La caída en el consumo interno golpea a las tiendas de juguetes. La demanda por estos productos suele reputar durante la campaña navideña; sin embargo, se estima que esta no bastará para alcanzar los niveles de ventas esperados, por lo que se prevé que las empresas tendrán que reformular sus estrategias de cara a fin de año, como apostar por el canal digital.
“La coyuntura de recesión impactará definitivamente en el segmento de juguetes. Es probable que veamos cambios en la cantidad o tipos de juguetes”, apuntó Milagros Renteria, directora de operaciones de CCR Cuore.
Según el presidente de la Asociación de Empresarios y Locatarios de Centros Comerciales (Elcop), Jorge Zavala, el 2022 cerró con un crecimiento en ventas de juguetes del 27%. Para este año, proyectó un avance del 6%, debido, en parte, al repunte de los últimos meses del año.
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El canal online será vital para las estrategias de las marcas. “Estamos llevando cerca de 15,000 productos a nuestra tienda digital, con promociones especiales”, indicó Oscar Pizarro, gerente general de Tai Loy.
Zavala mencionó que este año se cerraron seis tiendas de juguetes de los asociados de Elcop, mientras que los demás impulsaron en mayor medida sus canales de venta online. Aquello implicó aumentar los costos de publicidad para conservar las ventas. “Si bien es cierto que diciembre da sorpresas en el rubro, creo que si vendemos el doble podemos alcanzar los niveles del año pasado”, afirmó.
Preferencias y hábitos de consumo
Pese a que las empresas apuntan a los canales digitales para mantener las ventas, las compras de juguetes en mercados, centros comerciales y centros feriales representan el 48% de las preferencias de consumo, mientras que las adquisiciones en línea de tiendas por departamento alcanzan un 7%, según CCR Cuore.
“La preferencia por canales online está al alza, aunque vemos que es un sube y baja: un mes la gente tiende más al canal tradicional y otro al online. Los cyber days influyen en este comportamiento”, dijo Renteria.
El 51% de consumidores tiende a comprar juguetes de entre S/ 51 a S/ 150, según CCR Cuore. “Los productos armables o juegos de mesa, como el Monopolio o las damas, crecieron enormemente. Antes no se vendían. Pero a partir de la pandemia el 50% de nuestra facturación puede venir de ese tipo de juegos”, comentó Zavala, de Elcop.
Tai Loy observa una tendencia en regalos de tickets pequeños en el rubro de tecnología. “Algo interesante a observar es que el segmento socioeconómico A tiende a comprar productos de S/ 151 a S/ 300, mientras que los juguetes más caros (de S/ 300 a S/ 450) responden más al segmento B”, precisó Renteria.
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Competencia y stock
Dentro del mercado de juguetes, se opta por distribuir productos con marcas reconocidas, como Hasbro o Mattel. Pero la competencia va más allá. Muestra de ello es la reciente entrada al segmento de juguetes por parte de la marca alemana de útiles de escritorio Faber Castell, que está próxima a lanzar un portafolio con 10 artículos de juguetería en el mercado peruano.
También han ingresado las marcas chinas. “Hay muchos competidores chinos que están copando el mercado nacional. Han venido y puesto almacenes (en el centro de Lima). Típicamente, el proveedor que se tenía era proveniente de China, pero ahora ya está aquí el mismo fabricante. Los clientes que nos compraban ahora le compran directamente a ellos”, resaltó Zavala. Estos nuevos jugadores le venden también a mayoristas.
Por otra parte, la directora ejecutiva de CCR Cuore consideró que algunos establecimientos presentan problemas logísticos. Así lo confirman las fuentes consultadas, que buscan procesos más eficientes en sus cadenas de suministro.
“Nuestra estrategia de mercado en la campaña navideña está enfocada en una gran variedad de juguetes de marcas conocidas e importaciones. Negociamos constantemente con proveedores extranjeros para lograr los mejores precios del mercado”, comentó Pizarro, de Tai Loy, que terminará el año con 115 tiendas en el país.
Ante ello, las tiendas de juguetes ahora tratan de ‘stockearse’ para dos o tres meses, y ya no para todo el año, como se realizaba anteriormente, con el objetivo de no trasladar costos de importación a los precios finales.
“El año pasado los fletes llegaron a costar cerca de US$ 18,000, cuando antes costaba la mitad. Quedarnos con mercadería en stock ya no es tan necesario, e implica que los costos sigan bajando”, sostuvo Zavala.
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Bachiller en Ciencias de la Comunicación, con especialización en periodismo. Experiencia en prensa digital, radio y televisión.