“El Perú es Lima, Lima es el jirón de La Unión, el jirón de La Unión es el Palais Concert y el Palais Concert soy yo”, decía el escritor iqueño Abraham Valdelomar sobre el café limeño que, en la década de 1920, alojaba el edificio Barragán, situado en el cruce del jirón de la Unión y la avenida Emancipación. Dicho espacio, tras ser cerrado en 1930, tuvo diversos usos, siendo galería de ropa, hotel, pollería, zapatería e incluso una discoteca; sin embargo, desde el 2012, se convirtió en la sede de la tienda por departamento Ripley, la cual luego de 12 años de operación terminó por decirle adiós a esta ubicación. Pero, ¿cuáles son las razones detrás del cierre de esta céntrica posición?
De acuerdo con la comunicación de Ripley, los motivos que llevaron al cierre de la tienda del jirón de la Unión y del local en el centro comercial Plaza del Sol (Piura) fueron que “representaban un porcentaje menor de la venta de retail en Perú”. La firma indicó que la decisión se tomó tras evaluar el desempeño de los puntos de venta, enfoque en la experiencia de compra, rentabilidad y elección de ubicaciones en puntos estratégicos que fortalezcan el desarrollo del ecosistema físico-digital.
En ese sentido, el experto en retail y director de A&M Gestión y Desarrollo, Ernesto Aramburú, manifestó que la determinación de Ripley de cerrar la tienda en el jirón del Centro Histórico de Lima responde a una estrategia que tiene por objetivo, entre otros aspectos, enfocarse en el fortalecimiento de nuevos puntos de venta donde los resultados son positivos en poco tiempo de operación, tales como las sedes en San Juan de Lurigancho e Iquitos. Además, el experto sostuvo que actualmente las tiendas por departamento evalúan más detenidamente el mantener sedes de grandes extensiones en metros cuadrados (m2), las cuales ante menores transacciones, signifiquen costos de mantenimiento y renta más elevados.
“Hay una tendencia a nivel de países en relación a que las tiendas por departamento cada vez son más pequeñas, considerando también la penetración del e-commerce. Por ejemplo, Ripley es importante en comercio electrónico; además, hay una apuesta de los retailers por reducir stock y enfocarse en la rotación, sobre todo”, señaló.
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De este modo, Aramburú destacó que la decisión de Ripley no está relacionada con un mal momento financiero de la compañía chilena, teniendo en cuenta que en el segundo trimestre del 2024 su segmento retail impulsó utilidades de 11,129 millones de pesos chilenos en comparación con las pérdidas por 19,686 millones en el mismo periodo del año pasado. Estas cifras se lograron como consecuencia de la mejora en las ventas y márgenes en el segmento de retail en Chile y Perú.
“Retirarse de zonas emblemáticas o aparentemente comerciales es algo que no solo está haciendo Ripley cuando los números no funcionan. Tenemos el caso de Metro, el cual dejó su conocida sede de años en la UNI porque no funcionaba”, reiteró el ejecutivo.
¿Qué pasa con el jirón de la Unión?
Luis Sánchez, gerente de Investigación y Consultoría de Jones Lang LaSalle (JLL), señaló que el corredor comercial de jirón de la Unión —compuesto por aproximadamente 500 negocios en un cuadrante de 20 cuadras— actualmente experimenta uno de las vacancias más altas de los últimos tiempos, a excepción de la pandemia. “Antes del covid-19 podíamos hablar de una vacancia menor al 2% y ahora la desocupación está por encima del 3%. Hoy incluso en una cuadra se pueden ver hasta cuatro locales vacíos”, remarcó el especialista.
Y es que esta zona del centro de Lima, en los últimos cuatro años, afrontó diversas situaciones que redujeron su atractivo de visita. Sánchez recordó que los negocios de este corredor comercial no habían terminado de recuperarse de los meses de encierro por la pandemia, cuando tuvieron que lidiar con el enrejado de la Plaza Mayor que impactó directamente en el flujo a los comercios adyacentes. Posteriormente, los conflictos sociales y protestas en el centro de Lima también retrajeron el tránsito y más recientemente, los trabajos de peatonalización en calles cercanas.
“Han sido varios eventos que se han dado en desmedro de la actividad comercial. Estas situaciones no solo perjudicaron a los pequeños negocios, sino que también a los grandes retailers”, explicó.
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Otro aspecto a considerar es que, a pesar de la mayor vacancia, los propietarios de los locales mantuvieron sus tarifas de alquiler. Así, en el jirón de la Unión —según Sánchez—, los locales con puerta a calle tienen extensiones de alrededor de 50 m2 a 400 m2, con una renta que puede fluctuar desde los US$35 hasta los US$60 por m2.
“En el caso de Ripley hablamos de un espacio mayor a los 2,000 m2, cuya tarifa por m2 posiblemente sea menor a US$ 20. Tras la desocupación de la tienda, sujeto a la estrategia del propietario, este espacio podría ser subdividido para ponerse nuevamente en renta, pues será un poco complicado encontrar un operador que tome la extensión completa”, agregó.
Adicionalmente, Sánchez resaltó que, dentro del corredor comercial jirón de la Unión, el local de Ripley representaba una tienda ancla que también favorecía al flujo de los comercios aledaños, los cuales ante menores ventas en un futuro podrían evaluar su permanencia. “Ello unido a un probable impacto en el flujo como consecuencia de nuevas obras en el Centro de Lima, como la que corresponde a la Línea 2 del Metro, podría llevar a que el otro año, los propietarios sí terminen por realizar ajustes a sus rentas”, anotó.
El factor Real Plaza Centro Cívico
Para el exgerente general de Megaplaza y experto en retail, Percy Vigil, es sorpresiva la salida de Ripley de una zona estratégica y comercial como el jirón de la Unión, pues la tienda demandó en su momento una inversión de US$6 millones, orientada a la restauración del edificio Barragán.
“Si bien el jirón de la Unión es una importante plaza, tampoco podemos negar la relevancia que ha ido tomando en oferta Real Plaza Centro Cívico. Ahora tiene un importante flujo, con diversas marcas y una propuesta que cubre las expectativas de los visitantes”, finalizó.
EL DATO:
- La restauración del edificio Barragán duró 24 meses y fue supervisada por el Ministerio de Cultura y la Municipalidad de Lima.
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Bachiller en Comunicación Social de la Universidad Nacional del Santa. Con 11 años de experiencia profesional en comunicación escrita y digital. Trabaja en el Diario Gestión desde noviembre del 2021. Laboró anteriormente en la Sociedad Nacional de Industrias y el diario La Industria de Chimbote.
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