El costo de instalar una estación de carga para automóviles eléctricos puede variar mucho, según la última encuesta de precios de cargadores de vehículos eléctricos comerciales que analiza cómo se perfilan los costos de hardware e instalación.
Los cargadores de corriente alterna (CA) de 7 a 22 kilovatios —que se encuentran en lugares como hoteles y tardan varias horas en cargar una batería— pueden tener un precio bajo de US$238 y llegar hasta los US$10,000, con una unidad de corriente directa (CD) más grande y de carga rápida de 150 kilovatios que cuesta entre US$16,335 y US$135,000.
Dado que los obstáculos para la carga siguen siendo el centro de atención para impulsar la revolución de los vehículos eléctricos, existen enormes diferencias en todo el mundo con resultados muy diferentes en el precio.
La geografía tiene que ver. Los cargadores más baratos se producen en Asia, donde existen diferentes estándares de certificación, calidad y volúmenes de producción. La confiabilidad también es una gran preocupación, por lo que la oferta de software y mantenimiento y la capacidad de un proveedor para ayudar a navegar las complejidades de la instalación local entran en juego. A menudo, las empresas cobran miles de dólares más por productos similares debido a un mercadeo exitoso, lo que hace que los precios en el extremo superior parezcan cada vez más insostenibles.
Si bien los precios promedio de los cargadores de CA se han mantenido relativamente estables desde nuestra encuesta hace dos años, los precios promedio de los cargadores de CD se han reducido hasta en un 28%. Incluso cuando la industria lucha contra la inflación, la escasez de la cadena de suministro y los problemas de instalación, algunas empresas están finalizando proyectos a una fracción del costo de lo que paga su competencia. Eso significa que existe un potencial significativo para ganancias de eficiencia a largo plazo en toda la industria.
Gracias a la sólida demanda de cargadores domésticos en Europa, los fabricantes de cargadores de CA de la región han logrado una escala similar a la de sus rivales en Asia. En el mercado de CD, sin embargo, los proveedores chinos están produciendo mucho más que sus pares en cualquier otra región. BNEF prevé que el mercado de automóviles más grande del mundo agregue más de 390,000 estaciones de carga de CD este año, seis veces las instalaciones proyectadas en el resto del mundo. Las empresas chinas buscan expandirse en el extranjero, por lo que su crecimiento podría afectar a proveedores en otros lugares.
Estados Unidos trata de proteger sus intereses con la introducción del mandato “Construido en EE.UU.”. Las nuevas reglas requieren que los cargadores se ensamblen en EE.UU. a partir del próximo año y que contengan un 55% de piezas fabricadas localmente para 2024 para calificar para la ayuda federal.
El efecto adverso del mandato podría ser que los precios de los cargadores en EE.UU. suba por encima de los de otras regiones, perjudicando a los operadores de carga y ralentizando la adopción de vehículos eléctricos.
Tesla ya está mostrando cómo mantener los gastos bajos. Una de sus solicitudes de subvención de Texas contiene costos de proyecto de tan solo US$ 42,000 por conector. Esto contrasta con entre US$ 100,000 y US$250,000 por conector entre los competidores en la Unión Europea y Norteamérica.
La empresa se beneficia de su experiencia, sinergias de fabricación y escala. Instaló alrededor de 11,000 “Superchargers” el año pasado, con un promedio de alrededor de 10 unidades por estación y algunas con más de 50, eclipsando a la mayoría de los competidores. Los cargadores carecen de pantallas y terminales de pago, lo que reduce los costos y la complejidad, y el fabricante automotor lidera la simplificación de la instalación.
Aun así, sería ingenuo pensar que los problemas de logística e instalación que están causando estragos en la industria de la construcción no afectan también los despliegues de cargadores. De hecho, los tiempos de instalación aumentaron en promedio desde hace dos años, y los retrasos en los permisos y las conexiones de servicios públicos figuran como obstáculos clave.
Dado que se prevé que las instalaciones anuales de cargadores aumenten entre cinco y veinte veces durante la próxima década, según el país, las autoridades no tienen mucho tiempo para resolver los problemas. Eso significa que los costos en el espacio de carga de vehículos eléctricos seguirán cambiando durante algún tiempo.