en el país. Más que los litros consumidos, es el valor de la botella que se vende”.
Por ende, la estrategia de Viña Concha y Toro pasa por llegar a dos tipos de público. “El consumidor masivo, que en su mayoría toma vino peruano, está poco abierto a probar cosas distintas, busca precio, algo no muy complejo. Es un gran mercado, más de volumen que de valor, pero nos cuesta participar allí”,
Así, el holding chileno ve más oportunidades en la clase media, que tiene interés por aprender sobre nuevas cepas y también en la clase alta, un mercado de nicho al que se llega no a través de supermercados, sino de restaurantes, clubes de vino y venta online. “Es un cliente difícil de capturar, pero más leal y dispuesto a pagar un precio más alto”, expresa sobre el consumidor con conocimiento sobre vinos.
De otro lado, Infante sostiene que al menos el 60% de la demanda proviene de Lima. En el caso de provincias, el crecimiento se ha dado sobre todo en ciudades del sur del país y apalancado en el turismo, como el caso de Cusco.
“Hoy existe un poco más de estabilidad en cuanto a precios. Eso nos ha permitido en algunos casos regresar a los precios antiguos para aumentar los volúmenes de venta.
En el peor de los casos, tuvimos un aumento de un 4% o 5% en nuestros precios, pero no fue un aumento que necesariamente llego a las góndolas”.