
Ecolab, multinacional estadounidense de soluciones y tecnologías de higiene y optimización de uso de agua y energía, inició operaciones propias en Perú hace siete años con una planta reducida en el Callao. Tras haber duplicado su volumen de ventas en los últimos cinco años, la compañía se prepara para una nueva etapa de expansión con la reubicación total de sus operaciones hacia Lurín. Desde este nuevo hub productivo, busca consolidar su crecimiento local y fortalecer su capacidad de respuesta en la región.
Juan Báez, Plant Manager Supply Chain de Ecolab en Perú, explicó que la decisión de invertir US$ 5.5 millones en la recientemente inaugurada planta de Lurín responde a la meta de duplicar sus ventas locales hacia 2030. “Las instalaciones del Callao ya resultaban insuficientes. Por ello, el foco estaba en prepararnos para aumentar y automatizar la producción, ampliar la capacidad de almacenamiento y, al mismo tiempo, reducir impactos ambientales mediante eficiencias operativas”, señaló.
El directivo recordó que, cuando iniciaron operaciones propias en el Perú hace siete años, la planta del Callao producía en promedio 50 toneladas mensuales, cifra que al cierre de 2024 había escalado a 900 toneladas por mes. “El crecimiento ha sido muy significativo. Nuestra estrategia es que lo que se comercializa en el Perú se fabrique aquí. Actualmente, el 80% de lo que vendemos se produce en la planta local, mientras que el 20% restante se importa desde operaciones en Estados Unidos o Latinoamérica, por tratarse de tecnologías específicas”, indicó Báez.

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Ampliación de capacidad productiva y almacenamiento
En su anterior planta del Callao, Ecolab contaba con una capacidad instalada de 24,000 toneladas anuales. Con la nueva infraestructura en Lurín, esa cifra se ha elevado a 62,000 toneladas, lo que representa un incremento de 254%. “Esa es la capacidad instalada, aunque la utilización es menor porque actualmente trabajamos con un solo turno de 12 horas. Conforme aumenten los volúmenes, podremos extender turnos y asignar más recursos para sostener el crecimiento proyectado. Como capacidad productiva, la tenemos asegurada hasta 2030”, explicó Báez.
Como parte de esta expansión, la compañía también ha fortalecido sus líneas de producción. “En el Callao teníamos tres líneas, ahora contamos con una adicional y de mayor capacidad. Además, nuestros procesos están mucho más automatizados, lo que los hace más simples, eficientes y, sobre todo, más seguros, en cumplimiento con normativas locales y estándares corporativos. Al trabajar con químicos, necesitamos un nivel de seguridad muy estricto”, precisó el directivo.
En materia de eficiencia logística, el primer cambio ha sido la capacidad de almacenamiento, que creció 40% en esta primera fase, con espacio disponible para nuevas ampliaciones. “Tenemos áreas para aumentar el almacenamiento en racks, pero implementamos por fases, según el crecimiento. El tipo de almacenamiento depende de la configuración de los productos: en algunos casos se requieren racks, en otros almacenamiento en piso o a granel. Por eso revisamos anualmente el plan estratégico y adaptamos la logística en función de las necesidades y volúmenes proyectados”, señaló.
La ubicación también juega un rol clave en la estrategia. Muchas industrias que antes operaban en el Callao se han trasladado hacia el sur de Lima, lo que hace de Lurín un punto estratégico. “Aquí podemos manejar hasta 16 camiones en simultáneo, cuando antes solo atendíamos ocho. La cercanía a los flujos de contenedores provenientes del puerto y la salida hacia diferentes destinos refuerzan las ventajas de estar en el Parque Industrial de Lurín”, añadió Báez.

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El foco en minería y la oportunidad en países de América Latina
En el plano comercial, la compañía estadounidense cuenta con una cartera diversificada que abarca clientes en minería, cervecerías, embotelladoras de gaseosas, agroindustria, hoteles, supermercados y cadenas de comida rápida. Sin embargo, Juan Báez reconoce que la mayor oportunidad de crecimiento se concentra en la minería.
“Es un sector con gran potencial y, además, nuestros productos son clave para ayudarlos a reducir su alto consumo de agua. Ese es nuestro foco prioritario, aunque sin descuidar el crecimiento en alimentos y bebidas, que también representan mercados relevantes para nosotros”, afirmó.
Consultado sobre las oportunidades de exportación en la región, el directivo explicó que en Latinoamérica existe un comercio de intercambio de productos cuando falta capacidad o tecnología en determinadas operaciones. “Esta planta incorpora una línea altamente especializada que solo está presente en dos locaciones de la región, lo que abre un gran potencial de exportación hacia mercados en los que la compañía también está creciendo”, destacó.
En esa línea, Báez precisó que podrían atender a Bolivia, Colombia o incluso Chile, donde en algunos casos cuentan con una capacidad más limitada. “Con la inversión y la tecnología que estamos implementando en Lurín, tenemos la posibilidad de suministrar a esos mercados vecinos si surge la necesidad. Hoy aún no lo estamos haciendo, pero está contemplado en nuestros planes”, concluyó.

Licenciado en Comunicación de la Universidad de Lima, con especialidad de periodismo y comunicación corporativa. Actualmente redacto en la sección negocios del Diario Gestión.