La panadería San Antonio fue una de las primeras empresas que tomó la decisión de reorientar su giro de negocio cuando la pandemia inició. En su momento, el apostar por productos de bodega fue una oportunidad que muchos siguieron luego; sin embargo, casi seis meses después, el panorama no ha resultado ser el mejor.
Así, si bien en un primer momento dicha medida funcionó, luego la demanda se contrajo debido a que se generó más competencia. Esto resultó en la disminución de los espacios para las bodegas y, por ende, menos stock de productos. Ahora, dicha línea de negocio representa el 35% de la venta total, mientras que los productos propios de la panadería, el otro 65%.
Por el lado del delivery, Sánchez señaló que las reputaciones de las aplicaciones de estas se han visto impactadas por las fiscalizaciones y sus resultados. Por ello, ahora no son relevantes para el negocio. Tal es así que, si bien desarrollaron plataformas para el e-commerce, este canal comprende apenas el 2.5% de las ventas.
Negocio
La empresa reinició sus operaciones en sus cinco tiendas. Por ahora, no se contempla el cierre de ninguna de estas; sin embargo, insiste Sánchez, el contexto es de sobrevivencia. Así, han hecho convenios con los empleados –tienen 700 en total- para reducir sueldos y han solicitado a los proveedores más días de crédito con el objetivo de no disminuir en el servicio a los clientes.
“Ahora estamos al 65% de las ventas del año pasado. El que nos hayamos transformado no significa que nos hayamos salvado, hoy estamos sobreviviendo a través eficiencias en costos. La liberación de domingos y los aforos ha hecho que los números mejoren, pero no es una situación buena. Por ahora ya no perdemos plata, estamos en el punto de equilibro”, acotó Rubén Sánchez, CEO de San Antonio.
“Hemos podido incrementar el espacio de salón en la medida que se ha podido. Nos permiten mayor aforo, pero por el distanciamiento social, donde antes entraban cuatro mesas, hoy entra una”, añadió.
Actualmente, como parte de la Asociación de Propietarios de Restaurantes del Perú, están acudiendo, a través de gremios, al poder legislativo como el ejecutivo para hacer llegar su situación. Según Sánchez, hay personas que “escuchan, pero no se ejecuta”. La idea contar con días de crédito para el pago del IGV o el impuesto a la renta para un ‘respiro financiero’.
Menos margen
Por otro lado, San Antonio tampoco invertirá en innovación en tanto el contexto no lo permite. Mucho de lo que sucederá para la empresa hacia adelante, indicó Sánchez, dependerá de las medidas que determine el Estado.
“Apuntar a nuevos targets implica inversión. Para ello habría que hacerlo en maquinaria para automatizaciones o abrir tiendas, pero en la industria no hay dinero. La mejora está en cómo hacer para que el cliente venga en tanto tiene miedo. No hay caja, estamos endeudados e invertir en transformarnos hoy es imposible”, contó.
“Con los domingos hemos dejado de perder plata, pero los restaurantes y otros negocios afines, lo digo con seguridad, están haciendo malabares para no quebrar”, finalizó.
Menos consumo
El consumo en la pastelería ha venido reduciéndose con el paso de los meses. Cuando al inicio de la pandemia el ticket promedio ascendía a S/120, hoy apenas es de S/45 lo que respondería, según el ejecutivo, al menor empleo y al mayor uso de crédito a inicios de pandemia, lo que implica el cumplimiento posterior de deudas.