La farmacéutica Merck aceptó permitir que otros fabricantes de medicamentos en el mundo produzcan su píldora contra el COVID-19 con la intención de ayudar a millones de personas en los países más pobres, informó Medicines Patent Pool, una organización de salud pública respaldada por la ONU.
Medicines Patent Pool dijo en un comunicado que firmó un acuerdo voluntario de licencia con Merck y su socio Ridgeback Biotherapeutics para producir molnupiravir.
El acuerdo permitiría que Medicines Patent Pool otorgue futuras licencias a empresas autorizadas para producir el medicamento. Bajo el contrato, ninguna farmacéutica recibiría regalías mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) considere que el COVID-19 es una emergencia mundial. Molnupiravir es la primera píldora que ha demostrado efectividad contra dicho padecimiento.
Charles Gore, director ejecutivo de Medicines Patent Pool, afirmó que los primeros resultados del molnupiravir eran “convincentes” y que esperaba que el primer acuerdo de licencia voluntario para un tratamiento para el COVID-19 abra paso a otros.
A pesar de las reiteradas peticiones de gobiernos y funcionarios de salud, ningún productor de vacuna ha aceptado algo similar. Un centro establecido por la OMS en Sudáfrica cuya intención era compartir tecnologías y recetas para la vacuna de ARN mensajero no ha convencido a ninguna farmacéutica para unirse.
Merck ha solicitado la autorización de su píldora tanto a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), como a la Agencia Europea de Medicamentos. Se anticipa que tomen una decisión en cuestión de semanas.
Este mes, Merck reportó que la píldora reduciría las hospitalizaciones y muertes en un 50% entre pacientes que manifiestan los primeros síntomas del COVID-19. Los resultados son tan sólidos que expertos médicos independientes que monitoreaban las pruebas recomendaron concluirlas antes.
Una pastilla antiviral que las personas puedan tomar en casa para reducir sus síntomas y acelerar su recuperación podría resultar innovadora, aliviar la abrumadora carga de casos en los hospitales y ayudar a contener los brotes en países más pobres con sistemas de atención médica deficientes.
También podría impulsar una estrategia doble a la pandemia: tratamiento, en la forma de medicamento, y prevención, principalmente a través de las vacunas.