(G de Gestión) En el escenario de San Valentín, las joyas juegan un papel crucial. Después de un febrero 2023 desafiante por la convulsión social y política, las joyerías están experimentando un resurgimiento emocionante en la campaña de este año, explicado por una tendencia que se ha consolidado: una mayor demanda de joyas de plata bañadas en oro de 24 quilates. ¿Qué hay detrás de esta nueva motivación de compra y cómo impulsa las ventas este 2024?
Más allá de ser simples accesorios, las joyas se han convertido en testigos relucientes de historias de amor y de amistad, por lo que estas piezas se han posicionado como regalos irresistibles. Para los joyeros con ventas locales, el 14 de febrero es su mejor tercera campaña luego del día de la madre y Navidad, y representa el 35% de los ingresos del año. Para los exportadores, una cuota del 20%, detalla Julio Pérez Alván, gerente general de joyerías Arín.
“Ya no solo son los novios los que se regalan joyas, ahora se han convertido en detalles que se obsequian entre amigos en esta fecha especial”, comenta Rocío Mantilla, presidente del Comité de Joyería y Orfebrería de la Asociación de Exportadores (Adex). Añade que el 70% de los clientes peruanos suele comprar al momento, frente a un 30% “más detallista”, que se toma el tiempo para mandar a hacer diseños exclusivos o grabados.
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¿Qué joyas se venden más?
En volumen, la joyería de plata es la que más se vende, “aunque un anillo de oro puede tener un costo equivalente a 10 pulseras de plata”, precisa Mantilla. No obstante, el brillo de las joyas de plata bañada en oro ha tomado por asalto el mercado en los últimos años, y ya representa el 15% de las ventas.
“Un tema interesante en este mercado es que las joyas de plata bañadas en oro han logrado buenos resultados y ganando terreno por el factor precio, que es bastante decisivo. Por ejemplo, si un anillo de oro puro cuesta US$ 500, el de plata bañado en oro baja a US$ 200. Es más accesible y está hecho con dos metales preciosos”, resalta Pérez Alván.
Aunque uno podría pensar que el anillo de compromiso o matrimonio es el producto más pedido en el mes del amor, en realidad está al final de la lista. ¿Los jóvenes ya no quieren casarse? “Podríamos pensar que se ha perdido el significado de regalar una joya, pero no es así y lo vemos reflejado en las ventas, solo que el consumidor joven se está guiando por las nuevas tendencias. El anillo es un símbolo de amor eterno”, asegura el gerente de Arín.
Lo que más se demanda son los dijes con cadenas delgadas, los aretes y las pulseras. Sobre estas últimas, dice Mantilla, se ha puesto de moda que el metal esté acompañado por alguna piedra preciosa. La elección puede ser porque tiene un significado relacionado con el mes de nacimiento o con la prosperidad y felicidad.
Sobre los precios en anillos de compromiso, Arín informó que los de oro puro pueden oscilar entre los US$ 250 y US$ 500; y con una décima de diamante, pueden empezar en US$ 1,200. El precio sufrió un incremento —naturalmente— por la cotización del metal precioso en el mercado internacional. Hacia finales del 2024 ya había pasado la valla de los US$ 2,000 la onza y se proyecta que el valor se mantenga durante este 2024.
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Perspectivas de exportación
Aun con la campaña auspiciosa que se espera para febrero, con un incremento en ventas del 15% frente al mismo mes del 2023, los exportadores de joyería no proyectan cerrar el año en positivo. De acuerdo a Rocío Mantilla, de Adex, los envíos del 2023 habrían bordeado los US$ 110 millones —la cifra consolidada se publicará en marzo—, un ligero incremento frente al año anterior. Sin embargo, para este 2024 “se prevé una caída”.
“Hay factores como la incertidumbre política y la recesión que nos siguen afectando. En el mejor de los casos, con suerte, nos podríamos mantener si eventos como la inauguración del puerto de Chancay y el turismo impulsan el desarrollo de la economía”, sostiene Mantilla.
No obstante, un factor que en el corto plazo podría mejorar las ventas hacia el extranjero es el decreto legislativo que modificó la ley del Impuesto General a las Ventas (IGV), que considera exportación a la venta de oro de mineros peruanos a exportadores nacionales de joya. Con esta facilidad, se estima que los cinco principales exportadores adquieran al año 500 kilos de oro al año, que luego serán transformados para abastecer, en parte, a famosas casas de joyería como Tiffany & Co. y la española Tous.
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