CEO de San Antonio comenta que las empresas del grupo adoptarán un marco normativo interno que les permita tener pautas de trabajo bastante estrictas con respecto a la contaminación del agua, energías limpias y reducción de plásticos. (Joel Alonzo / GEC)
CEO de San Antonio comenta que las empresas del grupo adoptarán un marco normativo interno que les permita tener pautas de trabajo bastante estrictas con respecto a la contaminación del agua, energías limpias y reducción de plásticos. (Joel Alonzo / GEC)

Mariana Castillo Celis

Movimiento Lucha

En el programa del miércoles pasado de “La Nueva Empresa”, Alberto de Belaunde, excongresista y fellow de la Universidad de Yale, y Rubén Sánchez, CEO de Pastelería San Antonio, ofrecen sus opiniones sobre el reglamento de la Ley de Sociedad de Beneficio e Interés Colectivo y su implicancia en el desarrollo sostenible desde el sector privado.

“La Nueva Empresa” es el espacio de capitalismo consciente de Lucha y la marca Gestión, que es difundido en redes sociales todos los días miércoles desde las 4 pm. En esta oportunidad, el programa, en su duodécima edición, trató sobre las oportunidades que ofrece la Ley de Sociedad de Beneficio e Interés Colectivo (Ley BIC) a las empresas que decidan adecuarse a ese marco regulador.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se adoptaron por todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas en el año 2015 como un llamado universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad hacia el año 2030. En ese sentido, todos los actores de la sociedad están invitados a colaborar desde su rol en el cumplimiento de estos objetivos, los cuales son 17 y se agrupan en cinco esferas: la población, el planeta, la prosperidad, la paz y las alianzas.

Ley BIC

En este contexto nace la Ley BIC, la cual brinda una identidad a los actores del sector privado que han decidido darle la misma importancia que le dan a su fin comercial a su impacto social y ambiental, pues entienden que la responsabilidad de abordar distintas problemáticas sociales no le compete solo al sector público.

Este proyecto de ley fue impulsado por Alberto de Belaunde cuando cumplía su mandato como congresista de la República en el periodo 2016-2021. Trabajó con distintos actores del sector y finalmente se promulgó el 23 de noviembre del 2020, mientras que su reglamento fue publicado el 23 de febrero del presente año.

De Belaunde cuenta que sus colegas se acercaron a preguntarle qué tipos de incentivos económicos se le iba a dar al sector privado para que adopten esta propuesta, sin embargo, explica que lo único que se necesitaba era contar con una identidad jurídica que permitiera que las distintas empresas adapten la idea de buscar el beneficio económico y social. En ese sentido, expresa que es necesario dejar de limitar la relación pública-privada a incentivos y, a su vez, recalca la necesidad de que ambos sectores dialoguen y trabajen por objetivos comunes.

“Nosotros entendimos que el propio mercado se iba a encargar de generar el sistema de incentivos, ya que existen capitales en el mundo que están buscando este tipo de empresas para invertir. Además, está demostrado que los consumidores prefieren comprar productos sostenibles y los profesionales más jóvenes están buscando empresas con propósito, lo cual es una manera de captar al mejor talento’', comenta el excongresista.

Por su parte, Sánchez precisa que un punto clave de entender en las sociedades de empresas BIC es que estas deben enfocar todos sus esfuerzos para lograr que cualquiera de los 17 ODS se cumplan.

Comenta que la Ley BIC los ayudó a estructurar objetivos que ya perseguían, ya que les ofrece un marco normativo que los obliga a exponer cómo van gestionando la empresa para que cumpla con los ODS.

“No busco como promotor de una empresa BIC cumplir con objetivos específicos a costa del Estado, sino más bien crear un ecosistema de cambio que transparente las acciones del sector privado para que todos los stakeholders sepan que es un objetivo real y no parte del marketing de la empresa”, expresa Sánchez.

Regulación

Sobre este último punto, De Belaunde explica que si bien la figura normativa de la Ley BIC es atractiva y flexible, pues se quiere evitar que la sobreregulación límite el ímpetu de los actores privados en este asunto, tiene estándares altos e indicadores que permiten medir el impacto de las acciones de la empresa que adoptan esta ley. Además, ”los consumidores ciudadanos tienen la posibilidad de denunciar ante Indecopi a las empresas que tengan el rótulo de BIC, pero en realidad no lo son”, agrega. Con esto se evita que las empresas que solo buscan hacer marketing de su impacto social accedan a ser parte de la sociedad BIC y atrae a aquellas que están comprometidas con este cambio y comparten la mirada del capitalismo consciente.

No obstante, tanto De Belaunde como Sánchez expresan que tampoco se trata de satanizar a los empresarios, pues el sector privado es un mundo muy complejo y resaltan que existen muchas empresas que tienen buenas prácticas.

Ante esto, Sánchez sostiene que se suele malinterpretar el concepto de sostenibilidad como una inversión grande o inherente a las empresas grandes . “Todas las empresas independientemente de su tamaño, tienen una responsabilidad en el desarrollo sostenible. Lo importante es cambiar el mundo que te rodea y que esté a tu alcance. Puedes tener una bodega o pequeño negocio y aún así promover el empleo formal, evitar que se usen bolsas de plástico y ya estás siendo sostenible desde tus posibilidades, precisa.

Escuela BIC

“La iniciativa partió alineada al propósito que perseguimos como empresa. Nosotros ya estábamos comprometidos con la idea de aportar a los ODS motivados por nuestra participación en Perú Sostenible, en donde varios gerentes generales trabajamos desde nuestro rol específico de líderes empresariales en pro del desarrollo sostenible”, subraya Sánchez.

Además, agrega que San Antonio se encuentra adecuándose a esta figura desde noviembre del año pasado, pero aún continúan en el proceso ya que buscan que todas sus empresas cumplan con lo requerido.

“Hemos ido descubriendo en el camino que los objetivos de desarrollo sostenible deben integrarse a cada una de las empresas que tenemos como grupo empresarial. Por ello queremos promover elementos que estén alineados específicamente con cada uno”, expresa el ejecutivo.

En ese sentido, contó que actualmente están creando una escuela para panaderos y pasteleros, la cual está naciendo bajo el régimen de escuela BIC y está alineado al ODS 4, que busca garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.

Asimismo, Sánchez comenta que las empresas que ya se encuentran operando adoptarán un marco normativo interno que les permita tener pautas de trabajo bastante estrictas con respecto a la contaminación del agua, energías limpias, reducción de plásticos, etc. “De tal manera que los parámetros que establezcamos en nuestros negocios puedan irradiar a otros proyectos y que existan réplicas en el mercado para que se comience a generar un círculo virtuoso en nuestra industria”, agrega.