Los reguladores vigilarán de cerca a Facebook Inc. cuando presente su proyecto de criptomoneda esta semana. Una supervisión que está justificada.
Mark Zuckerberg, fundador de la red social, no va a jugar con lo que queda de su imagen pública al replicar los peores excesos de la locura bitcoin. Él no está tratando de crear una moneda especulativa; de hecho, una ola potencial de pérdidas en inversión familiar es lo último que necesita.
Solo quiere un medio de intercambio digital que pueda utilizar en sus aplicaciones. Sin embargo, su apuesta en el lanzamiento de una revolución de pagos en línea conlleva muchos riesgos, desde preocupaciones antimonopolio hasta la amenaza que podría suponer para la estabilidad financiera.
Las filtraciones de los medios el fin de semana sugieren que el proyecto "Libra" de Facebook será una continuación de sus esfuerzos anteriores por expandir su negocio de pagos y mantener a los clientes dentro de las murallas de sus aplicaciones de redes sociales al crear su propio dinero.
Si bien Zuckerberg está a punto de revelar un equipo de socios, entre los cuales están supuestamente eBay Inc., Farfetch Ltd., Spotify Technology SA, Uber Technologies Inc. y Vodafone Group Plc, hasta ahora todo se parece mucho al bebé de Facebook.
Es contundente ver que los grandes bancos o los gigantes de Silicon Valley y Seattle no están dispuestos a adoptar el proyecto aún, a menos que Zuckerberg nos sorprenda con algunos nombres más impactantes en el lanzamiento. Parece que la base de clientes objetivo para estos nuevos tokens digitales serán los 2,600 millones de usuarios de Facebook, WhatsApp e Instagram.
Aunque Facebook sin duda nos asegurará que el objetivo de este proyecto es facilitar la vida de sus clientes, al darles la posibilidad de comprar de una manera que bitcoin rara vez ha ofrecido, es difícil alinearlo con el esfuerzo político por frenar las tendencias monopólicas de las grandes de la tecnología (independientemente de la lista de socios de lanzamiento y sus US$ 10 millones en cuotas de participación).
Es crucial que Libra no se convierta en un pegamento protector que una aún más las redes sociales de Zuckerberg justo en un momento en que muchos reguladores quieren separarlas.
Libra será presentado como una asociación de código abierto cuyos beneficios están disponibles para todos, pero ¿hasta qué punto se mantendrá a distancia del imperio Zuckerberg? De hecho, si los beneficios financieros y comerciales del uso de Libra se acumulan principalmente en Facebook, simplemente mantendrán su dominio en el mercado.
Así, los reguladores deben averiguar quién será el propietario de la nueva gigante serie de datos. Es posible que incluso insistan en que este tipo de información debería estar disponible para los gobiernos o rivales para evitar los problemas del pasado, donde algunas empresas terminaron siendo propietarias de toda la información sobre nuestras actividades en línea.
Facebook no gana casi dinero con sus pagos en la actualidad –que representan menos de 2% de los US$ 55,800 millones de ingresos del año pasado–, algunos analistas consideran que Libra podría cambiar las cosas. Se dice que Barclays pronostica US$ 19,000 millones en ingresos adicionales para el 2021 si los tokens ganan terreno. El lanzamiento de Libra está previsto en una docena de países en el 2020.
Son muchos datos potenciales y nuevas fuentes de ingresos.La estabilidad financiera también es una preocupación y los reguladores deben pedir transparencia sobre cómo está estructurado Libra. Se espera que el token sea una "moneda estable", que está vinculado a las monedas fiduciarias existentes, como el dólar estadounidense o el euro. Eso reducirá la volatilidad de los precios, a diferencia del bitcoin de rueda libre, cuyo precio en los últimos cinco años ha pasado de US$ 600 a US$ 19,000, y ahora a US$ 9,000.
La supervisión reguladora de las monedas que se mantienen en reserva para respaldar la Libra contribuiría de alguna manera a desarrollar la fe en la capacidad de Facebook para canjear tokens cuando los clientes lo soliciten.
Si bien nadie quiere estrangular la innovación innecesariamente, Facebook no ha hecho mucho para ganarse la confianza de todos en los últimos años. Los reguladores deben aprovechar cualquier posibilidad de imponer los controles necesarios al principio, en lugar de apagar incendios a lo largo del camino.
Por Lionel Laurent