Observar las mutaciones del SARS-CoV-2 es esencial si el mundo quiere entenderlo y defenderse de variantes peligrosas.
Observar las mutaciones del SARS-CoV-2 es esencial si el mundo quiere entenderlo y defenderse de variantes peligrosas.

El primer virus en ser secuenciado fue el MS2, en 1976, luego de diez años de arduo trabajo en un laboratorio belga. El genoma del SARS-CoV-2, casi nueve veces más largo, fue secuenciado pocas semanas después que médicos en Wuhan se inquietaron por un nuevo tipo de neumonía. La proeza se ha repetido con un millón de muestras distintas de ese virus, en la búsqueda de variantes como la que asola Brasil.