La campaña grande de siembra 2022-2023 en el Perú está próxima a iniciar. En las dos semanas siguientes empieza la temporada de arroz en el norte del país y, luego, la de papa en el valle de Huaral (al norte de Lima). Pese a ello, todavía no hay una fecha definida para que la urea que compró el gobierno de Pedro Castillo a través del programa Agro Rural, y cuya licitación ahora es cuestionada, sea distribuida entre los agricultores.
Gestión.pe supo que tras el informe del Órgano de Control Interno (OCI), publicado el último fin de semana -después de cinco días desde la licitación para adquirir más de 65,000 toneladas de urea-, y en el que se advierte que la empresa ganadora, la estadounidense Ready Oil Supply LLC, no cumplió con presentar sus estados financieros de los últimos tres años como lo establecían los requisitos del concurso; Agro Rural estaría evaluando nuevamente el proceso de compra internacional, de acuerdo a la sugerencia del OCI.
Este medio buscó confirmar la información a través del área de prensa de Agro Rural, pero al cierre de la nota no obtuvimos respuesta. Cabe indicar que este tiempo adicional de evaluación -que finalizaría este martes- aplaza la fecha inicial de entrega de fertilizantes -fines de agosto, según el gobierno-, pues la empresa ganadora debe esperar a que se emita la orden de compra para formalizar el envío de la urea, que beneficiaría, en una primera etapa, a 48,000 productores de hasta cinco hectáreas.
Tras la invasión rusa a Ucrania -que ya cumple seis meses- el precio de la urea y otros fertilizantes se ha mantenido por encima del promedio de los últimos años. Los distribuidores privados venden el insumo a entre S/ 170 y S/ 220 el saco, una tarifa que ha desalentado su aplicación entre los productores agrícolas más pequeños.
Frente al impacto que podría tener en el abastecimiento de alimentos -cuyos precios han acelerado la alta inflación-, el gobierno peruano decidió adquirir urea en el mercado internacional para venderla a un precio social. Tras dos intentos fallidos de adquisición, aún no logra concretarse.
En tanto, la importación privada del nitrogenado sintético se ha regularizado. Así, el ingreso de urea alcanzó las casi 27,000 toneladas durante julio (actualizado al 3 de agosto), un aumento en 17.4% respecto a julio del 2021.
En lo que va de enero a julio, se importó casi 130,000 toneladas; aunque para el economista de Cepes, Miguel Pintado, la cifra podría bordear las 150,000 toneladas si se considera que la fecha de corte es aún el próximo 20 de agosto. Adicional a ello, habría que considerar el stock que ya había en el mercado peruano.
“El ingreso de urea está regularizado, hoy el desafío es lograr que su precio baje. Pese a que durante todo julio la cotización del insumo en el mercado internacional cayó a menos de US$ 650 la tonelada, aún no se traslada al usuario final porque durante los primeros meses del año los importadores y distribuidores registraron pérdidas. Todavía la volatilidad es alta, la reducción del costo se trasladará lentamente en el mercado privado”, proyectó.
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Biofertilizantes en el mapa
En este contexto, la Cámara Peruana de Fertilizantes Orgánicos (Capefo), que recientemente integró a sus filas a la Cámara de Comercio de Lima (CCL), señala que la campaña de siembra 2022-2023 estará marcada por una mayor demanda de biofertilizantes.
Las 50 plantas que hay a nivel nacional, afirma Rosa Urbina, presidenta de la Capefo, están a tope de su producción por lo que están en proceso de ampliación de sus operaciones.
Cuando la campaña de siembra apenas comienza, los pedidos de fertilizantes a base de algas marinas -de origen de China y Brasil- y roca fosfórica nacional, se han duplicado respecto a lo registrado en el 2021 y empiezan a suplir a la costosa urea y al fosfato monoamónico.
Este comportamiento se debe, explica Urbina a Gestión.pe, a que todavía persiste el riesgo de un nuevo incremento de precios de los fertilizantes sintéticos a nivel internacional y a que no llegue a tiempo la urea adquirida por el gobierno.
“Los principales productores del nitrogenado, potasio y fósforo sintético como Rusia ahora solo producen el 60% de lo que antes tenían”, menciona.
Así -agrega- la aplicación de estos insumos sustitutos ha penetrado con fuerza, durante la primera mitad del año, en cultivos como el café, cacao, fresa, plátano, piña, papa y esperan un resultado similar en el arroz. Para ello, Urbina adelanta que el gremio viajará al norte, empezando por Piura, Jaén y Bagua para realizar charlas y demostraciones en campo sobre el uso de los biofertilizantes.
“Sabemos que todavía hay productores que desconocen los insumos alternativos por eso buscamos llegar a ellos. ¿Si es efectivo? Muchos productores aplican diez bolsas de urea u otro fertilizante sintético cuando podrían reemplazar cuatro de esos sacos con biofertilizante, que es más barato, y permite nutrir mejor el cultivo. Cuando se aplica solo nitrógeno, solo el 2% es absorbido por la planta, el resto se queda en el suelo y lo saliniza”, explica.
De acuerdo a Copefo, el precio de un biofertilizante oscila entre S/ 95 y S/ 90 el saco de 50 kilogramos, casi la mitad respecto al costo de la urea.
Durante la segunda mitad del año la demanda por fertilizantes se eleva pues se inicia la campaña grande de siembra. Para el período 2022-2023 se proyecta que se siembren más de dos millones de hectáreas, un 4% más respecto a la campaña anterior aunque en detalle, se prevé que cultivos como el arroz y papa disminuyan; mientras que el maíz amarrillo duro se incrementará.