El recién nombrado director general de Twitter, Parag Agrawal, ha salido de entre bastidores para hacerse cargo de uno de los puestos de mayor renombre y de mayor volatilidad política de Silicon Valley.
Pero lo poco conocido que es, junto con una sólida formación técnica, parecen ser lo que algunos buscaban para sacar a Twitter de su actual marasmo.
Agrawal, un inmigrante de 37 años procedente de la India, no pertenece a las filas de los CEO famosos, entre los que se encuentran Mark Zuckerberg, de Facebook; Elon Musk, de SpaceX y Tesla, e incluso el propio hombre al que sustituye, Jack Dorsey.
Esos fundadores y líderes de empresas de renombre han aparecido a menudo en las noticias -y en Twitter- por hazañas que van más allá del usual funcionamiento de sus empresas.
El nombramiento de Agrawal, que fue director de tecnología de Twitter durante los últimos cuatro años, ha sido considerado por Wall Street como la apuesta por alguien que se centrará en introducir a Twitter en lo que se considera la próxima era de internet: el metaverso.
Agrawal es una elección “‘segura’ que debería ser vista con buenos ojos por los inversores”, escribió Angelo Zino, un analista de la firma de investigación CFRA, quien señaló además que Elliott Management Corp., una compañía accionista de Twitter, había presionado a Dorsey para que renunciara.
Elliott emitió un comunicado el lunes en el que afirmaba que Agrawal y el nuevo presidente del consejo de administración, Bret Taylor, eran los “líderes adecuados para Twitter en este momento crucial para la empresa”.
Taylor es presidente y director de operaciones de la empresa de software empresarial Salesforce.
Agrawal se une a las filas de un grupo cada vez más numeroso de directores generales de origen indio de grandes empresas tecnológicas, como Sundar Pichai, de Alphabet —la empresa matriz de Google—, Satya Nadella, de Microsoft, y Arvind Krishna, de IBM.
El directivo se incorporó a Twitter en el 2011, cuando tenía apenas 1,000 empleados, y es su director técnico desde el 2017. A finales del año pasado, la empresa, con sede en San Francisco, tenía una nómina de 5,500 empleados.
Agrawal trabajó anteriormente en Microsoft, Yahoo y AT&T en cargos de investigación. En Twitter, ha trabajado en el aprendizaje automático, en la ingeniería de ingresos y de consumo, y ayudando al crecimiento de la audiencia. Estudió en Stanford y en el Instituto Indio de Tecnología de Bombay.
Aunque Twitter cuenta con usuarios destacados, como políticos y celebridades, y es una de las redes favoritas de los periodistas, su base de usuarios está muy por detrás de viejos rivales como Facebook y YouTube, y de otros más recientes como TikTok. Tiene poco más de 200 millones de usuarios activos diarios, una métrica habitual en el sector.
Como director general, Agrawal tiene que ir más allá de los detalles técnicos y ocuparse de los problemas sociales y políticos con los que luchan Twitter y las redes sociales en general. Entre ellos: la desinformación, el abuso y los efectos en la salud mental.
Agrawal tuvo una rápida introducción a la vida como director general de una empresa de gran calado que es una de las plataformas centrales para el discurso político en línea. Los conservadores no tardaron en sacar a la luz un tuit que envió en el 2010 y que decía: “Si no van a distinguir entre musulmanes y extremistas, ¿por qué debería yo distinguir entre blancos y racistas?”.
Como señalaron algunos usuarios de Twitter, el tuit de hace 11 años citaba un segmento de “The Daily Show”, que hacía referencia al despido de Juan Williams, quien hizo un comentario sobre su nerviosismo ante los musulmanes en un avión.
Twitter no respondió de momento a un mensaje para comentar el tuit.