La filial Sam’s Club de Walmart Inc respondió al revuelo causado en China por la retirada de productos procedentes de Xinjiang en su aplicación y desmintió que se tratara de una medida deliberada en una reunión con analistas, afirmando que fue “un malentendido”.
Usuarios de las redes sociales chinas y medios de comunicación locales criticaron la semana pasada a Sam’s Club, un club de almacenes solo para socios que ofrece productos y servicios, por haber retirado los productos de sus tiendas online en el país.
La agencia china de lucha contra la corrupción acusó al grupo minorista estadounidense y a Sam’s Club de “estupidez y miopía” por este asunto.
Un representante de Sam’s Club dijo a los analistas locales en una llamada organizada por una empresa de valores nacional la semana pasada que los consumidores chinos no podían encontrar productos de Xinjiang porque la aplicación no admite búsquedas de productos basadas en nombres de lugares.
La llamada, cuya grabación completa fue compartida con Reuters por un participante, presentó al representante como líder regional de comercio electrónico de Sam’s Club, de apellido Zhang.
“Este asunto es un malentendido”, dijo Zhang en la llamada. “No nos hemos defendido, porque no hay razón para tener miedo por cosas que no hemos hecho”, añadió Zhang. Un segundo participante corroboró los comentarios de Zhang en la llamada, que también habló de los planes de Sam’s Club en China.
Walmart no respondió a una solicitud de comentarios. Ni Walmart ni Sam’s Club han comentado públicamente hasta ahora la reacción contra ellos en China y Zhang no comentó la situación de Walmart, que también fue acusada de retirar productos procedentes del extremo occidental de China, tanto de sus tiendas físicas como de su aplicación.
La polémica, que provocó que una oleada de compradores de Sam’s Club en China cancelaran sus suscripciones, pone de manifiesto la cuerda floja en la que se mueven las empresas extranjeras en China al tener que compaginar las tensiones geopolíticas entre Occidente y China con la importancia que tiene este país como mercado y base de suministros.
Xinjiang se ha convertido en un punto de conflicto cada vez mayor entre los Gobiernos occidentales y China, ya que expertos de la ONU y grupos de derechos humanos estiman que más de un millón de personas, principalmente uigures y miembros de otras minorías musulmanas, han sido detenidas en campos de concentración.
China ha rechazado las acusaciones de trabajos forzados o cualquier otro abuso en Xinjiang, describiendo los campamentos como centros de formación profesional diseñados para combatir el extremismo, y a finales del 2019 dijo que todas las personas en los campos se habían “graduado”.