Aunque tras la pandemia los locales de ocio como los restobares lograron negociar el pago de alquileres y que les hagan ciertos ajustes, considerando los largos meses que estuvieron sin operar y que su recuperación sería muy gradual por los topes de aforo, ahora el tipo de cambio les juega en contra.
De ello da cuenta Orlando Reátegui, gerente general del restobar Mandala (Miraflores), quien si bien había acordado con su arrendador una reducción en la renta mensual de hasta US$ 1,000, hoy este ahorro se ha diluido con el repunte del precio del dólar, que el jueves último rompió su récord histórico, cerrando en S/ 4.133, según el BCR.
Asegura que, definitivamente, el actual tipo de cambio los golpea, porque prácticamente pagan alrededor de S/ 1,800 más al mes por el local que ocupan, respecto a meses anteriores cuando el tipo de cambio fluctuaba en alrededor de S/ 3.70.
Pero no solo se ven afectados en la renta, también en el precio de ciertos insumos. “Respecto a ello, hemos tenido que modificar un poco la carta, sin bajar la calidad, orientándonos a los productos que nos dan más margen de ganancia”, dice.
Mientras que, el incremento en el precio de los licores también los ha podido manejar con contratos de exclusividad.
Estrategias
Pese al mal temporal, Mandala – parte de DaiKiri Inversiones –ha apostado por reinventarse y por relanzar la marca este año con una conceptualización diferente, lo cual les demandó una inversión cercana al millón de dólares. “Las primeras tres a cuatro semanas fueron duras, pero la aguja de las ventas ha ido hacia arriba”, asegura.
No obstante, ante los embates de la volatilidad del dólar y de los insumos -y en vista que están todavía a la mitad de aforo- este negocio, tradicionalmente nocturnos, ahora busca ver la luz ampliando sus horarios de atención a fin de gana rentabilidad. “En Mandala, el plan es abrir en un mes más de martes a domingo y más temprano, a fin de incluir almuerzos en la oferta”, adelanta Reátegui.
De esta manera, la proyección es poder llegar a ventas mensuales de S/ 600,000 y duplicar este monto (es decir llegar a S/ 1.2 millones) para el 2022.
Asevera que, en general, los restobares se han orientado al tema gastronómico y ya hay discotecas que han migrado a ser restobar. “Antes la gastronomía estaba en un segundo plano, pero ahora es parte importante de este giro de negocio. En nuestra operación, la venta de comida representaba entre el 10% y 15% y ahora llega al 35%”, sostiene.
No en vano, revela que han contratado a Fernando Palomino, chef que implementó el Segundo Muelle en Miami, para reforzar esta área en Mandala y también en los otros negocios que maneja Daikiri (mercado gastronómico Patio 43 y la discoteca Qiu, en Lince, que abrirá próximamente).
Competencia
De otro lado, comenta que ante la emergencia sanitaria el número de restobares en Miraflores y Barranco se ha replegado, y que son, sobre todo, los grupos con las espaldas financieras necesarias y las marcas posicionadas y conocedores del sector de entretenimiento los que han podido mantenerse, tal es el caso de Bazar, Open, Bizarro, Ayahuasca, Dada y Victoria Bar, entre otros.
“Hay emprendedores que no ha podido sobrellevar sus negocios por un tema de inversión, muchos operaban en locales alquilados y no pudieron sostener el pago de estos. En nuestro caso, la operación de Punta Hermosa (Patio 43) es la que logró sostener de alguna manera a Mandala”, precisa.
Calcula que en Lima deben funcionar entre 120 y 150 restobares dirigidos a diferentes estratos sociales, aproximadamente.
Con relación a una tercera ola del COVID-19, Reátegui informa que están tomando sus previsiones, manteniendo y siendo moderados con sus costos fijos. “De darse, esperamos que las restricciones no sean tan duras, porque un confinamiento más sería devastador para el rubro”, advierte.