En 2020, JPMorgan Chase & Co. comenzó a cerrar sus negocios de banca privada local en Brasil y México, poniendo fin a un esfuerzo de décadas para competir en ese mercado. Hasta el momento, 2021 resultó ser el mejor año para la unidad que ahora atiende a clientes latinoamericanos acaudalados exclusivamente desde fuera de la región.
El patrimonio bajo gestión creció un 13% en 2021, alcanzando los US$180,000 millones, mientras que los ingresos aumentaron 8%, a medida que las inversiones privadas récord en empresas tecnológicas elevaron sus valoraciones y alimentaron el patrimonio personal de los fundadores.
JPMorgan, que mantuvo su primer lugar como el banco privado más grande de Latinoamérica, espera repetir estos resultados en 2022, con un crecimiento similar en los ingresos y con los activos expandiéndose hasta un 15%.
“Una combinación de bajas tasas de interés, inestabilidad política y muchos eventos de liquidez ayudaron al banco a crecer más rápido en 2021 que en años anteriores, al tiempo que clientes de países como México, Colombia y Perú aumentaron su cantidad de inversiones en el extranjero”, dijo en una entrevista Edinardo Figueiredo, director ejecutivo de banca privada en Latinoamérica de JPMorgan.
El año pasado, los capitalistas de riesgo invirtieron más de US$15,000 millones en nuevas empresas latinoamericanas, casi 3,5 veces más que en 2020, según datos compilados por PitchBook. Las empresas y sus accionistas recaudaron más de US$33,500 millones en ofertas públicas de acciones, un 3% más que el año anterior, según muestran datos recopilados por Bloomberg.
“Hemos estado trabajando muy de cerca con los empresarios tecnológicos de la región”, dijo Figueiredo. La estrategia se ve favorecida por el hecho de que el banco es un asesor clave en las ofertas públicas iniciales para algunas de estas nuevas empresas, que generalmente cotizan una de las bolsas de valores de EE.UU.
Se espera que las ganancias inesperadas de las startups continúen incluso cuando Latinoamérica probablemente siga quedando rezagada del resto del mundo en lo que respecta al crecimiento, dijo Christophe Aba, jefe de inversiones y asesoramiento para América Latina de JPMorgan Private Bank.
“Es posible que tengamos un poco más de volatilidad, pero no hay indicios de que el motor de creación de riqueza se desacelerará para Latinoamérica”, señaló Aba.
Mientras tanto, el banco también está contratando: el año pasado, agregó alrededor de 50 personas y planea incorporar otras 30 en 2022, según Figueiredo. La mayoría tendrá sede en Miami, aunque las oficinas en Nueva York, Houston y Ginebra también atienden a clientes latinoamericanos adinerados. La plantilla total para el negocio de banca privada en la región es de unas 400 personas, indicó.
JPMorgan generalmente apunta a clientes con por lo menos US$5 millones para invertir. México es el mercado más grande, dado que los brasileños “aún mantienen más de la mitad de sus activos en Brasil, independientemente del contexto político”, dijo Figueiredo.
Figueiredo fue designado para liderar el negocio de banca privada de América Latina en febrero pasado, ya que Martin Marron fue ascendido a jefe de banca privada internacional de JPMorgan. Se unió al banco en 2013 con el objetivo de ayudar a establecer el negocio de banca privada local en Brasil. Luego, en agosto de 2020, el banco estadounidense anunció que remitiría a todos sus clientes locales de banca privada en Brasil a Banco Bradesco SA, y unos meses después llegó a un acuerdo similar con Banco Bilbao Vizcaya Argentaria SA en México.
“Me preguntaba si el cierre local de nuestros negocios afectaría los negocios offshore”, dijo Figueiredo. “Pero eso no sucedió y ahora tenemos una operación eficiente y el negocio ha mejorado”.