La cuprífera estatal chilena Codelco podría nombrar en las próximas semanas a su tercer presidente ejecutivo en un año. Quien asuma tendrá la titánica tarea de revertir las bajas en producción y ganancias, y lidiar con una pesada carga de deuda de US$ 19,000 millones. Esto está captando la atención de bonistas.
El escenario para Codelco no es el más alentador. Su producción de cobre está en el nivel más bajo en un cuarto de siglo, sus costos se han disparado y sus proyectos estratégicos enfrentan retrasos y sobrecostos. Todo lo anterior ha empeorado sus métricas crediticias, a pesar de que los precios del cobre están más de un 20% por encima del promedio de la última década.
La tarea de liderar al gigante estatal fue demasiado para André Sougarret, quien renunció como presidente ejecutivo después de menos de un año en el cargo. Adujo dificultades para conciliar las demandas del puesto con su vida personal. Y este mes, un informe de la firma de investigación Cesco advirtió que si el o la reemplazante no corrige el rumbo, la deuda de la empresa podría aumentar a US$ 30,000 millones en cuatro años, llevando el apalancamiento al límite.
No obstante, algunos analistas están comenzando a olfatear una oportunidad de compra.
“Si la producción no mejora, sería preocupante”, dijo Oren Barack, gerente de renta fija de Alliance Global Partners, con sede en Nueva York. Pero la compañía sigue siendo “un título interesante, especialmente a medida que se amplía su diferencial de tasas” con Chile.
Desde fines de julio, los bonos en dólares de Codelco han tenido uno de los peores desempeños entre sus pares. En esa fecha la compañía recortó su estimación de producción anual y elevó la de costos. El diferencial de tasas con los bonos del Tesoro de Estados Unidos se amplió 13 puntos básicos en ese lapso, más del doble del movimiento de los bonos soberanos chilenos.
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Año para el olvido
La relación deuda neta a Ebitda de Codelco está en más de cinco veces, lo que la convierte en una de las cupríferas más endeudadas del mundo. Tampoco ayuda que la empresa debe dar el 10% de sus ingresos al estado, drenando recursos y forzando más emisiones de deuda.
“Si las promesas de producción y los costos de estos proyectos no se cumplen, los niveles de deuda podrían llegar a niveles tan altos que podrían arrastrar a la empresa a la insolvencia, poniendo en peligro su viabilidad financiera”, escribió Cesco a principios de este mes.
Si bien las menores leyes del mineral y retrasos en sus proyectos aquejan a toda la industria, Codelco además sufre las consecuencias de años de inversión insuficiente.
La empresa trata de avanzar simultáneamente con varios proyectos estratégicos de expansión, en tiempos de interrupciones en las cadenas de suministro, inflación y cuellos de botella en la construcción. La tarea se hace más difícil por su proceso de toma de decisiones que es menos ágil que en el sector privado.
Aún así, el presidente del directorio de Codelco, Máximo Pacheco, espera que la producción comience a recuperarse el próximo año y que los proyectos estratégicos aseguren la producción de la empresa durante los próximos 50 años.
Si eso sucede y los precios del cobre se mantienen firmes, los niveles de deuda no se deteriorarían mucho más. Codelco también cuenta con el pleno respaldo del Estado chileno, uno de los países menos endeudados de la región.
Y ahí estaría la oportunidad.
“Hay algunos puntos de la curva donde la ampliación de los spreads ha sido mayor y pueden haber mejores puntos de entrada, como es el caso del bono 2027″, dijo Josefina Valdivia, gerenta de renta fija de Credicorp Capital.
Aún así, los analistas de Cesco tienen menos confianza y piden a la compañía que reevalúe la viabilidad de los proyectos y sus prácticas de gobierno corporativo, “antes de seguir adelante por un camino de inversión y endeudamiento que ponga en peligro la sostenibilidad económica”.
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