
La morosidad en el sistema bancario mejora (desciende), pero algunos sectores empresariales aún están rezagados en el cumplimiento de sus obligaciones con el sistema financiero.
En junio, el sector construcción reportó una mora de 12.3% en la banca, indicador que un año atrás era de 11.3%, según datos de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS). En prepandemia, la morosidad de estas empresas era significativamente menor, de 7.9%.
En las cajas municipales, la morosidad del mencionado sector económico asciende a 9.7%, mientras que en financieras y cajas rurales bordea el 10%. En las empresas de crédito, este indicador de impago asciende hasta el 27.5%. Además, la construcción es la actividad con mayores atrasos en el pago de créditos, seguida por comercio (6%) y alojamiento y servicios de comida (5.9%).
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Cuando las variables macroeconómicas se estresan, como sucedió en años anteriores, el sector construcción es uno de los primeros en sentir el impacto, manifestó a Gestión el past president de la Asociación Peruana de Agentes Inmobiliarios (ASPAI), Víctor Saldaña.
A nivel nacional, hay grandes constructoras, con trayectoria consolidada y liderando proyectos importantes, pero han ingresado también medianas empresas a este mercado que influirían negativamente en dicho indicador de atrasos, expresó.
“Al ver la foto podríamos pensar que es algo generalizado, pero hay que tomar en cuenta que hay empresas que llevan pocos años desarrollando proyectos inmobiliarios o de infraestructura, que (teniendo en cuenta la coyuntura) podrían estar presentado problemas para cumplir con sus obligaciones bancarias”, indicó.
Es necesario considerar el tamaño de la compañía, la consistencia en el mercado, trayectoria, número de proyectos a cargo e incluso la zona en donde operan, comentó.
“También podemos creer que el problema empieza en Lima, pero regiones como San Martín, Ancash, Loreto, Ucayali, Huancavelica o Lambayeque están contribuyendo con una mayor tasa de morosidad y elevan este indicador”, alertó.

Incertidumbre
Edmundo Lizarzaburu, docente de la Universidad Esan, argumentó que las empresas de construcción vienen golpeadas desde los primeros ruidos políticos durante el Gobierno de Pedro Castillo, una fase de alta incertidumbre institucional que desalentó la inversión de mediano y largo plazo.
Esta incertidumbre ha perdurado en los últimos años, afectó contratos y licitaciones, limitó el inicio de inversiones privadas e incluso la ejecución de obras públicas y frenó ingresos esperados, explicó.
Refirió que, incluso en el presente, las obras públicas enfrentan paralizaciones y gestión deficiente, pese a un crecimiento proyectado de 3.5% para la economía en el presente año.
“Hay proyectos que se han paralizado o ralentizado, más de 2,000 obras paralizadas por S/ 45,555 millones hasta finales del 2024, lo que reduce los flujos operativos de las empresas constructoras”, agregó.
Sostuvo también que el déficit fiscal –2.6% del PBI hasta julio– podría frenar la inversión pública futura, así como las nuevas regulaciones y creación del Ministerio de Infraestructura que añaden retrasos operativos.
En efecto, recientemente, la aseguradora Avla reveló que las garantías, como cartas fianza y pólizas de caución, empiezan a detenerse por la incertidumbre electoral, tanto por los comicios generales como los subnacionales, ambos a desarrollarse el próximo año.
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Residencial
Si bien el subsector infraestructura es muy sensible a la inestabilidad política y burocrática, y está bajo mayor presión por la paralización de grandes obras públicas y retrasos en mecanismos como APP y Obras por Impuestos, la inversión privada residencial mejora, precisó Lizarzaburu.
El subsector residencial privado muestra una recuperación en el último periodo, una subida en los créditos que obtiene y en los proyectos inmobiliarios, aunque con ciertas restricciones en vivienda social, acotó.
Saldaña, también CEO de Saldaña Inmobiliaria, apunta en la misma línea y enfatiza que los proyectos inmobiliarios para vivienda muestran dinamismo, sobre todo con el impulso de los créditos hipotecarios.
No obstante, Moody´s Local considera que “la cercanía al periodo electoral y la incertidumbre que esto genera podría impactar la dinámica del mercado hipotecario”.

Perfil de los que se atrasan
Las empresas con mayores dificultades comparten características similares, por ejemplo, una elevada exposición a obras públicas, con enormes proyectos paralizados o con retrasos, detalló Edmundo Lizarzaburu.
Asimismo, registran sobrecostos y endeudamiento elevado, canalizado a obras que no generan flujos aún, e ingresos intermitentes pues muchas dependen de entregas escasas de proyectos para paliar deudas. “Algunas incluso cargan con deudas antiguas, no están pudiendo estabilizar operaciones y financian nuevas obras con deuda vieja, encadenando problemas de liquidez”, agregó.
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Economista de la Universidad de Piura. Actualmente se desempeña como redactor de Finanzas en Diario Gestión.