La batalla por el control de Vectura Group Plc ha puesto a los accionistas y a la junta en un aprieto, obligados a decidir si el mejor postor para la compañía británica de cuidado de la salud es también el mejor propietario.
Es un dilema planteado por la naturaleza de los dos postores. Después de que la firma de capital privado Carlyle Group Inc. hiciera la primera incursión, el gigante del tabaco Philip Morris International Inc. entró a la competencia con una oferta más alta. Una ronda de aumentos de ida y vuelta le ha dado a Philip Morris la ventaja en el precio, mientras que Carlyle sostiene que es un comprador más adecuado que un vendedor de cigarrillos.
Como es una oferta solo en efectivo, los inversionistas de Vectura podrían optar por simplemente tomar el dinero del fabricante de Marlboro y seguir adelante. Pero la óptica de poner los medicamentos para el asma y los cigarrillos bajo el mismo techo está poniendo a prueba a los inversionistas respecto de las credenciales ASG (ambientales, sociales y de gobernanza corporativa) que se han convertido en pilares centrales de las políticas de los mercados financieros.
Algunos gestores de activos tienen prohibido absolutamente hacer negocios con fabricantes de armas o gigantes del tabaco, independientemente de los retornos que puedan prometer.
El enfrentamiento llegará a un punto crítico esta semana cuando Philip Morris decida su próximo movimiento. Carlyle ya ha dicho que no volverá a aumentar su oferta más allá de los actuales 155 peniques por acción, o 958 millones de libras (US$ 1,300 millones). El competidor podría aumentar su oferta, ya 10 centavos más alta que la de Carlyle, a un nivel que dificultará que los inversionistas y la junta se nieguen a aceptarla
Otro aumento tendría el beneficio de anular los compromisos que Carlyle ha obtenido de accionistas que representan alrededor del 11% de las acciones emitidas de Vectura. Pero Carlyle ha exagerado sus credenciales, diciendo que su oferta, aunque financieramente inferior, es del mejor interés de las “partes interesadas”, incluidos los científicos que trabajan en el fabricante de medicamentos para el asma.
Carlyle, Vectura y Philip Morris declinaron realizar comentarios para esta historia.
Decisión del directorio
El directorio de Vectura enfrenta el dilema de velar por el bienestar de la empresa, mientras cumple su mandato fiduciario al recomendar la oferta más alta. Algunos inversionistas argumentan que rechazar a Philip Morris niega a la empresa, y en realidad a cualquier industria que intente construir un futuro mejor, la oportunidad de cambio.
Pocos intentos de realineación empresarial han sido tan audaces como un fabricante de cigarrillos que busca comprar una empresa de medicamentos para el asma. Philip Morris dice que todo es parte de una transformación para alcanzar un futuro libre de humo.
Aparte de las alternativas a los cigarrillos, la estrategia implica la creación de una nueva área comercial que no está vinculada a la nicotina. Philip Morris tiene como objetivo generar al menos US$ 1,000 millones en ventas de productos sin nicotina para el 2025.
Por ahora, la batalla por Vectura le ha dado a Carlyle la ventaja moral, una posición algo inusual para un titán de la industria del capital privado, a menudo asociada con ganancias a corto plazo. Para mitigar ese argumento, Carlyle ha dicho que planea acelerar la expansión de Vectura, mediante la experiencia del director gerente, Simon Dingemans, quien anteriormente fue director financiero en GlaxoSmithKline Plc.