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En saco roto cayeron los pedidos al Gobierno respecto a que el transporte terrestre interprovincial en terminales formales de Lima continúe activo durante la nueva cuarentena, que va hasta el 14 de febrero, a fin de mitigar la segunda ola del COVID-19.
Esta situación en el Gran Terminal Terrestre Plaza Norte, ubicado en el distrito limeño de Independencia y que funcionó hasta el último martes 2, representa un importante impacto económico para el grupo Wong, operador de esta estación, y para las 108 empresas que allí operan, señala Alberto Cruz, su gerente de Operaciones.
Las pérdidas, revela, ascenderían a los S/ 20 millones en los 12 días de paralización, ya que se dejarían de transportar alrededor de 200,000 viajeros.
“No entendemos esta medida. Lo único que hemos pedido es un trato igualitario y la misma consideración que le están dando al transporte aéreo. Nosotros no tenemos nada que envidiarle al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, y bien pudiéramos concentrar los pocos o muchos viajes que se generen durante el confinamiento desde nuestras instalaciones y esto fue lo que se le sugirió al Ministerio de Transporte y Comunicaciones (MTC)”, asegura.
De esta manera, indica, las empresas del terminal podrían seguir subsistiendo y cumplir con sus obligaciones contractuales con el fisco, entidades financieras y proveedores, ya que muchas han contraído deudas para implementar los protocolos de seguridad en sus unidades.
“El Gobierno no puede darle solo la oportunidad de viaje a quienes tienen mejores medios económicos para hacerlo, eso es discriminatorio”, enfatiza.
Sostiene que un 53% de viajeros que se embarcan en el terminal lo hace por trabajo y un 40% para asistir a sus familiares en provincias. “Mucha gente que vive en Lima –y que trabaja en sectores que sí están activos o considerados esenciales– usa este medio de ruta corta para ir a sus trabajos en Huaral, Barranca y Huacho. ¿Cómo van a hacer ahora?”.
Como se recuerda, en las regiones catalogadas en el grupo de riesgo de nivel extremo como Lima y Callao, Lima provincias, Áncash, Pasco, Huánuco, Junín, Huancavelica, Ica y Apurímac el transporte interprovincial quedó suspendido.
Cruz considera que lo único que van a ocasionar estas restricciones es el despertar del transporte informal (station wagon y furgonetas), que ya empezaron a tomar posición en las avenidas Los Alisos y Tomás Valle en Los Olivos y hasta se publicitan en redes sociales, como ocurrió meses atrás en la primera etapa de la pandemia.
Pero, a diferencia de antes, la gente ahora no tiene la misma liquidez que en ese entonces para afrontar ese gasto inmediato, que tiene un sobreprecio, dice Cruz.
Freno a la recuperación
Después del sector turismo y el gastronómico, el transporte terrestre interprovincial, que es totalmente transversal, es otro de los más golpeados, afirma Cruz.
Señala que en diciembre del 2020, el paro agrario restó once días de la campaña de fin de año a las empresas de este sector y frustró las expectativas de llegar a un nivel de operación de 70%, respecto a diciembre del 2019.
Mientras que en enero de este año se logró alcanzar entre un 51% y 52% del nivel prepandemia (enero 2020), transportando alrededor de 400,000 pasajeros (entre embarques y desembarques) en el Gran Terminal.
“Nos ha costado desde julio pasado recuperarnos de a pocos y ahora una vez más nos frenan, abriendo la posibilidad de que más empresas empiecen a quebrar. Son más de 10,000 familias que dependen de trabajos directos e indirectos en el terminal, pero eso no lo ven las autoridades”, informa.
Abarrotamiento
Consultado sobre el abarrotamiento que se dio en los últimos días en el terminal, Cruz comenta que si bien controlan el aforo del terminal (al 40%), esta aglomeración fue provocada por el anuncio del nuevo confinamiento y las medidas colaterales como la ampliación horaria del toque de queda. Además, informa que la prórroga de dos días (lunes 1 y martes 2) para viajar vía terrestre ni siquiera fue bien comunicada.
“No se puede poner una franja horaria tan corta, las personas salen de trabajar corriendo a fin de no ser multadas y congestionan los paraderos y ahí es donde se generan los contagios. Esta situación generó durante estos días más caos vehicular lo que a su vez produjo retrasos de hasta casi tres horas en las salidas de los buses, ya que la mayoría parten desde sus centrales en La Victoria hacia el terminal”, explica.
Detalla, además, que la demanda en la estación se concentró entre las 5 p.m. y 9 p.m., y no hay flota que pueda afrontar tal pico en un horario tan corto. “En este lapso de tiempo llegamos a atender a 9,000 pasajeros para embarque, más del doble de la cifra normal en este horario (4,000)”, acota.
Señala que lo lógico era que durante estos últimos días se ampliara la franja horaria para darle tiempo a toda esa gente que tenía que viajar, porque antes de la cuarentena los embarques se daban con normalidad.