En agosto último, Alpayana -antes Minera Casapalca- firmó un acuerdo vinculante para la adquisición del 100% de acciones de Los Quenuales, de la suiza Glencore PLC. Ahora, la operación —asesorada por LXG Capital— fue autorizada por el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi) y el CEO de la empresa adquiriente, Fernando Arrieta, detalla a Gestión los próximos pasos tras la transacción.
En agosto se anunció la compra de Los Quenuales (de Glencore), ¿finalmente se concretó?
Lo que se anunció fue la firma del acuerdo. Todo el proceso de due diligence duró más o menos nueve meses previos la firma y después tuvo que intervenir Indecopi. Se ha demorado unos meses en definir que no había monopolio, se ha manifestado autorizando que se ejecute la compra.
¿Qué buscan con esta adquisición?
Somos una empresa familiar que empezó hace un poco más de 30 años en la industria minera y se llamó Casapalca hasta hace aproximadamente cinco años, cuando hicimos el cambio de marca hacia Alpayana (Huarochirí), con la que buscamos cambiar la cultura, pasar de ser una empresa netamente familiar a ser un poco más corporativa con unas ansias de crecimiento gigantescas. Buscamos consolidarnos en la región como un referente de la minería con altos procesos y con estándares muy altos en seguridad y medioambiente.
¿La compra de Los Quenuales es el primer paso?
Es nuestro primero paso. Estamos incorporando dos unidades: Yauliyacu (Huarochirí), que es vecino de Alpayana; y la unidad de Iscaycruz (Oyón), que en este momento se encuentra en una fase de evaluación geológica y buscamos justamente invertir mucho en exploración durante estos primeros meses y primer año para ver si podemos ponerla en producción
Yauliyacu está en operación e Iscaycruz ha estado en mantenimiento por poco más de dos años ya, ha estado prendida y apagada por ratos, cuando se veía que los precios subían empezaban de nuevo a producir.
¿Cuánto demandó la compra?
El precio ha sido de US$ 10 millones, hemos comprado todos los activos y somos responsables de todo lo que viene.
¿Cuánto invertirán adicionalmente en ambas unidades?
Nuestra proyección de inversiones de los siguientes años es entre US$ 40 millones y US$ 50 millones en las dos unidades, lo que hace que sea una inversión bastante grande e importante, lo que confirma nuestro compromiso de seguir invirtiendo en el Perú.
¿Cuál es la expectativa en Iscaycruz?
Lo que buscamos es evaluar el potencial geológico que tenemos. Parte de esa inversión será en taladros exploratorios para los siguientes meses y años. La idea es mantenerla en operación una vez que encontremos las reservas, que empiece y no deje de operar, pero todo va a depender de la evaluación geológica que se haga en los siguientes meses y un poco más. Creemos que se va a poder en los siguientes meses iniciar operación nuevamente. El 2023 tenemos la meta de reiniciar operación en la mina Iscaycruz.
¿Cuál es la situación en Yauliyacu?
Yauliyacu está en operación y está avanzando, y va a seguir operando. Eso hará que nosotros incrementemos nuestra producción (total del grupo) en 80% de concentrado de zinc, cobre y plomo.
Alpayana y Yauliyacu están una al costado de la otra. Cuando eran parte de Centromin era una sola unidad minera.
Minado y procesamiento
En Yauliyacu e Iscaycruz, ¿seguirán enfocados en producción polimetálica?
Las dos operaciones son polimetálicas. Yauliyacu es muy parecida a lo que es hoy Alpayana, es el mismo mineral, tenemos concentrados de zinc, cobre y plomo, con alto contenido de plata, lo que la hace una operación polimetálica. Iscaycruz también es polimetálica, pero históricamente ha sido básicamente una operación de zinc; sin embargo, nosotros hemos visto el potencial geológico y creemos que puede haber algunos targets de cobre también, lo que la hace una operación sumamente interesante.
¿Concentrarían el procesamiento de mineral en una sola planta?
Inicialmente se mantendrán las dos plantas (de Yauliyacu e Iscaycruz), cada mina tiene su propia planta e inicialmente vamos a mantenerlas como unidades independientes apostando justamente a aprender un poco del buen trabajo que ha venido haciendo Los Quenuales y nosotros.
¿La inversión adicional irá también a algún activo en plantas?
La inversión es principalmente para exploración y después para la operación. Las plantas de Yauliyacu e Iscaycruz están en el tamaño prefecto para la operación que se quiere tener.
Es decir, ¿las capacidades de producción se mantendrán?
Probablemente se muevan en un porcentaje chico de año a año, pero en general serán muy parecidas, más o menos el 10% el próximo año. La capacidad de planta que tiene Yauliyacu es de 4,000 toneladas por día; y la capacidad de Iscaycruz es muy parecida, 4,500 toneladas más o menos.
Proyecciones en Alpayana
¿Cómo viene operando Alpayana?
La mina no deja de sorprendernos, tenemos buenas leyes. En las zonas de vetas hemos encontrado unos nuevos targets que están muy buenos. Las vetas son lo suficientemente anchas para poder hacer innovación tecnológica y mecanización. También hemos encontrado nuevos cuerpos en profundidad, esto nos está ayudando bastante, nos da seguridad para las inversiones que estamos haciendo.
¿Cómo ven la tendencia de precios?
Los precios están bien. Por encima de promedios históricos. A principios de este año los precios estuvieron en un nivel muy alto, que fue buenísimo para todos. Se han estabilizado un poco, pero siguen siendo precios buenos para la minería en general.
¿Estiman un aumento de producción o ventas?
Solamente en Alpayana el 2023 será muy parecido al 2022 en el lado de producción y de ventas. En inversiones estamos invirtiendo un capex como de 30% más, buscando siempre encontrar targets dentro de la operación también. En exploración y desarrollo tratamos de invertir un poco mas todos los años, para ampliar las reservas y la vida útil de la mina.
De compras
Tras la adquisición de Los Quenuales, ¿miran nuevas compras?
Seguimos apostando por el Perú, por la región. Sí estamos viendo oportunidades de nuevas adquisiciones. Nuestra estrategia de crecimiento es dual, vamos de lado orgánico buscando nuevas reservas dentro de nuestras propias propiedades, haciendo proyectos greenfield y bronwfield; y al mismo tiempo de manera inorgánica buscando potenciales compras en algunas oportunidades que se puedan estar dando en el mercado peruano.
¿Hay alguna orientación por algún mineral en particular?
Inicialmente vemos unidades polimetálicas, pero no tenemos ningún tipo de limitación si vemos un pórfido de cobre o mina de oro. Si es que esto nos atrae y está dentro de nuestra estrategia no tendremos ningún problema en adquirirlos. En proyectos greenfield sí tenemos muchos que podrían ser muy grandes minas de cobre, así como algunos proyectos de oro también.
¿Se encuentran en inmediaciones de Alpayana?
Tenemos concesiones y exploraciones por todo el Perú. Nos tratamos de enfocar un poco más en la zona centro y norte, tenemos algunas cosas en la zona sur también, pero estamos un poco distribuidos por todos lados, en fase de exploración y evaluación económica.
¿Alguna adquisición se podría concretar el 2023?
Esperemos que sí. Hay una que estamos evaluando. Y si podemos avanzar con ese trabajo podría concretarse en el 2023.
ANÁLISIS
Buen momento para consolidar operaciones, sobre todo, con minas ya operativas
Para Gonzalo Delgado, director del Centro de Estudios sobre Minería y Sostenibilidad (CEMS) de la Universidad del Pacífico, es un buen momento para consolidar operaciones mineras de zinc y plata, teniendo en cuenta que la demanda por estos minerales a mediano y largo plazo seguirá creciendo debido a su importancia para la transición energética.
“En el caso del zinc, es muy posible que en el mediano plazo la demanda exceda la oferta. Mucho depende de cómo evolucionen, a nivel global, las industrias de la construcción y automotriz, ya que estas consumen aproximadamente 60% de la producción global del mineral”, comentó a Gestión. Sin embargo, no descartó una fluctuación en los precios de esos minerales en el corto plazo, debido a la guerra entre Rusia y Ucrania por su impacto en los costos del gas y el petróleo empleados en la fundición; y una caída en la producción en Europa de zinc refinado. Por otro lado, recordó que Brasil, Canadá y Corea del Sur tuvieron una caída en la producción de zinc, lo cual fue compensado por Perú. “En pocas palabras, el país está potencialmente bien posicionado y con buenas perspectivas. Las reservas de zinc y plata representan el 12.5% y el 24.5% de las reservas mundiales respectivamente”, dijo.
Por su parte, Carla Puente, socia de Impuestos de EY Perú, destacó además que la compra de minas ya operativas -como las de Los Quenuales- ofrece la ventaja de incorporar ya la aceptación de las comunidades, lo cual se ha convertido en un aspecto clave para cualquier inversión minera. “Adquirir una operación con ese tipo de permisos y facilidades ofrece mucha más agilidad para el adquirente”, anotó. Asimismo, resaltó el caso de adquisición de minas adyacentes, pues la cercanía permite además ahorros de costos logísticos compartiendo el transporte de mineral u otros servicios.