María Claudia Medina
Debido a la falta de protocolos sanitarios y medidas de protección, en los meses de mayor transmisión del COVID-19, la producción informal de ladrillos se redujo, dejándole más mercado a las empresas formales, afirmó el presidente ejecutivo de Ladrillos Fortes, Enrique Pajuelo.
Explicó que la informalidad llega al 80% en este sector, por lo que su contracción generó un incremento de precios que se registró hasta el mes de agosto.
“Trabajar sin protocolos ha hecho que varias empresas informales se vean afectadas en su capacidad de producción. En un mercado de competencia, como la demanda se mantiene y la oferta cae, hubo un incremento de precio, pero en la medida en que los informales van asumiendo un contagio de rebaño -por así decirlo- y vuelven a sus actividades normales, este efecto se está revirtiendo”, explicó.
Comentó que, para reanudar operaciones en sus fábricas de Lima, Trujillo, Chiclayo y Piura, Ladrillos Fortes decidió implementar medidas que les permitieran reducir los riesgos sanitarios, lo que les generó un mayor número de clientes.
“Esta situación ha hecho que los consumidores, las empresas constructoras y hasta las ferreterías, todas, prefieran trabajar con empresas que les brindan seguridad y tienen protocolos. Entonces, está mejorando la compra a formales”, precisó.
Al 2021
Pajuelo resaltó que, desde el mes de agosto, el sector construcción tiene un mayor dinamismo, pero por el lado de autoconstrucción y no tanto por la actividad formal o las obras públicas, que todavía traen abajo los indicadores del sector. Estimó que esta demanda se mantendrá estable en lo que resta del año.
“Hay remodelaciones y ampliaciones, no casas nuevas. Eso ha hecho que el sector de materiales de la construcción muestre cierto dinamismo por autoconstrucción, que podemos decir que está casi a niveles preCOVID”, comentó.
A pesar de la recuperación mensual de las operaciones, calculó que Ladrillos Fortes cerrará el año en rojo, al igual que otras empresas del sector, debido a los meses de cuarentena estricta, pero confía en que en el 2021 sí debería sentirse un efecto rebote, junto a una mayor demanda en el segmento de vivienda social.
“Lo que está favoreciendo es el programa Techo Propio, en sitio propio, que se otorgó en las regiones del norte, por la reconstrucción. El programa en sitio propio es bueno porque se hace con los materiales adecuados y con un maestro de obra con conocimiento. Este año el presupuesto está y esperamos que se mantenga”, indicó.