Aún hay muy pocas escuelas de belleza en Perú, señaló Montalvo. (Foto: USI)
Aún hay muy pocas escuelas de belleza en Perú, señaló Montalvo. (Foto: USI)

En las principales zonas comerciales de Lima hay dos negocios que nunca faltan: sangucherías y .

La saturación del es evidente cuando, por ejemplo, en el distrito de Magdalena se encuentran tres o cuatro salones de belleza por cuadra. Sin embargo, pese a la saturación de locales dedicados a este rubro -por lo menos en la capital- existe

"En Perú solo el 20% de estilistas se ha preparado profesionalmente", reveló a Gestión.pe Víctor Hugo Montalvo, gerente general del .

El ejecutivo aseguró que el 70% es totalmente empírico, mientras el 10% aprendió como asistente de uno profesional antes de abrir su salón.

"Los salones crecieron y la competencia también, pero no a nivel de formación", señaló.

Antaño las municipalidades impulsaban en donde las personas aprendían lo básico del tratado del cabello, pero con un interés menor del Estado y un sector privado casi inexistente, sostener la expansión de esta industria se volvió difícil, indicó.

"No ha habido una atención al rubro con seguir formándose o hacer que las academias de educación de belleza crezcan", advirtió Montalvo.

Pero no todo es culpa de los. La misma cultura peruana no está muy amistada con la belleza.

"Solo el 45% de peruanos acude a un . El mercado es así, y la mayoría no paga más de S/10", refirió el gerente general del Instituto Montalvo.

En países como Chile, Argentina o Venezuela (obviando la crisis), el consumo promedio es de 80%. La brecha, estimó, podría reducirse en cinco años. Y, curiosamente, uno de los factores es el éxodo de .

"La inmigración venezolana ha fortalecido el sector porque han llegado profesionales de muy buen nivel", subrayó Montalvo.

Explicó que los salones más grandes se disputaban los pocos profesionales que ofrecía el mercado. "Con su llegada, hemos podido cubrir el 30% que hacía falta", afirmó.

Pero no solo se homogeneizó la calidad de los . La llegada de los nuevos vecinos le dio un impulso a un sector que andaba saturado.

"Por un tema de cultura, ha ayudado a que el consumo sea mayor. Además que en Venezuela se ve al rubro de belleza como una opción profesional. Acá solemos verlo como la última alternativa", puntualizó.