Hace 15 semanas, en plena pandemia, se lanzó el marketplace de educación Prendea, que ofrece más de 150 cursos en vivo para grupos reducidos de niños entre 4 y 18 años. Al cierre de julio, la plataforma en línea ya ha vendido más de US$ 10,000 mensuales y proyecta llegar a un total de US$ 1 millón de ventas en menos de 12 meses.
“Hay un aprendizaje gigantesco que se da fuera del colegio que normalmente coincide con el aprendizaje que los estudiantes más disfrutan, que son todas las actividades extra curriculares o sus hobbies. Eso es lo que hemos creado en Prendea. Hay clases de diseño de modas, mitología griega, creación de música electrónica o el entrenamiento de un futbolista profesional”, explica Gonzalo Aguilar, CEO de Prendea.
Los cursos aumentan a un ritmo de 10% a la semana. El plan es cerrar el año con 500 clases. Los grupos son de máximo 10 estudiantes. Hasta ahora Prendea cuenta con 700 alumnos de más de 10 países. La tasa de retención semanal está sobre 90%.
“Generar el match entre oferta y demanda de forma presencial es casi imposible porque quizás no hay un profesor cerca de la zona del niño o el curso es muy caro. Nosotros agrupamos a estudiantes con los mismos intereses con profesores muy apasionados y que saben”, afirma Aguilar.
El ejecutivo considera que esta coyuntura era un buen momento para lanzar la plataforma principalmente porque se pasa más tiempo en casa, en la mayoría de hogares se ha mejorado la conexión a Internet para poder trabajar o estudiar desde casa, y las familias ya han comprobado que la educación a distancia también puede ser de buena calidad. Pero más allá de la pandemia, Aguilar considera que un marketplace de este tipo también funciona porque la oferta está muy fraccionada y reduce los costos de búsqueda de cursos y de ir a clases.
Sin embargo, Aguilar reconoce que cuando sea más seguro salir a la calle, la intensidad de uso de la plataforma podría bajar, aunque no necesariamente el número de usuarios activos mensuales. Además, considera que hay otras limitaciones al modelo. Por ejemplo, puede no ser un producto barato para algunas familias (unos S/ 200 al mes por paquete).
Para abarcar un mercado más grande, Prendea planea crear un modelo de suscripción hacia finales de año. “Por US$15 al mes, el niño puede entrar a ver cualquier clase que esté ocurriendo en vivo, pero no participar. Solo pueden participar quienes paguen por el curso. Pero igual un estudiante puede entrar de forma ilimitada a las clases que quiera, ver cuál le gusta y pagar por la que realmente quiere. Así se puede crear un servicio de streaming y llegar a familias de más bajos ingresos que no tienen S/ 200 al mes, pero sí S/ 40 o S/ 45, que es lo que uno gasta en Netflix o Spotify”, señala Aguilar.
El modelo de streaming también resuelve otra limitación de Prendea: programarse con tiempo para conseguir un cupo en un curso. “Con este modelo las personas pueden caer y ver cualquier clase, sin afectar a los que sí pueden interactuar”, dice el ejecutivo. De esta forma también busca generar un mayor hábito del uso de la plataforma.